Mamen Mendizábal: "No quiero ser una justiciera, no es el fin del periodismo, pero la denuncia, sí"

Mamen Mendizábal, en 'Anatomía de...', en La Sexta.
Mamen Mendizábal, en 'Anatomía de...', en La Sexta.
Roberto Sastre
Mamen Mendizábal, en 'Anatomía de...', en La Sexta.

La periodista Mamen Mendizábal vuelve a ponerse al frente de Anatomía de… (hoy domingo, a las 21.30h, en La Sexta) un programa con lenguaje de true crime que recupera grandes escándalos o noticias del pasado, revelando todos los detalles y entresijos que no se conocieron en su día. Mendizábal y su equipo abordan temas de gran impacto en la sociedad y el devenir de la historia de España con imágenes de archivo inéditas y reconstrucciones que diseccionan cada caso.

¿Tenía ganas del estreno de la segunda temporada?Llevas tanto tiempo preparando un programa, llevas diez meses ya trabajando y estás deseando que la gente lo vea, ver si funciona y si lo que a ti te había parecido que era chulo e interesante, a la gente también. Al final seguimos haciendo programas para que la gente los vea y hasta que no se emiten el proceso no acaba.

¿Y cómo vive ese primer día de emisión?Yo soy un animal social y me gusta hacer todo en sociedad y lo habitual es que montemos una fiesta y que estemos con la pantalla encendida, con gente comentando la jugada en directo, con el móvil en la mano... O sea, menos la tranquilidad, cualquier cosa. Esta vez tengo que estar en Madrid, pero en Barcelona, donde está la productora de Jordi Évole, Producciones El Barrio, con quien producimos este programa, habrá una fiesta para todo el equipo.

¿Cuál es la esencia de 'Anatomía de…'?La esencia sería contar la historia tras la historia, mucho más allá de los titulares que se conocen. Muchas veces nos aproximamos a las historias cuando ocurre algo, pero muy pocas veces nos detenemos en saber cómo ha acabado esa misma historia. Lo que consigue este formato es es ir más allá del titular o del comienzo de la historia, completa el ciclo de alguna manera.

Eso de que las noticias surjan y se olviden al minuto no es una cosa de ahora…Ha ocurrido desde que el mundo es mundo. Lo que ocurre hoy mata lo que ocurrió ayer. Las noticias se van sucediendo y el tiempo es limitado también para la información. Así es selección que uno va haciendo de los temas para llenar un informativo o un programa de actualidad: entra lo nuevo y lo viejo va cayendo. Eso hace que haya cosas que queden inconclusas. Por eso a mí me gusta mucho de este programa. Cuando investigamos las historias les ponemos un final y descubrimos que hay una parte que no conocíamos, porque realmente no le hemos dedicado el tiempo necesario. El mejor ejemplo de esto es el programa con el que estrenamos, el de Marta Chávarri. Es una historia brutal.

Porque no fue un simple descuido en una foto…Claro, yo creo que que mucha gente se ha quedado con eso y todo el mundo recuerda ese momento porque se hizo muchísimo escarnio de Marta Chávarri. Era muy difícil que la gente olvidara esa imagen ligada a su nombre, por desgracia para ella, porque se la persiguió salvajemente después de eso. Pero esa foto fue una operación, no fue una casualidad.

Muchos intereses mezclados con corazón, ¿es eso? El contexto de esa época era el de la España de la Beautiful People. Los diarios económicos compartían portadas con los de la prensa del corazón. Miguel Boyer con la Preysler, Mariano Rubio con Carmen Posadas, Marta Chávarri con el Marqués de Cubas, Mario Conde, Javier de la Rosa, Los Albertos, las Koplowitz... Este era el el caldo de cultivo de la Beautiful People, que se mezclaba con el socialismo, la aristocracia... Y en medio de todo, esa foto de Marta Chávarri [hecha en una fiesta, en la que se veía que la marquesa no llevaba ropa interior bajo la falda y publicada en Interviú] se convierte en una venganza. Ella fue un instrumento en manos de los poderosos para hacerse daño en medio de una de las mayores operaciones financieras de este país. No es solo una foto, no es mucho más, es algo que yo creo que en la actualidad no consentiríamos ni las mujeres, ni los hombres.

