Los riesgos de la banca española de cara al test de estrés del BCE: refinanciaciones y deuda pública

  • A partir de este noviembre el Banco Central Europeo comienza una "evaluación global" de 124 bancos europeos, de los que 16 serán entidades españolas.
  • El fin de estos test de estrés será comprobar las necesidades de capital de la banca europea, y el propio BCE espera que sean necesarios varios rescates.
  • "Si finalmente se considera que la deuda pública tiene un riesgo cero, las entidades españolas no sufrirán", anticipa Jesús Palau, profesor de Esade.
  • Fuentes financieras apuntan también a las carteras de créditos e inversiones en países emergentes: "Muchas veces tienen un riesgo alto".
Fachada del Banco de España, en la plaza de Cibeles de Madrid.
Fachada del Banco de España, en la plaza de Cibeles de Madrid.
EFE
Fachada del Banco de España, en la plaza de Cibeles de Madrid.

La deuda pública y las refinanciaciones son las principales amenazas a las que se enfrenta la banca española de cara a aprobar las pruebas de resistencia para la práctica totalidad del sistema financiero europeo que llevará a cabo el Banco Central Europeo (BCE) a partir de este noviembre. Así al menos lo sostienen analistas, académicos y otras fuentes consultadas por este diario en relación a las fortalezas y debilidades de los bancos españoles.

¿Por qué son deuda y refinanciaciones las principales amenazas? Mucho dependerá del criterio que finalmente adopte el BCE a la hora de valorar los distintos activos. Y es que aunque ya se conocen los planes y las principales líneas por donde discurrirán las pruebas de resistencia de la banca europea, aún quedan por definirse los distintos tratamientos que recibirán cada tipo de activo (créditos, deuda, acciones...).

Los analistas consultados por este diario no esperan, de forma general, demasiadas sorpresas negativas para el sector financiero español. Después de los test de estrés comandados por la consultora Oliver Wyman a finales de 2012, y tras unas ayudas públicas que superan en total los 159.000 millones de euros (a los que se han sumado otras medidas privadas de recapitalización como la imposición forzosa de pérdidas a los inversores de preferentes y deuda subordinada o la venta de todo tipo de activos no estratégicos) las entidades españolas afrontan el futuro en una posición, al menos, equiparable al conjunto europeo.

"No prevemos que el BCE sea mucho más duro con respecto a España que en el test de estrés anterior de Oliver Wyman. Hay muchos retos en el sector bancario español, pero tras la firma en 2012 del Memorando de Entendimiento (MoU) con las autoridades europeas se ha adelantado ya en el proceso de reforma del sector, por lo que hay probabilidades razonables que de los test de estrés el sector financiero español saldrá fortalecido", explica Erwin Van Lumich, responsable para la banca del sur de Europa en la agencia de calificación Fitch.

Las previsiones de los analistas van en línea con lo apuntado ya por el propio BCE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en septiembre concluyeron su última visita de examen al sistema financiero español. El organismo presidido por Cristine Lagarde mostró su satisfacción respecto a los esfuerzos llevados a cabo por el sector. "Han reforzado el capital, la liquidez y la eficiencia del sistema financiero", señalaron en su último informe.

Un 30% de la deuda pública es de la banca

Actualmente, las 16 principales entidades bancarias españolas mantienen en sus balances más de 300.000 millones de euros en bonos y obligaciones del Tesoro Público. En 2011 eran 220.000 millones. "Tienen en torno al 30% de toda la deuda pública española. Si el BCE sigue considerando que esa inversión no tiene riesgo, la banca no sufrirá", explica Jesús Palau, profesor titular del Departamento de Control y Dirección Financiera de Esade. El problema llegaría si el supervisor presidido por Mario Draghi estima que no es lo mismo tener en balance bonos españoles o alemanes.

Hasta ahora cualquier bono de deuda en euros, fuera del país que fuera, estaba considerado "libre de riesgo". Pero el BCE ha abierto la puerta a reevaluar cualquier tipo de activo, incluidas valoraciones particulares en función de la solvencia de cada país, lo que podría obligar a provisionar por las inversiones en deuda pública española (es decir, guardar capital para posibles pérdidas futuras). Esto obligaría a fuertes inyecciones de capital y, vista la cantidad de deuda pública adquirida por el sector, probablemente nuevas ayudas públicas.

Otro tipo de deuda pública problemática, de muy distinto signo, apuntan a ser los llamados activos fiscales por impuestos diferidos (DTA por sus siglas en inglés); son pérdidas reconocidas en el pasado que sirven para descontarse el pago de impuestos en el futuro. La banca española, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuenta con más de 50.000 millones de euros de estos DTA en sus balances. El problema es que la nueva normativa bancaria (Basilea III) ya no permite contabilizar estos activos fiscales como capital mínimo regulatorio.

