Ensor, el pintor de la mascarada salvaje de la vida, llena de intriga la Academia Real de Londres

  • 'Intriga' exhibe en la capital británica 70 obras del belga James Ensor (1860-1949), narrador visual de la siniestra y oscura condición humana.
  • Precursor del expresionismo y el surrealismo, las 'máscaras' del maestro, un desertor del impresionismo, siguen siendo agresivas, turbadoras, críticas y crueles.
  • La muestra está coordinada por el también belga Luc Tuymans, un gran pintor contemporáneo europeo y, como Ensor, un diseccionador de lo grotesco.
Óleo de James Ensor en el que dos esqueltos luchan por un arenque
Óleo de James Ensor en el que dos esqueltos luchan por un arenque
© Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique, Brussels. Photography: J. Geleyns - Ro scan / © DACS 2016
Óleo de James Ensor en el que dos esqueltos luchan por un arenque

Teatral pero humano, cruel pero trascendente, narrador visual de la locura de las multitudes, la bestialidad de los individuos y los crímenes cometidos en nombre de una supuesta modernidad... A James Ensor (1860-1949) no le hizo falta moverse demasiado para entender que la vida es un trayecto siniestro y carente de sentido: nacemos miserables y morimos bajo la misma condición. No hay vía de escape en la ciencia o la religión, a las que consideraba "diosas crueles, empapadas de lágrimas y sangre".

Agotó casi toda su existencia en un radio de pocos kilómetros, sobre todo en Ostende, donde residía en una casa que parecía una ruina ubicada sobre la tienda familiar de curiosidades"una maraña inextricable de diversos objetos, gatos, loros ensordecedores y un mono"—. La vivienda también era un decorado casi aterrados: estaba llena de las maravillosas y grotescas pinturas del artista, que no necesitaba demasiado dinero: era vegano radical, ni tampoco estaba resentido a pesar de no recibir en vida la atención que merecía y solo le prestaron décadas más tarde. "Era dulce y bueno, sensible y preocupado, casi infantil", añadía la descripción.

Redescubierto en 2009

Expresionista antes del expresionismo —Emil Nolde y Ernst Ludwig Kirchner adoraban su estilo descarnado y pesimista y el tamiz frío de su paleta—, Ensor permaneció en el olvido hasta 2009, cuando el MoMA de Nueva York y el Museo d'Orsay de París obraron la decisión justa de sacar del ostracismo a un artista al que muchas consideraron, con nada disimulada envidia, un mero dibujante de ilustraciones o un pintor efectista. Cualquier juicio fue válido menos el único certero: Ensor solo hay uno —está a la altura expresiva de Goya y Rembrandt y en temática es pionero hasta casi lo milagroso.

La deuda del mundo con Ensor queda un poco más saldada con la exposición Intrigue: James Ensor by Luc Tuymans (Intriga: James Ensor según Luc Tuymans), la primera antología del artista celebrada nunca en el Reino Unido. La ubicación es de postín, la Real Academia de las Artes de Londres —del 29 de octubre al 29 de enero—, y para buscar un segundo gancho al evento, el museo ha entregado la selección y organización de la antología a un pintor contemporáneo, Luc Tuymans (1958), también belga y como Ensor, al que venera, diseccionador de lo grotesco.

Visión condensada de lo siniestro

El alumno ha culminado su trabajo como curator con nota. La selección de 70 obras, entre pinturas, dibujos y grabados, que mostrará la pinacoteca londinense condensa la visión de la vida como mascarada salvaje que proyectó Ensor, un narrador visual de la oscura condición humana, cuyas obras son existenciales y siniestras como carcajadas sobre lo absurdo de la vida y la muerte

Se podrán ver obras de toda la carrera de Ensor, entre ellas tres de las más celebradas: La intriga (1890), un grupo de asistentes a una boda, con los rostros ocultos por chocantes máscaras y ante quienes sospechamos que el antifaz oculta rostros aún más grotescos y  decididamente reptilianos; El patinador (1892) una enigmática naturaleza muerta con seres marinos, entre ellos un pez raya de cuyas entrañas emergen dedos humanos, y Autorretrato con sombrero floral (1883), una burla del Retrato de Susanna Lunden de Rubens, un arquetipo de belleza académica y conservadora del que se mofa Ensor.

Esqueletos a dentelladas por un arenque

Otras piezas son aún más feroces: dos esqueletos luchan a dentelladas por un arenque ahumado, y un tercero, esta vez engalanado con un atuendo burgués, posa como pintor;

Dibujante y pintor altamente cualificado, Ensor tenía un profundo aprecio por las posibilidades poéticas de la luz y una devoción infinita sobre la "creatividad inherente a la mente humana", dicen desde la galería. "Su lenguaje visual fue ecléctico  y se basó en una amplia gama de temas, de lo tradicional a lo fantástico, produciendo un extraordinario cuerpo de trabajo que se extendió desde evocaciones poéticas de la costa belga hasta visiones perturbadoras de mundos imaginarios".

'Las máscaras son exquisitas turbulencias'

Las obras de este artista aislado y siempre fiel a sí mismo "desafían la categorización" y figuran entre las "más singulares y distintivas" de comienzos del siglo XX. Calificado en ocasiones como "pintor de máscaras", quizá parta de él mismo la mejor y más reveladora explicación: "La máscara significa para mi la frescura del color, las decoraciones extravagantes, los gestos generosos y salvajes, las expresiones estridentes... Las máscaras son exquisitas turbulencias".

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