María Dueñas: "Las historias de amor salen de las entrañas"

  • La autora de la novela 'El tiempo entre costuras' ha viajado a Tánger para presenciar el rodaje de la serie homónima de Antena 3.
  • María Dueñas explica cómo creó este libro y cómo se está enfrentando a su adaptación a una serie, en la que tenía previsto hacer un cameo.
  • 'El tiempo entre costuras': una historia brillante para Antena 3.
La escritora María Dueñas, en el hotel El Minzah, de Tánger.
La escritora María Dueñas, en el hotel El Minzah, de Tánger.
Rafael Bravo / ANTENA 3
La escritora María Dueñas, en el hotel El Minzah, de Tánger.

María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) es una mujer elegante y pausada, accesible y risueña, que soporta con soprendente naturalidad la popularidad que le ha traído el exito de su libro El tiempo entre costuras, que ha vendido más de un millón de ejemplares. La escritora ha viajado hasta Tánger, ciudad marroquí que conoce muy bien, para presenciar el rodaje de la adaptación para televisión de su novela, que llevan a cabo Antena 3 y la productora Ida y Vuelta.

Algunos escritores se han arrepentido de haber permitido llevar sus obras a la pantalla... ¿no está usted intranquila?

Tuve muchas propuestas y esta resultó la más interesante y la más sólida. No tuve miedo nunca, pensé que merecía la pena lanzarse, porque no le iba a hacer de menos a la novela. Tuve claro desde el principio que era una cosa distinta al texto, donde todo se sugiere.

¿Eligió una serie y no una película?

Me gustó mucho la propuesta de una serie porque inevitablemente, por la extensión de una película, las tramas de la novela se habrían tenido que reducir mucho. La serie va a transmitir los muchos matices de la novela, desde historias de amor, historias de amistad, de afectos familiares, las ciudades del pasado… Todo eso en medio de un ambiente de aventuras, de quiebros inesperados.

¿Cómo fue encontrarse con Sira (Adriana Ugarte) en carne y hueso?

Me hizo una ilusión… Había visto algunas imágenes, pero luego la vi en el rodaje y me encantó, con su traje blanco y su gorrito rojo. Una monada.

¿Y el resto del reparto?

Todos encarnan perfectamente a los personajes de la novela y me encanta con el respeto con el que se enfrentan a ellos. No intentan ir más allá, no intentan lucirse por encima del perfil del personaje. Ponen todo su saber hacer. Adriana Ugarte me decía "dame alguna pauta, dame algún consejo" y no hacía falta, porque lo está haciendo de forma magistral, no podría pensar en una Sira mejor. Sira ya se ha quedado con la cara de Adriana para siempre.

Las imágenes que ha visto de la serie, ¿son como las había imaginado?

Totalmente. Superan mis expectativas. Aunque en realidad nunca me las había llegado a imaginar de una forma definida.

¿Cómo fue el proceso de documentación para la novela?

Laborioso, pero interesante. Para escribir el libro no partí de la ficción, sino de la documentación. Toda la novela parte del proceso de investigación de la documentación histórica. De hecho cuando pensé en escribir esta novela lo único que tenía claro era el escenario, quería poner la mirada en ese Marruecos de presencia Española e internacional.

De hecho, algunos personajes son reales…

Investigando encontré a los personajes de Rosalinda Fox y Juan Luis Beigbeder, su historia de amor y su vida pública y me parecieron fascinantes. Pero no me apetecía escribir una novela histórica o con unos personajes históricos como protagonistas, así que decidí crear a Sira para que nos llevara de la mano por esos escenarios, esos años y esos personajes.

Y la hizo modista...

Yo quería una mujer independiente, con autonomía, en unos años en los que la mujer no tenía presencia social más allá de la casa o la familia. Se me ocurrió que dotando a este personaje del oficio de modista podía conseguir darle esa autonomía, sobre todo económica, para que pudiera moverse geográficamente pero también en distintos contextos sociales, porque una modista puede ascender socialmente de la mano de sus clientas y puede entrar en contacto con personajes de otros mundos ajenos al suyo. No se me ocurría y sigue sin ocurrírseme otra profesión que le hubiera permitido hacer todo lo que ella hace.

