El día que Iker Jiménez se marchó de una habitación 'encantada': "No me jo... si hay algo ahí no me lo digáis"

Iker Jiménez, en una habitación con fama de tener sucesos paranormales.
Iker Jiménez, en una habitación con fama de tener sucesos paranormales.
CUATRO
Iker Jiménez, en una habitación con fama de tener sucesos paranormales.

El periodista y presentador Iker Jiménez y su esposa y compañera de Cuarto Milenio, Carmen Porter, realizaron en la última emisión del programa un experimento de aislamiento, quedando cada uno solos y casi a oscuras en dos habitaciones con fama de encantadas. 

Fue en el antiguo convento de Santa Catalina de Almagro, actual Parador Nacional, donde en las habitaciones 38 y 39 hay muchas historias de huéspedes y trabajadores que han sentido cosas extrañas, como sombras misteriosas, sonidos inquietantes o muebles movidos sin explicación. 

Ya en las habitaciones, aislados pero comunicados por walkie talkie con el equipo y con un supuesto médium, Iker comenzó a mirar fijamente a una zona de la habitación, donde el médium dijo que había una presencia. 

"La sugestión tiene su papel también", decía al principio el presentador. Al poco aseguraba: "El armario que tengo aquí a la izquierda no me gusta nada..." y al oír un comentario por el walkie añadía: "no me jodáis, si hay algo ahí no me lo digáis. porque no quiero decir lo que pienso".

Al poco, a pesar de su intranquilidad, aseguraba que querría sentir o ver algo. "La verdad es que me gustaría que se manifestara algo, creo estar preparado", aseguraba. 

"No será una broma ni nada de eso, ¿no?", decía tras sentir algo en la habitación. Pero al poco sacaba su yo más racional. "Será la sugestión, ¿no? Es que he visto como una forma ahí... pero es un juego de luces y sombras. Es la adaptación del ojo, no puedo decir que sea algo extraño".

El médium aseguraba que el espíritu de una mujer, que solo él veía, "se está divirtiendo", en el buen sentido, "en plan 'tú querías algo, me vas a notar'". 

Mientras, en la otra habitación Carmen Porter contaba su propia experiencia, diciendo haber oído algo: "Me han llamado por mi nombre", decía Carmen, "como si viniera de fuera del pasillo". 

Finalmente, Iker Jiménez acabó por salir de su habitación, la 38, y aunque lo hacía calmado, más tarde en el programa explicó que se fue porque sintió que tenía que salir de ese lugar. 

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