Había mucho de machismo ahí…Mucho de machismo y mucho de clasismo. En este momento ninguna mujer permitiría eso y ningún director o directora de medios de comunicación publicaría algo semejante. No tenía sentido el daño que tuvo que sufrir Marta Chávarri a raíz de esa publicación y de los juegos de poder que se movieron detrás de esa operación. Para conocer toda esta historia tendréis que ver el programa el domingo.

El caso lo recuerda gente de cierta edad, ¿serán los primeros en contárselo a la gente más joven?Me encantaría que eso ocurriera, despertar su interés. Para los más mayores este programa te vuelve a situar allí, te hace recordar, te hace rememorar qué actitud tomabas tú, cuál era tu posicionamiento. El archivo es apasionante para recorrerlo y disfrutarlo, pero yo creo que la gente joven también tiene una oportunidad muy buena de descubrir cómo era la España de los 80, de los 90, de principios de los 2000. En estos programas hacemos un retrato sociológico bastante apasionante.

¿Qué otros temas vamos a ver esta temporada?Uno de los de los temas que también hemos grabado esta temporada es sobre una estafa piramidal. Cuando España se hizo rica en los 2000 y nos sentíamos ricos todos, y se invertía en el ladrillo y había una burbuja gigante, fue un momento perfecto para las estafas. Todos recordamos la estafa de los sellos, de Fórum Filatélico. Después la gente se preguntaba “pero bueno, ¿cómo ha invertido la gente en sellos? ¿Pero cómo se meten ahí? Bueno, se invirtió muchísimo dinero ahí era una ganancia muy fácil, con una rentabilidad enorme. Y parecía que estabas haciendo el tonto si no lo hacías. Nosotros ponemos el foco en una estafa piramidal muy desconocida pero enorme también en España, que se llamó Arte y naturaleza y que también refleja la voracidad de esa España, la codicia y la aventura económica en la que nos metimos.

¿Qué más?Historias de impostores, como la de Enric Marco, de la que creo que este año se hará una película, que es apasionante. Es un hombre que durante décadas fue la voz de la memoria democrática, de la memoria de los deportados, de los campos de concentración, contando la historia de horror, de cómo había sufrido las torturas en los campos de concentración nazis y poniéndole voz a todo el silencio que habían sufrido los deportados españoles... para luego descubrir que era una farsa y que nunca pasó por un campo de concentración. Desmontar también a personajes como este nos permite recorrer también una parte de la historia de España, la de la deportación española y los republicanos que vivieron en el exilio.

También hay programas dedicados a grandes tragedias…El segundo que emitiremos es sobre el Madrid Arena, que es un programa con mucha denuncia y mucha rabia, porque cuando este verano ocurrieron en Murcia los trágicos sucesos en una discoteca descubrimos que nada había cambiado. Pusimos el foco en la tragedia del Madrid Arena de hace ya una década. No fue una casualidad, cuando fallecen tantas personas es por la concatenación de unas enormes negligencias contra las que ni la administración, ni los responsables pusieron absolutamente ningún medio para evitarlas. Está muy bien recorrer también el caso para intentar que no vuelva a ocurrir.

¿Le dejan poso ese tipo de casos e investigaciones?Lo de Madrid Arena en concreto... si yo hubiera tenido una hija en esa fiesta, no sé si reaccionaría con la misma paz mental con la que reacciona una de las madres a las que entrevistamos. Me costaría aceptarlo o resignarme, la rabia me comería, aunque entiendo que hay que pasar página.

¿Se siente un poco justiciera o al menos con la sensación de hacer justicia?
Bueno, justiciera no quiero ser, no creo que sea el fin del periodismo, pero la denuncia sí que lo es. De alguna manera tenemos la necesidad de poner el foco sobre algunos hechos para que los conozcamos y para que luchemos entre todos para que no se vuelvan a repetir. Me parece que hay que poner el foco desde el punto de vista periodístico, también en los silencios de la administración del Estado, cuando te mienten los que te gobiernan. Revisaremos en esta temporada un accidente nuclear que estuvimos a punto de sufrir en España, tres años después del de Chernóbil, a finales de los 80, en Vandellós, en Tarragona. Estuvimos a punto de sufrir un accidente nuclear que evitaron un puñado de héroes, a los que entrevisto en el programa. Hubo un ocultamiento por parte de la empresa y del Estado. Esas cosas te cabrean.

