Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El triunfo de Emma García: cuando logras el equilibrio entre cercanía y televisión

  • Marca la distancia cuando toca y no aumenta el drama. Al contrario, lo ríe y, entonces, la respetan.
  • El disfrute de odiar. 
Emma García en el estudio 3 de Telecinco, mismo plató en el que se grababan históricos programas como Vip Noche o series como Médico de Familia.
Emma García en el estudio 3 de Telecinco, mismo plató en el que se grababan históricos programas como Vip Noche o series como Médico de Familia.
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Emma García en el estudio 3 de Telecinco, mismo plató en el que se grababan históricos programas como Vip Noche o series como Médico de Familia.

Lejos queda cuando Emma García presentaba A tu lado junto a Felisuco. ¿Se acuerdan? Lo que ha cambiado la tele desde entonces, que ya es mucho. En todo este tiempo, la comunicadora ha sido uno de los rostros más fieles de Telecinco. 

Lo mismo conducía el por qué lo llaman 'búsqueda del amor' cuando quieren decir 'fama rápida', también conocido como Mujeres y hombres y viceversa. Lo mismo hacía las preguntas del prejuicioso polígrafo de El juego de tu vida, que delataba más los morbos del espectador que los pecados de los concursantes dispuestos al escarnio público por un dinerito. 

Pero es en Fiesta donde la presentadora ha encontrado el equilibrio perfecto de complicidad con una audiencia que ya no es como la de hace diez años. De hecho, a estas alturas, Emma García transmite tener claro lo que uno se puede tomar en serio  y lo que no. Diferencia entre las relevancias de la vida y relativiza los meros entretenimientos de sobremesa, en una televisión que falla si trata con superioridad mental al espectador, que pincha si vende motos sobreactuando la nada. 

Emma García brilla en Fiesta porque marca la distancia cuando toca y no aumenta el drama. Al contrario, lo ríe y, entonces, la respetan. Así se ha convertido en una de las presentadoras más empáticas del actual elenco de caras de Telecinco. Ha ido logrando un clima de honestidad con un público que quiere más compañía que gente sentando cátedra desde el sobresalto o la imposición. 

Emma García está en otro lugar. De hecho, se hace la foto con los invitados como una fan más y la sube a sus redes. También posa con sus compañeros contertulios como quien se va de cena entre amigos. Tiene tiempo para sonreír, para relajar ímpetus, para celebrar el programa desde la naturalidad y no desde la trascendentalidad que aleja más que acerca. Emma está disfrutándolo. Al menos, cuando no está Paloma Lago.

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