Si tenemos en cuenta que para entidades como Bankia o Banco Sabadell los DTA suponen más del 60% de su actual capital mínimo regulatorio, cuando éstos dejen de contabilizar, buena parte del sistema bancario español estaría en situación de insolvencia técnica. Por eso, la banca lleva meses presionando al Ministerio de Hacienda para que acceda a convertir al menos la mitad de los activos fiscales en créditos fiscales, una ayuda pública "por la puerta de atrás", según Carlos Sánchez Mato, de la Plataforma por la Nacionalización de las Cajas. Es decir, que será el Estado el que en última instancia garantizará que la banca reciba alrededor de 25.000 millones los próximos años, tal como concluyen los analistas de Sintetia. Mientras, las entidades llevan meses acumulando provisiones para evitar desfases patrimoniales respecto a la otra mitad de su cartera de DTA.

Las refinanciaciones un problema de alcance limitado

Por otro lado, están las refinanciaciones. La banca española mantiene más de 208.000 millones de euros en créditos que, debido a las dificultades de los deudores para afrontar sus pagos, han sido renegociados (ampliando los plazos, con nuevas garantías...). A pesar de que hace unos meses estos créditos generaban más dudas en el mercado (se llegó a hablar de un agujero oculto de entre 13.000 y 63.000 millones de euros), el coste según los últimos cálculos "no superará los 5.000 millones para la banca española", estima el profesor Palau.

"Las refinanciaciones son un tema que hemos seguido muy de cerca", reconoce Van Lumich. Tal como cuenta, los bancos "han ido generando provisiones para todas estas carteras de créditos, anticipándose a las nuevas exigencias por parte del Banco de España y aunque esto ha hecho que la morosidad haya ido creciendo, ahora la incertidumbre es mucho menor".

Una parte de los créditos refinanciados eran clasificados por los bancos hasta hace meses como "normales" en sus balances; es decir, que estaban al día y no necesitaban ningún tipo de provisión. Pero las exigencias del mercado y los supervisores impusieron mayores precauciones sobre estas carteras de créditos, y "los bancos han estado pasando una parte de éstos a subestándard [requiere una provisión], con lo cual el posible coste adicional es más reducido", añade Van Lumich.

Otras fuentes cercanas al Banco de España apuntan además a otra diferencia "importante" respecto a anteriores ejercicios de resistencia: Las carteras de créditos e inversiones fuera de España. "Es difícil prever el impacto que tendrá esto porque las entidades con mayor presencia internacional son también las mejor capitalizadas (BBVA y Santander), pero es un elemento relevante porque las carteras en países emergentes muchas veces tienen un riesgo alto (aunque también tiene una alta rentabilidad)", explican a este diario.

Incertidumbre en el ámbito europeo

El calendario para las nuevas pruebas de estrés a la banca europea ya está fijado. El Banco Central Europeo (BCE) comenzará en noviembre de 2013 la denominada "evaluación global" que llevará a cabo durante los próximos 12 meses en previsión de asumir después unas plenas competencias de supervisión bancaria. Es una de las patas de la inminente unión bancaria europea.

Los 124 grandes bancos europeos, considerados sistémicos, serán evaluados durante meses por los nuevos equipos de supervisión del Banco Central Europeo, que contará con la ayuda de consultoras como Oliver Wyman. El objetivo final es que todas las entidades demuestren ser sostenibles y alcancen un nivel de capital principal (el llamado core tier 1, es el capital de mayor calidad, el más líquido) de un mínimo del 8% del total de sus activos.

Aquellos que no alcancen el umbral del 8% tendrán que recapitalizarse, bien a través de ampliaciones de capital, bien imponiendo canjes a inversores de productos híbridos o bien con inyecciones de dinero público, tal como ha estado haciendo ya la banca española. Las estimaciones de analistas y bancos de inversión internacionales "van desde los 50.000 hasta los 500.000 millones de euros de necesidades totales en toda la eurozona", señala el profesor Palau.

Por ejemplo, el think tank Bruegel, afincado en Bruselas, prevé que las entidades en su conjunto tengan un déficit de capital no inferior a los 100.000 millones de euros. Y es que una intención clara del BCE es -para ser creíble-  mostrarse severo para que "un número de dos dígitos" de entidades deban recapitalizarse. "Es difícil imaginar que unas pruebas de resistencia rigurosas no expongan que un número significativo de bancos infracapitalizados o insolventes, algunos de los cuales serán grandes", explican desde Bruegel.

El BCE revisará como en anteriores pruebas de estrés la calidad de los activos más arriesgados (viviendas, créditos a promotores y pymes, productos estructurados...), aunque también otros activos considerados hasta ahora seguros, como la deuda pública, si bien no se conoce qué tratamiento exacto recibirán. Quedan muchos detalles respecto a las pruebas aún por perfilar en estos próximos meses, y todos los analistas consultados por 20minutos.es apuntan a que los bancos de países como Alemania, Francia e Italia podrían ser de los que se vieran más ajustados.

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