Condena de cárcel para el primer yihadista acusado de destruir el patrimonio cultural de Mali

  • La Corte Penal Internacional le impone una pena de nueve años de prisión.
  • El condenado, 'Abu Turab' hizo añicos monumentos de Tombuctú.
  • Se le imputa un crimen de guerra por ser objetivos religiosos, no militares.
  • La Unesco ha calificado la sentencia como un "hito" histórico.
El acusado Achmad al Mahdi al Faqi comparece ante la Corte Penal Internacional en La Haya.
El acusado Achmad al Mahdi al Faqi comparece ante la Corte Penal Internacional en La Haya.
Patrick Post / EFE
El acusado Achmad al Mahdi al Faqi comparece ante la Corte Penal Internacional en La Haya.

La Corte Penal Internacional (CPI) ha condenado este martes a 9 años de prisión al yihadista Ahmad Al Mahdi Al Faqi, alias Abu Turab, por la destrucción de bienes patrimonio de la humanidad en Tombuctú (Mali).

La condena tuvo en cuenta hasta cinco circunstancias atenuantes, incluida la admisión de culpabilidad de Al Mahdi, ha explicado al leer la sentencia el juez filipino Raul Cano Pangalangan.

El juez ha indicado que el yihadista obedeció las órdenes del grupo terrorista Ansar al Din de destruir nueve mausoleos y una mezquita que eran patrimonio de la humanidad. "Al Mahdi coordinó los ataques y dio instrucciones para su destrucción", ha dicho el juez. En particular, "se implicó activamente en el derribo de los mausoleos, así como en su supervisión".

El juez ha subrayado que "todos estos eran objetivos religiosos, no militares", lo que constituye un crimen de guerra según los estatutos de la CPI.

Al Mahdi, dice la sentencia, ejerció control sobre sus tropas a la hora de ordenar la destrucción de los edificios religiosos, reunió todas las herramientas necesarias para llevar a cabo esos ataques y después los justificó.

Entre las circunstancias atenuantes tenidas en cuenta a la hora de decidir la condena se incluye asimismo la colaboración con la Fiscalía, los remordimientos demostrados, las reticencias iniciales a participar en el derribo de los edificios y el "buen comportamiento" de Al Mahdi durante el juicio.

En particular, el juez que ha leído la sentencia subrayó que el yihadista recomendó no destruir los mausoleos, pero que cuando recibió instrucciones de hacerlo, a pesar de sus reservas, obedeció las órdenes.

El tribunal valoró asimismo que Al Mahdi hiciera un llamamiento a otras personas, en particular a jóvenes musulmanes, para que no cometan crímenes como los que él ha cometido.

"Todos los cargos contra mí son precisos y correctos. Siento el daño que mis acciones han causado. Lamento lo que he hecho a mi familia, a mi país, a la comunidad internacional en su conjunto", dijo Al Mahdi al inicio del juicio, el pasado 22 de agosto, al tiempo que aseguró "buscar el perdón, como a un hijo que ha perdido su camino".

"Carácter histórico"

Esta admisión de culpa acortó la duración del proceso, que se cerró en apenas tres días, un factor que también fue hoy valorado por la CPI. La Fiscalía y la defensa llegaron a un acuerdo el pasado agosto para pedir una pena comprendida entre los 9 y 11 años de prisión.

El condenado se comprometió a no recurrir la sentencia si la pena quedaba en esa horquilla de años.

La fiscal de la CPI, Fatou Bensouda, destacó en el inicio del juicio el carácter "histórico" del proceso y la necesidad de imponer una pena adecuada "a la severidad de los hechos".

La CPI ha esplicado este martes que la admisión de culpabilidad de Al Mahdi, la primera ocurrida en la historia del tribunal, ayuda a esclarecer la verdad sobre los hechos y facilitar la reconciliación en Mali, y que supone a la vez un alivio para las víctimas.

El yihadista, tuareg nacido en una localidad a 100 kilómetros de Tombuctú, fue entregado a la CPI por las autoridades de Níger el 25 de septiembre de 2015, tras una orden de detención emitida por la corte contra él días antes.

Por su parte, la Unesco ha celebrado este martes el fallo de la Corte Internacinal. La decisión de la CPI es un "hito" en el reconocimiento de la importancia del patrimonio para la humanidad y para las comunidades que lo han conservado a lo largo de los siglos, ha explicado la directora de la organización, Irina Bokova, en un comunicado.

"Esta decisión histórica, la primera bajo el Estatuto de Roma, es un paso crucial para poner fin a la impunidad de la destrucción del patrimonio cultural", añadió Bokova.

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