Roberto Leal: "Cuando un concursante se rompe, hay que cuidarle y echar el freno"

Roberto Leal, en la presentación de El Desafio.
Roberto Leal, en la presentación de El Desafio.
Carlos Alvarez / Getty
Roberto Leal, en la presentación de El Desafio.

En El Desafío (Antena 3, hoy a las 22.10 h) famosos como Jorge Lorenzo, Ana Guerra, Florentino Fernández, Rosa López, Boris Izaguirre, Mariló Montero, Jorge Blanco y Laura Escanes se enfrentan a duros desafíos físicos, mentales o de habilidad. En medio de todo eso está Roberto Leal, presentador del formato, que vive de cerca lo exigente de las pruebas.

¿Qué hace falta para ganar 'El Desafío'?Sobre todo disciplina, si no eres disciplinado en este programa, no vas a triunfar, eso tenlo por seguro, hay que echarle muchas horas. Segundo, confiar en ti mismo. Lo contaba Ana Guerra, que ella misma lo ha vivido en su propia piel. Se bloqueaba ante cualquier desafío, pero te hablo de algo muy gordo o algo relativamente sencillo a priori. Así que hace falta disciplina y confianza. Son muchas cosas y luego encima que te salga bien ese reto en ese minuto concreto en el que lo haces y en el que te la juegas, porque eso ya no depende de nadie. Y también hay que ser valiente.

¿Valiente?Este programa es tele, es un concurso, es entretenimiento y todo lo que quieras, pero tienes que tener ese punto de valentía y arrojo y de inconsciencia en algún momento para decidir exponerte de esa forma. Cada uno de los concursantes en sus carreras son muy buenos, pero aquí empiezan de cero y al final lo que va se va a transmitir al día siguiente es lo que hicieron y ahí se la están jugando.

¿Los concursantes se vuelcan?Yo noto ya en esta edición que todo lo que viene sabe a qué viene y viene muy en serio. En la primera edición algunos concursantes no sabían qué era esto y yo notaba que pensaban algo como ‘bueno, entreno un par de horitas el día antes y ya…’, y claro, se ha demostrado que no es suficiente.

¿Es más importante tener una mente fuerte o un cuerpo fuerte?La mente, es increíble. Por aquí pasa gente muy preparada físicamente, entrenadores o deportistas y eso está muy bien, porque claro, esa preparación física es genial y ya partes con una ventaja según para qué retos, pero si tú de la cabeza no estás fuerte, no funcionas en este programa. Aquí se viven momentos también de bajón emocional y luego cada uno tiene su vida y entiendo que se te acumulan en la agenda las horas de entrenamiento y el miedo a no hacerlo bien con tu vida personal y al final te la juegas de verdad.
​Es un programa de retos, de pasarlo bien, de fanfarria... pero desde que empieza el programa, incluso una hora o dos antes, que ya estamos en camerinos, se genera una tensión que luego se transmite, igual que pasa con el buen rollo, porque esa es la otra parte, la cara amable del programa.

Que la mente es más importante, ¿se aplica también a la vida?Creo que sí, está a la orden del día. Está muy de moda ahora el mindfulness, el yoga y todo esto dirigido al conocimiento interior que no deja de ser cuidar la salud mental y estar en paz contigo mismo y sobre todo, tener muy claro el foco. Esto en la vida diaria es fundamental y en cada propósito, reto u objetivo que te propongas también. Este programa tiene mucho de eso: si tú pierdes la concentración en cualquier momento o no te lo has tomado en serio o no le has dado el lugar dentro de tus 1.000 tareas y no lo colocas como algo importante... al final se juega como se entrena. Si en tu cabeza no le estás dando ese sitio, ese lugar prioritario, en el programa se te ven las costuras.

¿Cuál es el reto que más mente requiere?Particularmente creo que hay una prueba que lo requiere, que es la apnea. Tú físicamente puedes ser Gemma Mengual, que es increíble, pero de pronto te encuentras con Jorge Sanz, que en el momento de la apnea se relajó. Él siempre cuenta que hizo 4 minutos y 36 segundos porque desconectó de la cabeza y estaba en paz.

Hemos visto en otros programas con mucha exigencia y tensión que hay gente que se rompe o que luego va renegando el programa. ¿De qué forma cuidan a los concursantes?Te hablo de lo que conozco, que este programa… Hay una cosa clara: cuando alguien se rompe a esa persona hay que cuidarla. Es necesario para ellos y es necesario para que el programa siga fluyendo. El año pasado nos pasó esto con Boris, lo que fue un aprendizaje para todos, y el programa tuvo que parar. Esa semana de parón nos dimos cuenta de que le vino bien a todo el mundo, no solamente a Boris, sino también al resto de concursantes. Creo que es fundamental en un programa como El desafío que hay momentos en los que hay que saber echar el freno y que no pasa nada. El plan de producción se va a alargar una semana, pero vas a tener una garantía de que lo vamos a estar a la altura, si no, se te puede hacer bola. Aquí se cuida mucho a la gente. Se pueden lesionar físicamente, pero anímicamente o emocionalmente, si te desplomas, eso es irrecuperable, así que esa parte también se cuida.

