Aunque «en los dos últimos años se avanzó muchísimo», manifiesta Belén, «la mayoría de los padres con hijos en centros privados optan por alimentarles en casa o les llevan su comida al colegio porque no hay otra opción» para evitar riesgos.

Sólo Jesuitinas, Franciscanas y Liceo La Paz –el 15% del total de la red privada herculina–, señalan desde Acega, cumplen «todos los requisitos» que los afectados consideran elementales. Los celíacos no pueden ingerir ningún alimento con cereales –trigo, avena, cebada o centeno–; esto es, pasta, pan o productos rebozados con harina, entre otros.

Es posible, con matices

Una consulta por los 18 colegios privados concertados de A Coruña parece indicar lo contrario de lo expresado desde Acega. Sólo en Esclavas y Compañía de María no admiten celíacos.

El matiz está en la posibilidad de riesgos: «No hay garantía en la manipulación de alimentos, o hacen traer la comida de fuera pagando igualmente comedor –unos 90 € mensuales– o quitan los platos peligrosos sin dar alternativas o, incluso, hacen comer a los niños en mesas aparte, separados de los demás», dice Belén relatando quejas recibidas.

Lo que quieren los miembros de Acega es «que se les de a los niños dos platos y postre, todos los días, como al resto de compañeros».

Los públicos, obligados por ley

El próximo curso entra en vigor el denominado ‘Decreto de comedores escolares’ de la Xunta. En él se exige a los colegios públicos que garanticen la dieta que sea necesaria a los niños con algún tipo de alergia o patología alimentaria. En A Coruña, las APA mantienen en la actualidad un servicio de catering en una veintena de centros y dicen que ya cumplen «hace años» con lo exigido por la ley. «Nos presentan el certificado y se elabora el menú sin gluten», señalan las APA.

«Con Xana tuvimos mucha suerte»

Belén Enes reconoce que «en mi caso he tenido mucha suerte, fue como encontrar la aguja en el pajar». Hace referencia a lo que pasó con Xana, su hija celíaca. Ahora tiene nueve años y hace seis la matricularon en el Liceo La Paz, por entonces el único que ofrecía menús sin gluten.