“Creo que te daría todo menos corte si bailaras. Date cuenta que aquí has demostrado lo que durante muchos años tú misma te has creído que sirve, que era pasearte y hacer poses. Y no, amiga. Y si eres venezolana no tienes que ser sensual. Preferimos a una tía que levante la pierna y haga daño, que una mujer que se menea de rincón a rincón haciéndose la sexy”. Yolanda Ramos deja pensando a Fabiola Martínez. Ambas, Ramos como jurado y Martínez como concursante, se han estrenado en Baila como puedas, el nuevo talent show de baile. Esta vez, en La 1 de TVE. Sí, otro concurso de famosos bailando. Pero este es diferente. Y lo evidencia la propia argumentación de Yolanda Ramos, que ha llegado a este espectáculo huyendo de la frase tópica y metiendo la directa en argumentaciones que no temen el qué dirán. “Para de hacerte el guapo ya”, suelta a otra celebrity participante, Álvaro Muñoz Escassi. Cada uno aplica en el programa los aprendizajes que le han servido en su vida. Y los veredictos de Yolanda Ramos descolocan, porque dan la vuelta a roles de género y clase social altamente interiorizados, en ellas y ellos. No se trata de cortejar poniendo posturas, aquí hay que danzar.
Es la fuerza de Baila como puedas. Un concurso que tendrá que luchar contra la sombra de Bailando con las estrellas en Telecinco, aunque su enfoque es más arriesgado. Mientras el de Mediaset es un formato de comienzos de los años 2000 centrado en los clásicos bailes de salón, este programa es una idea original de Zeppelin con una mirada más actual. De hecho, la fórmula se acerca más a coreografías de la generación de TikTok, mezclando a personajes populares con bailarines profesionales que visten el lenguaje de la calle y no se disfrazan de príncipes y princesas que aspiran a danzar bajo lámparas de araña…
El conflicto surge porque el bailarín anónimo es el que puede caer eliminado. Y no el famoso, que le da más igual quedar primero o séptimo. Ya la primera noche, ha sido expulsado el compañero de Fabiola Martínez, al quedar última en las votaciones. Se trata del sello singular del show. Alguna celebridad hasta quizá se sienta regular porque por su culpa su compañero pierda los 50.000 euros de premio. Ahí nacerá parte del reality show. No obstante, la fortaleza de la noche del estreno ha estado en que Baila como puedas entra por los ojos como un musical de hoy en una televisión que se repite en demasías nostalgias del pasado.
El reto está en que crezcan las coreografías para que trasciendan en la conversación social y no parezca que ya las hemos visto. A su favor, está la estética visual propuesta, donde los colores fosforitos planos rompen con los estereotipos art déco con los que se siempre se asociaba a estas competiciones. También el programa coge aire porque no participan sólo en parejas, además bailan por equipos. Esta semana, se han estrenado con una prueba de exteriores en la que han reproducido Thriller de Michael Jackson. Lydia Lozano con cara de zombi ya da para un buen puñado de memes. El maestro Joao, también. “Las cuevas son para los osos en invierno, se puede bailar a cualquier edad, se puede estar”, reivindica el vidente maduro.
A concursantes maduros en este tipo de programas estamos acostumbrados. Recordemos a Carmen Sevilla en Mira quién baila, también presentado por Anne Igartiburu. La gracia es que aquí han sido los propios famosos los que han elegido a sus parejas de baile mientras miraban una coreografía grupal. Los primeros que elegían a un bailarín se les iluminaban leds que llevaban en las mangas de su vestimenta. Así se han creado las parejas, parejas mixtas y también parejas de dos chicas, Ana Guerra y Alba, y de dos chicos, Jaime Astrain y Santiago, que van a ser uno de los favoritos por su seguridad bajo los focos. Hay que ser un poco inconsciente en televisión. Y ellos, en el primer día, le han echado morro. Así han conquistado al jurado al completo, compuesto por Norma Duval, Rafa Méndez y Beatriz Luego, además de Yolanda Ramos.
En una noche con una dirección que ha tejido muy bien el guion para que las explicaciones de dinámica del estreno no se hicieran hueso, combinando emoción, duda, algo de humor y los contratiempos. Ya para empezar ha habido dos lesionados. Y encima pareja. Sabrina Salermo y Nick, que no han podido bailar. En este sentido, el programa dibuja con claridad los vínculos cruzados entre bailarines profesionales y famosos profesionales. Incluso el deseo que aparentan determinadas decisiones.. El espectador se plantea si algunas celebrities han escogido al bailarín o bailarina por talento o porque le gusta físicamente. Como la propia vida. Al público le pasa lo mismo.
Ahora la clave del formato está en la evolución de las coreografías. En la primera emisión han tardado demasiado en empezar los bailes. Y si a eso le añades lo tarde que va el programa, pues la gente no espera. 11.45 de la noche y los famosos no habían bailado. Y Baila como puedas despertará más curiosidad a través de la experiencia visual que provoquen los bailes que por los dimes y diretes del reality show puro y duro de los que el espectador ya está inmune con tanto programa de famosos haciendo cosas. El baile ya hará que salten chispas por sí mismo, pero sin buenas coreografías no hay show, como ya pasó a Antena 3 con Top Dance en 2016. En un musical de danza la audiencia demanda espectáculo, quiere sentir el efecto espejo que provoca la energía de la danza en nuestra cabeza. Porque la tele, a veces, logra hasta que bailemos sin levantarnos del sofá.
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