En las situaciones de tensión o en las más difíciles es en las que se conoce verdaderamente a las personas, ¿no?Sí, sin duda, te pones al límite para lo bueno y para malo y está bien que salga eso y se vea. Sería un programa de mentira o de juguete si cuando hay momentos de tensión cualquiera de los concursantes por el qué dirán se callaran. Aquí vivimos enfrentamientos con el jurado, que aunque parece que muchas veces el jurado tiene una parte como muy cómica, porque tenemos a Santiago Segura, él también lo pasa mal en algún enfrentamiento que tiene con los concursantes y al contrario. Es necesario y él decía ‘a mí me gusta que pase eso’, porque si no sería un programa de mentira.

Sí que se ve la verdadera cara de estas personas, pero se ve desde el minuto uno, desde el momento en el que aceptan el desafío. Aquí vas a ver a Flo llorando, o a una Ana Guerra dejándote maravillado o diciendo que no puede hacer un reto. Ves todas esas otras caras a las que quizás no estamos acostumbrados. Esos momentos de explosión, de risa, de llanto… eso está pasando de verdad y hay una sola toma, ahí no se repite nada.

¿Cómo reacciona usted ante esas situaciones? ¿Es de los que se bloquea o de los que se viene arriba?Yo tengo una escaleta con la que sé a qué desafío voy, aunque no sé qué va a pasar y si hay un momento de tensión lo vivo más como una persona que como un presentador. Si he visto que alguien se desploma porque ha tenido un mareo, como soy el que está más cerca, soy el primero que corre a intentar salvar esa situación. Es un programa en el que el presentador participa mucho de las emociones. Estoy agradecido porque no es un programa de postureo en el que el presentador solo tiene que dar paso a vídeos. Aquí tienes que creerte el programa y saber que cada uno de los concursantes tiene una vida y un mundo y se está jugando mucho y tú te lo tienes que tomar en serio.

Ha llorado usted en varias ocasiones en el programa, una emoción que tiende a ocultarse…En la tele que vivimos, con la posibilidad de conectar o no desde cualquier sitio, cuanto más normal seas en ese sentido, mejor. Otra cosa es que te pongas a llorar en un informativo e incluso ahí ha pasado también porque la noticia te afecta en algo personal. A mí me parece que eso se humaniza completamente y eso es lo que conecta con el que está en su casa. Si yo estoy llorando, seguramente el que está en su casa está igual que yo. Lo que a mí me llega, o lo que la gente me dice y me pasó en Pasapalabra con el bote es ‘ostras, a mí me pasó igual, me emocioné y me volvió a pasar cuando te vi a ti emocionarte’. Esas máscaras o esos corsés que nos poníamos antes, o ese concepto de la tele es una cosa y la vida otra, ahora son un error. Cuanto más se acerca a la vida a la tele más frágil es esa máscara y más te puede conectar con la persona que que te dedica tiempo viéndote.

¿Se siente el presentador de oro de la tele?No, porque no es verdad. Tengo la suerte de estar en Pasapalabra que un programa que funciona muy bien, y yo me dejo ahí la piel y le pongo mi forma de ser, pero el éxito del programa no está en el presentador, ni muchísimo menos. Este programa lleva 22 años y yo llevo 3 en él. La clave pasa por los concursantes principalmente, y por el trabajo que hay detrás. Que me va muy bien y que yo tengo un porcentaje de ese éxito porque voy en el paquete, pues bienvenido. En El desafío igual: me lo paso bien y eso se transmite.

No todo han sido éxitos, ¿no?Yo he presentado programas que no han funcionado y no creo que exista un presentador que sea infalible. Cuando te llega un programa así hay que disfrutarlo. Son etapas muy chulas y tengo la suerte de haber vivido durante estos 5 o 6 años la posibilidad de presentar programas superbonitos que me han ayudado a crecer y ojalá siga así mucho tiempo, pero no me considero un presentador ni de moda, ni infalible.

¿Es de los que está esperando que por fin salga el Bote de Pasapalabra o prefiere que no acabe nunca el duelo?El bote saldrá cuando se lo tengan que llevar y no pienso en que no se lo lleven para disfrutar más tiempo de ello. Creo que al final esto va a caer por su propio peso en cualquier momento porque se están quedando muy cerca. Como presentador y conociendo estas dos personas tanto y que tanto me ayudan en el día a día, la pena es que el bote no cayese para los dos. El día que se lo lleven sí que me dará muchísima alegría porque llevan trabajando muchísimo tiempo y será un momento histórico.

¿Tiene ya una relación personal con ellos?No somos colegas, porque no tenemos vida fuera de esto, pero sí que se les conoce muy bien. Paso muchas horas con ellos y ya sabes cuáles son sus miedos, sus alegrías, lo que les gusta… y ya empiezas a conocer también a parte de su entorno, porque te hablan de sus amistades, de con quién han salido, con quién se han visto… es bonito. Pasapalabra no solamente es lo que sale en pantalla, hay un tiempo antes de preparación y de risas en el que conoce mucho las personas. Eso me pasó con Pablo, me pasa con Luis y me ha pasado con mucha gente que ha pasado por el programa y ahora con Orestes y Rafa claro, particularmente con Orestes, que lleva año y medio, que ya le considero de mi familia. Yo siempre digo la misma broma, que cuando yo me ponga malo, Dios quiera que no sea nunca y esté dos meses de baja va Orestes y me adelanta en programas (risas).

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