Entrevista

Jesús Vázquez, presentador de 'The Bachelorette': "Sé lo que es estar enamoradito de alguien y que te den calabazas"

Jesús Vázquez posa para la promoción de 'Para toda la vida. The Bachelorette'.
Jesús Vázquez posa para la promoción de 'Para toda la vida. The Bachelorette'.
MEDIASET
Jesús Vázquez posa para la promoción de 'Para toda la vida. The Bachelorette'.

En Para toda la vida. The Bachelorette (en emisión en Telecinco) Sheila Martori, una joven que ha logrado el éxito en casi todos los aspectos de la vida excepto en el sentimental, trata de encontrar pareja entre un grupo de 20 apuestos solteros, con los que convive entre el lujo de una gran mansión y de viajes a lugares exóticos, pero a los que tendrá que ir descartando uno por uno. Amor, pasión, celos, dudas... todo crea un emocionante ambiente y una esperada decisión final. 

Entre los pretendientes y ella está el maestro de ceremonias y presentador del programa, Jesús Vázquez. Hablamos con él sobre el amor, sobre su carrera, su activismo y sobre cómo llamar a tu pareja en la intimidad. 

Sheila es una chica independiente, profesional, guapa, etc... ¿Qué es lo que puede hacer que hoy en día a una persona así le sea difícil encontrar el amor?Pues no lo sé. Supongo que la vida que vivimos tan loca, tan ajetreada, tanta red social, tanto el móvil, tanto virtualismo... Yo ya tengo una edad y soy de la época de antes de las aplicaciones, y eso se ha perdido poco a poco. La gente entra en una app y ya está, y hace un match y quedan y pegan un polvo y se van a su casa y casi ni han hablado. Al final, entre el estrés, la vida y que ligar se ha convertido en una cosa como old fashion pues a la gente le cuesta un poco encontrar el amor.
​Es que también encontrar el amor es jodidamente difícil. No encuentras cada fin de semana al amor de tu vida. Tampoco pasa nada por no encontrarlo: hay que vivir, hay que disfrutar, hay que relacionarse, hay que tener historias, pero bueno, encontrarlo es muy chulo.

El programa es grabado y no sabemos cuál es la decisión final de Sheila, si es que se quedó con alguno. ¿Pero sea como fuere, está de acuerdo con lo que ocurrió al final?Me gusta muchísimo cómo acaba el programa y estoy totalmente, cien por cien de acuerdo con su decisión, sí. Y ella es más feliz después de terminar el programa que antes de llegar al programa.

¿En la tele hay más verdad de la que parece?Es que si no hay verdad, la cosa no funciona, lo digo siempre. Llevo 32 años haciendo tele y cuando yo siento que lo que estoy haciendo no es verdad, casi siempre pasa que luego el producto no funciona. Cuando hay verdad, aunque la gente se crea que no, que todo esto está inventado, sobre todo cuando juegas con sentimientos, con emociones, cuando se mezclan,cuando hay pasión y hay tensión sexual, lo que sea, cuando uno pone de sí mismo, pone la carne en el asador, sale la verdad. Y no hace falta que sea el amor para toda la vida, hay otro tipo de emociones compartidas que son verdad en la tele. Yo rompo una lanza por eso. La gente piensa “esto está todo preparado, esto está todo guionizado… Nosotros podemos intentar hacer un guion, pero cuando la gente pone el corazón encima de la mesa y los sentimientos y las ganas y la pasión, no hay guion que lo resista.

Eso complica la grabación, ¿no? Nosotros hacíamos nuestras quinielas, nuestros guiones, nuestras escaletas y decíamos "creemos que va por aquí, parece que hay feeling en la cita…" y tenemos una una legión de gente, redactores, acompañantes que van con ellos todo el rato y estaban seguros e incluso preparábamos las cámaras pensando que iba a dar una rosa y resulta que no. Momentos que no nos esperábamos hay muchos. Y que de repente se rompe el programa, porque no solo no le ha dado la rosa a quien nosotros pensábamos, sino que se ha cabreado con otro. Y ¡pum! dice, me voy, no sigo la ceremonia y nos vamos detrás, paramos la ceremonia y eso es muy verdad y pasa todo el rato. Ella era cien por cien libre en cada gala.