¿Cómo se documenta uno para las historias de amor?

Es más complicado documentarse, porque para eso no hay enciclopedias. Eso lo tienes en las entrañas. Sale de lo que nos deja la experiencia, los libros que hemos leído, las películas que hemos visto, las historias que hemos imaginado…

Si hubiera una segunda temporada de la serie, ¿se sentaría a escribirla?

De momento creo que no (risas), aunque todo se puede ver.

¿Qué ha descubierto del mundo de la televisión?

Me ha llamado la atención la carga de paciencia que tiene el equipo, la minuciosidad y el detalle con que lo hacen todo.

¿No se ha atrevido a aparecer en la serie?

Estaba previsto que hiciera un cameo (risas). Iba a aparecer de acompañante del pianista en una escena, acodada en el piano, pero al final se complicó y no pudo ser.

¿Por qué Tánger?

Yo tengo una conexión con esta tierra que viene de familia, que vivió aquí muchos años. Mi madre nació en Marruecos y vivió en Tetuán hasta los 18 años y de aquí es toda mi familia materna. Es un poco mi tierra, o por lo menos, la memoria de mi familia.

¿Cuál es su rincón favorito de Tánger?

Son muchos. Me gusta mucho el hotel El Minzah, que es entrañable y carismático. Me encanta la legación americana, son espectaculares las vistas desde el café Hafa, el zoco chico…

¿Ha cambiado mucho Tánger desde la época de la novela?

Mucho. Antes era una ciudad con una gran presencia internacional y ahora son pocos los extranjeros que viven aquí, por lo que es una ciudad más puramente marroquí, aunque quedan vestigios de otros tiempos.

Le habrá gustado entonces que se ruede en escenarios reales...

El hecho del que Sira y Rosalinda aparezcan en la barra del hotel El Minzah, exactamente en el sitio en el que yo las había imaginado es muy emotivo. Es verdad que se podría haber reconstruido en un plató y quizá habría tenido el mismo efecto en el espectador, pero para mi conlleva una carga afectiva.

¿Ha cambiado su vida este libro?

Muy lentamente. Todo lo que ha llegado con el libro no ha supuesto un cambio radical, como si te tocara el gordo de la lotería. Ha sido un proceso de dos años, por lo que me ha dado tiempo a aclimatarme. Lo único que ha cambiado es que ya no doy clase.

Ahora habrá gente que se acerque a la historia a través de la serie antes que la novela, ¿le preocupa que eso pueda condicionar después la lectura del libro?

No, en absoluto. Creo que va a ser un elemento dinamizador para el libro y confío que lleve a la lectura a muchos que no son lectores.

¿Qué tal se le da la costura?

Regulín (risas). Me puedo defender.

¿Qué es lo último que recuerda haber cosido?

Los bajos de un pantalón o algún disfraz para mis hijos.

Si tuviera que dejarlo todo como Sira, ¿con qué habilidad saldría adelante?

Creo que me pondría a escribir otra historieta (risas).

El libro arranca con la observación de una máquina de escribir Hispano-Olivetti, ¿la ha usado para escribir la novela?

(Risas) No, he usado un ordenador, aunque antes llené con notas y apuntes muchos cuadernos tipo Moleskine.

¿Se ve con una letra en la RAE?

No (risas) nunca me lo había planteado.

¿Ya le han metido prisa para la segunda novela?

En absoluto, todo lo contrario. El tiempo entre costuras sigue en las listas de los más vendidos dos años después de su publicación. Sí estoy trabajando en un libro nuevo, que quizá salga para el año que viene. No es la continuación de El tiempo entre costuras y tampoco se va a parecer. Pero vuelve a tener los afectos de mi primera novela: el amor, la amistad…

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