La presentación de "bajas masivas" por parte de los controladores aéreos obligó el viernes a cerrar todo el espacio aéreo español salvo Andalucía, donde también hubo vuelos afectados, según informaron en fuentes de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), que cifran en más de 2.000 los vuelos y 330.000 personas el número de afectados.

Las mismas fuentes confirmaron que esta interrupción del servicio aéreo, en pleno puente de la Constitución, se debe a la decisión de los controladores de presentar "bajas masivas y concertadas en todas las dependencias de control" (torres y centros), declarándose así "incapaces de prestar" el servicio y "abandonando su puesto de trabajo".

Según AENA, un 90% de los controladores abandonaron su puesto, un éxodo que habría comenzado a las 17.00 horas, cuando los controladores abandonaron sus puestos alegando enfermedad.

La mitad de los controladores del turno de noche se incorporaron al aeropuerto barcelonés de El Prat, desde donde se operaron vuelos hasta las 00.00 horas. Algo similar ocurrió en Sevilla, donde siete de los once controladores se presentaron.

En el lado opuesto están Palma, donde sólo acudieron cinco trabajadores de los dieciséis que forman la plantilla, y en Madrid. El caso de la capital es el más complejo, ya que, si bien los empleados han acudido al centro de control de Torrejón, se niegan a firmar la hoja de control (necesaria para operar), de modo que ni ellos, ni los cinco controladores que han acudido al aeropuerto de Barajas, pueden trabajar. En Canarias han acudido a su puesto todos los empleados, si bien argumentan que no pueden trabajar porque "no se encuentran en las condiciones físicas adecuadas para desarrollar su ocupación".

La actitud de los controladores de Madrid y Canarias fue la adoptada posteriormente por el resto de sus compañeros en otras ciudades, negándose todos a trabajar.

José Blanco anunció que a las 21.30 horas entró en vigor un nuevo real decreto según el cual, si los controladores no regresaban a sus puestos de trabajo, el ministerio de Defensa podría encargarse de la navegación aérea. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, firmó poco antes de las 23.00 horas dicha orden, que permite a los militares tomar el control del espacio aéreo español.

El vicepresidente primero, Alfredo Pérez-Rubalcaba, la ministra de Defensa, Carme Chacón, así como el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, José Jiménez Ruiz, y su equipo se incorporaron a la reunión con el gabinete de crisis formado en el Ministerio de Fomento.

El sindicato de controladores, la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), asegura que no tenía constancia de nada y que el caso de las "bajas masivas" ha sido "algo espontáneo".

El presidente del sindicato llamó "dependencia por dependencia" pidiendo "calma" para tratar de reconducir la situación, según la USCA, que asocia la actuación de los controladores con la aprobación del nuevo modelo de gestión aeroportuaria que aprobó este viernes el Gobierno.

AENA llamó a los controladores a "abandonar el chantaje al que someten a la sociedad española tomando a los ciudadanos como rehenes", y advirtió de que paralizar el tráfico aéreo de un país puede ser sancionado con el despido disciplinario y constituye un delito, según el artículo 409 del Código Penal.

En un comunicado, Aena recomendó a todos los pasajeros que no acudieran a estos aeropuertos, y que solicitaran información a sus compañías aéreas o través de la página web.

El organismo calificó la paralización del tráfico aéreo como un hecho de "extrema gravedad" y recalcó que "esta irresponsable decisión está provocando graves perturbaciones en el tráfico aéreo de toda España".

"La actitud de los controladores aéreos, que han cortado todos los cauces de comunicación y los puentes que se han tendido, les conduce a un callejón sin salida, llevándose por delante el derecho a viajar de cientos de miles de ciudadanos en el inicio del Puente de la Constitución", aseguraba la nota.

Los pasajeros que esperaban en Barajas para tomar su vuelo se mostraron indignados ante las múltiples bajas de los controladores que les obligaban a quedarse en tierra, mientras miles de viajeros protestaban en el aeropuerto de Palma frente a las oficinas de las compañías aéreas, donde se formaron largas colas de viajeros que pedían explicaciones por lo sucedido y a los que se aconseja que suspendan sus vacaciones previstas para este puente de la Constitución.

Con el fin de poder atender las necesidades de transporte de parte de los viajeros afectados, Renfe habilitó plazas extra en distintos trenes de los programados para la noche del viernes y también el sábado.