¿Qué equilibrio tiene que guardar usted entre implicarse y mantenerse al margen porque es el presentador?Ahí he estado jugando. Soy el yo de siempre, hago el payaso igual que siempre y soy igual de empático que siempre, porque mi forma de ser es esa. Siempre me pongo en el la piel del otro y pienso en qué estará pasando e intento ayudar. Pero en este programa todo el rato me sujetaban, las riendas y me decían "no te mezcles tanto, tú eres el maestro de ceremonias, tú eres el coach de todos por igual, no puedes tomar partido". Hay un punto a partir del cual no te puedes meter y sus emociones las tienen que resolver entre ellos. Eso me ha costado, ¿eh?

Ha tachado Bachelorette de la lista de grandes formatos que quería hacer, ¿cuál le queda en esa lista?Honestamente, de los grandes programas que he visto estos últimos años yo creo que ya no queda nada. Empiezo a darle vueltas y tengo todavía un largo contrato con esta casa que yo prorrogaré todo lo que ellos quieran, y de momento voy a estar tres años más en Mediaset, pero empiezo a acariciar la idea de poder hacer algo un poco más personal. Quizá es una cosa lógica después de hacer muchas horas de platós y de grandes programas. Hacer algo sin la presión del numerito de la audiencia.

¿Algún ejemplo?Coger e irme a hablar con gente por el mundo, hacer viajes en los que me lleve amigos y hablemos de cosas, desde mi perspectiva, como yo hablo con la gente, con mi forma de comunicar. Nada nuevo, ni nada especial, pero algo que me realice más personalmente.

Es usted un tipo de presentador que se abre, que muestra su personalidad, ¿qué nos queda por ver de Jesús Vázquez?Soy de los que creen que para pedirle a alguien que se abra el pecho, tienes que enseñar un poco el tuyo. También a veces es duro, porque porque te implicas mucho una entrevista y cuentas más de que lo que te están contando, pero a mí me gusta eso, hablar con gente y hacer un quid pro quo: yo te abro mi corazón y tú me abres el tuyo. Es una idea en la que estamos dándole vueltas. A lo mejor es para un canal temático de la casa, porque quiero hacer algo que no tenga que pasar la tensión del resultado que tienes en el prime time, porque llevo muchos años ya en la primera línea y de repente a uno le va apeteciendo hacer cosas por placer.

¿En qué debemos fijarnos para elegir una pareja? ¿Hay un primer detalle?Por por muchas vueltas que uno le quiera dar al final hay cosas universales. Yo he hecho muchos programas de citas y de parejas y hay unos cuántos axiomas. Lo primero: te entra siempre por los ojos. No quiere decir que el que te entra por los ojos se vaya a quedar toda la vida, pero si no te entra por los ojos es muy difícil que se vaya a desarrollar, aunque también es verdad que en el amor no hay reglas y yo lo he visto de todo, gente que empezaron muy mal y que ahora llevan 20 años juntos. Y de ahí a la típica pareja del siglo que luego duraron tres días. En segundo lugar tienes que tener un poquito de predisposición. Al final el amor es un contrato, tú firmas una serie de cosas si quieres ese amor romántico claro, hablamos de amor romántico, siempre de pareja.

Que no es el único tipo de amor, ni de pareja…Hoy en día existen tantos tipos de amor como personas y eso es maravilloso. Aunque creo que es aún más difícil si buscas otras cosas como parejas abiertas, poliamor... Son mundos que yo respeto muchísimo y tengo amigos que los practican, pero en el fondo, yo, que vendo la libertad y he luchado mucho por los derechos y las libertades de todos, para mi vida he elegido el amor romántico, es una elección.

