El presidente del PP, Mariano Rajoy, se decidió el martes a presentar la polémica biografía de Esperanza Aguirre recurriendo continuamente a la ironía, hasta el punto que llegó a citar la célebre frase del Conde de Romanones '`qué tropas, joder, qué tropas!', al recordar su reacción al conocer algunos de los contenidos del citado libro.

No obstante, admitió que ese libro -que contiene numerosas críticas de Esperanza Aguirre a Alberto Ruiz-Gallardón- suponía una "injusta ayuda editorial de la providencia- para el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Rajoy reconoció tener "dudas" sobre lo que debía hacer (Gallardón se negó a acudir al evento) aunque consideró oportuno recordar, en primer lugar, que la presidenta de la Comunidad de Madrid se dedica a la política "por vocación".

De hecho, Aguirre había utilizado su intervención inicial para pedir disculpas a todo el que pudiera haberse visto ofendido por las alusiones a su sueldo "en una frase desafortunada" que se realiza en la biografía.

La presidenta evitó en todo momento mencionar al alcalde de Madrid.

Rajoy siguió tirando de su conocido sentido del humor para "confesar" que en el momento en que conoció el contenido del libro fue dominado por la "perplejidad" hasta el punto de que abandonó su despacho del Congreso y "chocó" con la figura del Conde de Romanones, que está situada enfrente del mismo.

"Y me acordé de aquello de '`joder qué tropas!'". Tras insistir en que "no es justo" que un libro de estas características "le eche una mano" a Zapatero justo en el momento en que peor resultados le da la última encuesta del CIS.

Una biografía polémica

El gran ausente a la presentación fue Ruiz-Gallardón, quien, a pesar de tener un ejemplar "encima de la mesa", ha asegurado que no lo leerá hasta después de las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo.

En el libro, Aguirre repasa algunas de las "faenas" que le ha hecho Ruiz-Gallardón, le dedica calificativos poco agradables -"como era 'Dios' se mandó hacer un informe ad-hoc"- (para ser alcalde y presidente de la Comunidad), aunque también remarca la amistad que los une desde que juntos cruzaron, por vez primera, en mayo de 1983 las puertas del Ayuntamiento de Madrid.

Los elogios -"(...) también me impresionó, para ser un chico de esa edad, lo elocuente que era Alberto, lo bien que hablaba"- han quedado, sin embargo, eclipsados por las críticas a Gallardón, que han suscitado todo tipo de reacciones, editoriales, comentarios e, incluso, irónicas referencias desde la oposición.

Nada más conocerse las partes más "jugosas" de esta biografía autorizada, titulada Esperanza Aguirre. La Presidenta, el libro escrito por la periodista Virgina Drake fue uno de los más demandados a la editorial, que vio como en sólo 48 horas se agotaban los 7.000 ejemplares de la primera edición, puesta a la venta el pasado 22 de noviembre.

Una mártir de su salario

La vida política de Aguirre, en sus 23 años en esta actividad, y la de Gallardón han ido "paralelas", según la autora, que justifica así que el nombre del alcalde aparezca en tantas ocasiones (108) a lo largo de las más de 500 páginas del libro.

Otro de los apartados de la biografía que también ha suscitado varias reacciones es en el que se dice que el alcalde de Madrid conocía un día antes la intención de Eduardo Tamayo de romper la disciplina de voto del PSOE en la sesión de la Asamblea de Madrid del 10 de junio de 2003.

Esa fue, según Aguirre, la primera "faena" que les hizo el alcalde, la "segunda" fue, según relata el libro, cuando Ruiz-Gallardón "nombró 'su' nuevo gobierno en la Comunidad, siendo a la vez alcalde".

Entre todas las reacciones que ha suscitado el libro destaca, por ser el "jefe de ambos", la del líder del PP, Mariano Rajoy, quien aseguró el pasado jueves que la polémica entre Ruiz-Gallardón y Aguirre por la biografía de ésta es un asunto "prosaico" y añadió: "son temas que pasan y accidentes que se producen y eso me temo que es bastante inevitable".

Inevitable era también el reencuentro entre ambos, que tuvo lugar al día siguiente de las declaraciones de Rajoy.

"El alcalde sabe mejor que nadie el aprecio que le tengo", dijo entonces Aguirre, quien admitió que entre ambos "ha habido discrepancias", que, por su parte, dio por "superadas".

El alcalde -quien en todo momento permaneció con semblante serio- y la presidenta se saludaron, minutos antes, a la entrada de la nueva estación de Metro de Alameda de Osuna con un frío beso en las mejillas.

En un acto posterior, Gallardón aceptó las "disculpas" de Aguirre con las que se cerró, aparentemente, el último desencuentro entre ambos, aunque esta vez, a juzgar por las caras de ambos en su último acto juntos, puede que sus desacuerdos pesen más que la "larga amistad" que, según dice Aguirre, les une.