Tarántulas, ratas, vegetación imposible y, en medio, el 'reality' más extremo: visitamos el rodaje de 'El Conquis' para La 1

RTVE estrena 'El Conquistador'
RTVE estrena 'El Conquistador'
RTVE estrena 'El Conquistador'
RTVE estrena 'El Conquistador'

El conquistador está cansado, pero alerta. La cochambre, insectos como los jejenes, unos terribles mosquitos, ciempiés venenosos y las cacatas, las tarántulas locales, compiten por dar cuenta de él. Apenas ha comido, si lo ha hecho. Por delante solo la incertidumbre y un duro trabajo por delante cada día. A menudo le socavan los porqués. A menudo le salva empujar a patadas de voluntad su límite. Cada metro que mueve su capacidad de sobreponerse es un triunfo. 

Aunque lo parezca, no hablamos de los conquistadores españoles que hace 500 años vivieron la epopeya de llegar a La Española, y de explorar aquel para ellos nuevo mundo, sino que describimos un día cualquiera en el campamento Infierno del El Conquistador del fin del mundo, más conocido como El Conquis, que La 1 estrenará el próximo septiembre.

Este reality de supervivencia, que se graba en República Dominicana, es de largo uno de los más duros y extremos que se hacen en televisión, "sin trampa ni cartón", según insisten sus responsables, pues "todo lo que pasa se graba y se emite", según afirman desde la productora, Hostoil (The Mediapro Studio).

20minutos ha viajado hasta la península de Samaná, al Parque Nacional de Los Haitises y a su paradisíaca bahía para asistir a la grabación de este reality que pone a los concursantes al límite de sus fuerzas, mentales y físicas.

En el precioso, verde y exuberante paisaje de Los Haitises, que según te acercas se hace agreste y duro, un equipo técnico formado por 250 profesionales; 33 concursantes; 3 capitanes, Cesc Escolá, Joana Pastrana y Patxi Salinas y dos presentadores, Raquel Sánchez Silva y Julian Iantzi, conviven en este enclave en medio del Caribe durante 6 semanas ininterrumpidas, sin ningún día de descanso.

Julian Iantzi y Raquel Sánchez Silva, en 'El Conquis'.
Julian Iantzi y Raquel Sánchez Silva, en 'El Conquis'.
RTVE

La dureza de las pruebas es extrema. Los periodistas desplazados hasta República Dominicana pudieron probar algunas de ellas, muchas de las que parecen irrealizables a simpre vista y a primera prueba, a pesar de que muchos concursantes logran hacerlas. No sólo aquellos mejor preparados físicamente, pues El Conquis comienza con tres equipos: uno de hombres bien preparados físicamente, otro de mujeres bien preparadas físicamente y un tercero mixto, con perfiles de todo tipo.

Durante la visita a la grabación se pudo visitar el campamento rico, donde los concursantes que ganan la prueba diaria disfrutan de comodidades como comida, colchón, mosquitera, fuego… todo en una playa de ensueño. Cualquiera querría pasar la noche allí. Luego está el campamento pobre, sin todo eso, pero aún habitable y por fin, el campamento infierno. Allí, los periodistas se hundieron en el cieno pútrido hasta la cintura para recorrer los aproximadamente cincuenta metros que hay desde la playa al asentamiento, en el que se pasa la noche y el día en un oscuro rincón donde se ven ratas, tarántulas, ciempiés y todo tipo de mosquitos feroces. No es una forma de hablar, el que escribe da fe de todo ello.

El Conquis está volcado con la sostenibilidad y ecología. Todas las estructuras y campamentos se montan y desmontan enteros al final de la edición, sin dejar rastro. De hecho al llegar antes de cada edición encuentran toneladas de basura y plásticos que arrastra la mar a las playas e incluso un barco encallado, cuyo esqueleto de madera se usó para algunas ediciones, antes de que el equipo lo desmantelara y retirara, para evitar que contaminara, según contaba Amparo Castellano, directora de Contenidos de No Ficción de The Mediapro Studio. 

Volviendo a los concursantes, sólo cuentan como dotación con agua y protector solar. La comida tienen que ganársela y no está garantizada. Ni siquiera con repelente para mosquitos. La llegada a El Conquis es de vértigo, literalmente. Lo primero que ven los participantes es la cueva de las caracolas, una intrincada caverna a la que se llega trepando y en torno a la cual el equipo sitúa las cámaras, equipo y el control de realización en cualquier rincón y saliente disponible. Se ha decorado con criaturas inspiradas en los bestiarios de las cartas de navegación antiguas. 

Un detalle de la decoración del reality 'El conquis', de La 1.
Un detalle de la decoración del reality 'El conquis', de La 1.
RTVE

Allí hay una boca natural que da al mar y en ella, unos trampolines que dejan expedita la caída de entre 15 y 17 metros de altura, según la marea, hasta el mar. La caída es tal que durante la misma hay que “corregir la trayectoria”. Los segundos entre que se salta y se llega al agua parecen eternos. Ese es el primer reto de los 33 concursantes: saltar, recién llegados.