Cuando salió la ley del matrimonio gay había quien decía: ¿Pero para qué queréis, la ley si luego no te casas? No importa si me caso o no, yo quiero que haya una ley de matrimonios para personas del mismo sexo, para que todos tengamos el mismo derecho y luego cada uno lo ejercita o no. Esto va de que tenga derecho a decidir si me caso o no. El amor es así: cada uno practica el amor que quiere.

Usted fue la primera persona a la que oí hablar abiertamente en televisión de la adopción por parte de personas homosexuales, ¿se siente pionero?Yo he hecho un activismo, por llamarlo de alguna forma, aunque nunca he estado en ningún grupo, cosa que a veces me lo reprochan los colectivos, pero sí creo que he hecho una lucha y di la cara y hablé abiertamente del tema y sobre todo, le di visibilidad. Yo creo que la clave de todo esto es visibilidad, visibilidad, visibilidad. Por eso, cuando la gente dice "Ay, pero por qué tienes que estar diciendo todo el día que sois gays?". Hay que decirlo porque cuando la gente ve que los gays son igual de personas, para bien y para mal, que los demás todo se normaliza, y deja de ser un tema. "Es que yo no voy diciendo por ahí que soy hetero", dicen a veces. Es que tú no lo necesitas, porque a tí no te matan en Qatar y a mí sí. Hay que seguir diciéndolo para que esto algún día sea normal.

Mi forma de luchar ha sido normalizándolo, hablando abiertamente, sin aspavientos, simplemente diciendo "mi marido, mi novio".

He puesto mi granito de arena. Lo notaba mucho al principio, muchos chavales me han escrito y muchas niñas y niños gays y lesbianas, para decirme que en su casa tenían muchos problemas, pero que un día me oyeron en la tele de que yo era gay y de repente sus padres decían, "qué majo este chico y resulta que es gay" y que les sirvió para meter ellos la cuña y decir "yo también soy gay".

¿Cómo ha visto usted el tema del mundial de Qatar?Es un asunto muy complicado… quieren hacer recaer la responsabilidad sobre la ciudadanía y luego la realidad es demoledora. Al Emir de Qatar lo ha recibido todo Occidente y todas las democracias avanzadas con honores de Jefe de Estado y le han puesto alfombra roja… Y luego que le pidan a los ciudadanos que lo boicoteen es muy difícil. O lo hacemos todos o no lo hace nadie. Todos estamos en contra de un país que no respeta los derechos humanos, pero si luego llegan las autoridades de ese país y aquí se les recibe con honores ¿que hace la ciudadanía? Es un dilema en el que han puesto la carga sobre el ciudadano medio y no es justo. No he visto el Mundial porque no me interesa mucho el fútbol y me habría sumado a un boicot, pero si no se suman mis gobernantes, ¿que hacemos los ciudadanos? Es muy complejo, porque al final necesitamos sus recursos energéticos y necesitamos su gas y su petróleo y sus inversiones económicas... Muchas de las grandes empresas de este país están participadas por el fondo soberano de Qatar... es así de sencillo.

Hablábamos de en qué fijarse para decir sí, pero ¿cuáles son las señales de alarma para decir "de aquí me voy"?.Todo lo relacionado con la violencia de género, con las agresiones sexuales, con el maltrato, todo lo que tenga que ver con eso, seguro. Todo lo demás que hagan dos personas adultas con consentimiento en sus relaciones personales, sexuales, sentimentales y si son realmente libres y no se agreden, es perfecto. Yo no me meto en nada. Todo lo que tenga que ver con abuso, con violencia, con ejercer el poder de uno sobre el otro, con la falta de libertad, es otro jardín. Todo lo que tenga que ver con considerar que las mujeres son propiedades de los hombres y por tanto se las puede agredir o se las puede violentar… hay que decir por aquí no se pasa y ni se te ocurra acercarte. no? Yo he dejado y me han dejado también muchas veces y sé lo que es estar

La mecánica del programa consiste en ir descartando candidatos, ¿cómo llevaba usted eso de decirle a alguien que no?Yo he dejado y me han dejado también muchas veces y sé lo que es estar enamoradito de alguien y que te den calabazas y lo mal que se pasa. Es jorobado dejar a alguien, sobre todo cuando ya has tenido una relación larga, o más corta, pero te has implicado emocionalmente y has querido a esa persona y al final ves que no puedes corresponder al nivel del amor que te están dando y tienes que cortarlo y tienes que decir no. Es jorobado y es un fracaso para las dos partes.

