Quedan pocas horas para que expire el plazo que Isabel Pantoja dio a Julián Muñoz para que éste abandonara la casa que la tonadillera posee en la urbanización de La pera, en Marbella.

Según varios medios, el pasado 31 de marzo Pantoja envió un burofax al ex alcalde instándole a salir de la vivienda, bautizada como Mi gitana, antes de un mes. También le pidió entonces que dejara de utilizar el vehículo todoterreno de la vocalista.

Todo hace suponer que Muñoz no  atenderá los deseos de su ex novia.  De acuerdo con las declaraciones que ha realizado en diferentes entrevistas, sólo se mudará si un juez así lo dictamina.

Muñoz  insiste en que ése es su hogar y donde vivió con Pantoja "desde 2003 y hasta que me metieron en la cárcel, y ella se fue a Madrid".

Además, aunque reconoce que "en los papeles" figura el nombre de Isabel como propietaria, sugiere que él también habría ayudado de alguna manera, no lo especifica, a la compra o mantenimiento de Mi gitana, y descarta irse "por la puerta de atrás".

Del amor a la guerra

A pesar de que el romance entre el ex edil y la tonadillera parecía que iba a sobrevivir más allá de Alhaurín -la prisión en la que Muñoz fue ingresado por delitos de corrupción urbanística y blanqueo de capital-, las visitas de la tonadillera durante ese encierro fueron muy escasas.

Todavía en diciembre de 2007 Pantoja aseguraba que si no había acudido más veces a la cárcel para ver a su amado era porque él no quería que le viera en "ese estado".

Sin embargo, durante los primeros permisos de Muñoz, la pareja no volvió a encontrarse. Pantoja utilizó las páginas de ¡Hola! para revelar después que el noviazgo había terminado.