No van a ciegas, el equipo del programa tiene a un "tester" un profesional de la escalada y los deportes de aventura llamado Eric López que prueba todos los desafíos antes para certificar que son seguros, aunque no siempre realizables por duros. Hay también siempre un equipo médico presente, pero según destacan desde la producción en este rodaje y en las 19 temporadas del programa que se han hecho ya para la EITB, "los contratiempos han sido mínimos y siempre leves".

Patxi Alonso, productor ejecutivo y Joxan Goñi, director ejecutivo, son los creadores y almas del formato reciben a la prensa entre manglares, viajes en barca cruzando la bahía de Samaná y mientras graban el concurso. Sos vascos afables, apasionados, volcados con su criatura.

"Es de verdad y lo que véis es lo que pasa. Si quieres conocer tu límite, te vamos a llevar al límite y ahí tú decides si vas a seguir o no o si eres tan fuerte como creías", explica Joxean Goñi sobre qué es El Conquis. "Se ha convertido en un evento, en un acontecimiento social", hace ver Patxi Alonso, pues en el Pais Vasco el concurso lleva 19 temporadas líder de audiencia. "Queremos marcar diferencias, no es cuestión de medallas, pero cuando se dice que es el reality más duro, es por algo", añade Alonso.

Julian Iantzi lleva muchos años presentando el formato en su edición autonómica y repite ahora para la versión de RTVE. "Los campamentos, el clima, la fauna y la flora están todo el rato apretando, la ratas, las serpientes, las cacatas, los mosquitos… las pruebas son muy intensas, largas, de mucho desgaste. No hay descanso, están siempre en movimiento, así que el ritmo, el cansancio físico, el hambre…", expone sobre la dureza del formato para los concursantes y revela que "el récord está en 9 días sin comer".

Su compañera en esta edición es Raquel Sánchez Silva. Ella explica para 20minutos que trabajar en República Dominicana y en El Conquistador no era como se lo esperaba. "Por mucho que pensaras que sabías de esto, no sabías nada", dice la presentadora, que tiene experiencia en formatos como Supervivientes. Trabajar en un entorno natural tan duro como bello es "un regalo que al principio parece incómodo, porque sales de tu zona de confort y estás en medio de una naturaleza en la que parece que no pintas nada, pero luego te das cuenta de que es un regalo que no vas a olvidar y acabas estando mejor al final que al principio".

Y es que los concursantes no son los únicos que superan las inclemencias de rodar en el caribe. Los cámaras, redactores y sonidistas acompañan a los concursantes allá donde vayan, incluidos los lugares más duros como el campamento Infierno. Pies metidos en el agua pantanosa para grabar, traslados en barca con mala mar, sol implacable… cualquier cosa se supera con tal de sacar adelante la producción.

No es lo único, además, el equipo monta enormes estructuras para las pruebas. Torres enormes en medio del mar, muros con cuerdas en plena bahía, laberintos en los manglares, trampolines a gran altura, sistemas de cuerdas y tirolinas… todo en medio de las altas temperaturas, terrenos escarpados, vegetación exuberante, altos índices de humedad, insectos, fauna autóctona, aguas pantanosas, barrizales, cuevas, peñascos, acantilados de altas pendientes, o tormentas tropicales.

Para muestra, un botón: probamos el muro infernal, una gran pared montada en medio de una ensenada pantanosa. Nos echamos al agua. Es poco profunda. El suelo es de lodo, blando, de textura grimosa y está lleno de rayas y otros animales marinos. Hemos de subir por unas cuerdas a las que no se llega sin más desde el agua estirando el brazo. Hay que saltar, agarrarse a un compañero... apenas es posible hacerlo, mucho menos subir. Demasiado tiempo sentado escribiendo, quizá. Es sólo una de muchas durísimas pruebas a las que se enfrentan los participantes, algunas de las cuales son ya míticas en la versión vasca del concurso. 

Muro de El conquistador.
Muro de El conquistador.
RTVE

20Minutos.es también asistió a la grabación de una de las pruebas. El control de realización está en una cabaña cubierta de hojas de palmera, en la playa. Solo un ventilador alivia un poco el calor y la humedad de fuera. Joxean Goñi da instrucciones a los presentadores cuando lo ve preciso, aunque ellos, presentando a pleno sol y atentos a todo, también preguntan a los concursantes o intervienen por su cuenta. Con sus ojos ya entrenados en estas lides, Goñi se fija en todos los detalles y da indicaciones por un micro. Él controla los tiempos y deja que fluya el programa, mientras un realizador coordina las 12 a 13 cámaras, además de un dron, que se llegan a utilizar.

Control de realización de 'El conquistador del fin del mundo', en La 1.
Control de realización de 'El conquistador del fin del mundo', en La 1.
Isra Álvarez

Pocas cosas que merezcan la pena son fáciles. El Conquis no lo es, pero precisamente por eso se ha ganado la fidelidad de los espectadores vascos y desembarca ahora en RTVE como una gran apuesta de la televisión pública para la nueva temporada, después del verano.

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