¿Hay que ser egoísta en eso y mirar por uno mismo?Es difícil ser egoísta cuando quieres a alguien... ahí se mezclan varias cosas. La prueba está en Sheila, que de verdad que había días que acababa emocionalmente muy tocada porque es verdad que les tenía que decir, "tengo que elegir y te tienes que ir tú" y luego ella se quedaba hecha polvo. El programa es así. Luego hablábamos con ella y con ellos, los cuidamos también cuando salen, para que se vayan con la autoestima intacta y que se vayan contentos de su paso por el programa.

¿Se cuida usted por salud o por presunción? ¿Un hombre nota la presión de la industria por la belleza?Muchísimo menos que las mujeres, no hay más que asomarse a ver la tele o asomarse a ver la vida. Las mujeres están mucho más sometidas a eso. Yo me cuido mucho, pero aunque no me cuidara y tuviera ya mi barriga, si fuiste un poco atractivo dirían "es un maduro muy atractivo, muy interesante". A una mujer de más de cuarenta que no se cuide muchísimo se la ve como una vieja. Tienen que teñirse, tienen que cuidar la figura, el peso, si se les baja una cosa, subírsela... luchan además contra un proceso biológico que las mujeres se da mucho más que en los hombres, que es todo ese ciclo hormonal que acompaña su vida. Y en lugar de acompañarlas y ayudarlas las sometemos a esa presión. Son expresiones que en el fondo, si lo pensamos, son formas de presionar muy sutilmente y las mujeres se defienden de eso intentando parecer cada vez más jóvenes.

¿Se ha reconocido en alguna actitud de estos chavales jóvenes?Sí y es muy bonito verlo. Yo trabajo mucho mi niño interior, que no hay que perder nunca y me conecto mucho con ese niño y me gusta. En el programa son chavales de veintitantos y algunos están también descubriendo el amor por primera vez. Venían aquí un poco por probar la aventura y resulta que se enamoran. Y ha habido momentos muy tiernos, muy románticos, muy bonitos, muy de amor, puro, romántico y les salen cosas cuquis, como de repente coger una flor y dársela... esas cosas pasan mucho en este programa y es muy bonito.

¿Lo cursi da vergüenza o tiene su punto?No, no, a mí me dan vergüencita muchas cosas, pero aquí ha habido muy pocos momentos. Es verdad que lo romántico y lo cursi, a veces están en una línea fina que se puede pasar hacia un lado o hacia otro, pero no me ha pasado en este programa. Lo digo honestamente. Todo es muy auténtico, hasta los romántico y hasta lo cursi. A veces un poquito de cursilería en el amor también está bien.

¿Desde fuera es más ridículo?El gran ejemplo es cómo te llamas con tu pareja. Mi marido Roberto y yo trabajamos juntos y también tenemos un nombre para casa, que no es el nombre que usamos cuando estamos trabajando. Entonces él es Roberto, está aquí como manager mío y la persona que me lleva todo. Pero a veces se nos escapa el otro nombre y es un momento de bastante vergüenza, sobre todo cuando te preguntan "¿qué le has llamado?". Y digo "no, no vamos a cambiar de tema, no hablemos de esto" (risas). En el amor entre dos haces muchas tonterías y muchas cosas cursis o ridículas que entre tu pareja y tú funcionan.

¿Podemos saber cuál es ese otro nombre?No (risas). Pero lo tengo y no es "gordi".

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