¿Hay algún tema de la actualidad que piense que es un futuro Anatomía de… clarísimo?Mucho sobre el tema de Rubiales es Anatomía de…, lo que pasa es que como está tan caliente en este momento y los hechos están sucediendo y la investigación está en marcha y falta mucho por descubrir. Este verano, cuando estaba tan caliente todo, les dije a los jefes de Atresmedia "oye, esto…" y me dijeron "eso para un Anatomía de... en la décima temporada". Tienen razón. Tiene que pasar un poco el tiempo. Ahora también se habla del caso Koldo, y además está el tema de la pandemia y todos los escándalos que están saliendo de ahí y aún son demasiado recientes. Mientras estábamos en casa portándonos bien, haciendo caso a lo que nos decían las autoridades, vemos que por un lado y por otro, hubo quien se llevó dinero, políticos, empresarios... De alguna manera va a haber que revisar ese momento.

¿Recibieron muchos mensajes después de emitir la primera temporada?Sí, es que es un programa que el año pasado emocionó mucho, desde el punto de vista de la tragedia, pero emocionó. Hay que hacer memoria, que recordar, que poner el foco en determinados acontecimientos y eso moviliza también a la gente.

Hacen memoria sin hacer morbo, ¿es así?Buscamos no trabajar el morbo, sino trabajar el programa. El sello y el lenguaje es el del True Crime. Revisamos la historia de España, acontecimientos concretos de nuestra historia, con la narrativa del True Crime. Eso nos diferencia y además también nos ayuda mucho a centrarnos en la investigación, en el misterio, a recorrer las historias, no buscando el morbo, sino buscando la investigación.

¿Trabajando en este programa no acaba viendo maquinaciones detrás de cualquier hecho?Bueno, es que te tengo que decir que yo creo que llevo demasiados años ya trabajando en el periodismo y por tanto veo maquinaciones en cualquier hecho desde hace mucho tiempo, y creo que estoy en lo cierto el 70% de las veces. Los hilos no se mueven solos.

¿No cree en las casualidades?Sí, hombre, de vez en cuando hay alguna casualidad, pero las casualidades normalmente son fruto o de negligencias, o de unir fuerzas para conseguir un objetivo o de estar en un sitio buscando que se produzca una oportunidad.

¿Cuando empezó a estudiar periodismo se visualizaba donde y como está ahora?Yo no me imaginaba así cuando estudiaba periodismo. Yo quería ser como Rosa María Calaf, la verdad. Eso es lo que yo quería ser, como Maruja Torres o como Rosa María Calaf. Estas eran las mujeres que me inspiraban. Pero el periodismo que ellas hacían realmente ahora está en peligro de extinción. Pero bueno, estoy muy satisfecha con todas las trayectorias que he tenido. Estoy muy cerca de los 50 años y he tenido la suerte de trabajar toda mi vida y de trabajar además con muy buenos profesionales, de aprender de Gabilondo en la radio, de de tocar muchos palos... que es un poco lo que yo busco. Creo que estar mucho tiempo en un sitio está muy sobrevalorado, da mucha estabilidad, pero realmente para un periodista no es algo bueno. El cambio, el riesgo entra más dentro de lo que nuestra profesión necesita para estar viva. Lo que pasa es que el riesgo y el cambio con la precariedad laboral pues son muy jodidos, claro.

¿Es activa en redes sociales, se deja llevar por el algoritmo?No soy nada activa, que no te engañe mi realidad actual, ¿eh? (risas). Ahora mismo las redes las lleva un compañero, durante todo el tiempo del programa, porque es que yo soy lo peor, no le encuentro el punto al momento selfie en Instagram. La exhibición de mi intimidad me cuesta mucho. Y luego es que soy muy impetuosa y Twitter me calienta, entonces intento frenarme también.

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