Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La señora que se asustó con Xabier Fortes

Xabier Fortes en directo y una señora que casi se cuela en su directo.
Xabier Fortes en directo y una señora que casi se cuela en su directo.
RTVE
Xabier Fortes en directo y una señora que casi se cuela en su directo.

Una señora va caminando tranquilamente junto a la ría de Bilbao. Mira hacia su derecha y observa que hay un set de Televisión Española. De lo que no se ha percatado es que el paseante de delante es Xabier Fortes. Y está en pleno directo para toda España a través de La 1 y el 24 Horas. 

De repente, justo al pasar al lado de Fortes y escuchar su voz hablando aparentemente "solo", la señora pega un brinco de asombro. Acaba de descubrir que casi se cuela en medio de la retransmisión de la noche electoral vasca. 

Cómo ha cambiado la televisión. Ya no hace falta cortar plazas. Ahora la tecnología permite que la vida siga prácticamente igual desde allá donde se emita un programa. En este sentido, en TVE están siendo hábiles para salirse de los andamios que emulaban a los estudios de Torrespaña cuando tocaba salir de viaje a los informativos e intentar convertir la realidad en su propio plató. Lo han vuelto a hacer este domingo poniendo a caminar a Fortes como un bilbaíno más frente al Guggenheim. De hecho, la reconocible fachada del museo también servía como efectista gráfico de los resultados electorales.

La señora ni siquiera vio la cámara porque era una grúa voladora, que empezaba su imagen en un gran plano general para llegar a mostrar a Fortes de cerca. La expresividad de la mujer en el instante en el que detecta que está en el meollo mediático nos devuelve a la naturalidad de la tele en directo. Detrás de ella, otros ciudadanos hacían deporte, paseaban a sus perretes o descansaban en la bancada del borde del lago artificial del museo. También había algunos curiosos asistiendo como público de gala al informativo.

Un especial que cuidó la liturgia escénica en el estudio de Prado del Rey en Madrid. El inicio fue apoteósico. Se puso al espectador en contexto, prendiendo las luces de la creatividad del decorado al ritmo de la épica música. Así se introdujo a la audiencia en la atmósfera de una noche electoral. Sin embargo, a la hora de conectar con el despliegue en Bilbao, se dejaron de fanfarrilas de cartón-piedra y entendieron que las mejores historias surgen de pisar acera, de mezclarse entre la gente. Y dejar que la verdad se abra camino. Eso es el periodismo. Y la televisión.

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