Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Cuéntame y el minuto que nos cambió a todos

Los Alcántara nos recuerdan que cada uno de nosotros somos parte activa de la sociedad. Aunque, a menudo, parezca difícil de creer.
Cuéntame cómo pasó: Los Alcántara en la manifestación contra el asesinado de Miguel Ángel Blanco
Cuéntame cómo pasó: Los Alcántara en la manifestación contra el asesinado de Miguel Ángel Blanco
RTVE
Cuéntame cómo pasó: Los Alcántara en la manifestación contra el asesinado de Miguel Ángel Blanco

"Abuela, no me gusta que me hables de la muerte". María Alcántara rehuye con la mirada a su yaya Herminia, que le acaba de confirmar que, como todos, se va a morir. Pero parece que a la nieta, médico, le ha pillado por sorpresa. "Qué te vas a morir tú", replica. Tal vez porque hay personas tan inspiradoras que deberían ser eternas. Pero su abuela, que definitivamente es la abuela de España, ha aprendido que los tabúes no sirven para demasiado: "Te aguantas, porque la muerte es parte de la vida". Nos acompaña. Nos revuelve. Nos cambia. Nos acabamos.

Pero María está en ese instante de la juventud en ebullición que a ratos te hace sentir inmortal, a ratos te hace querer huir a los despreocupados días de niñez. Sin responsabilidades reales. María está en ese instante en el que la ingenuidad empieza a escaparse de las manos y se empieza a palpar lo descarnado de la vida.

Y este capítulo 410 de Cuéntame está dedicado a ella, a María Alcántara, interpretada por la bilbaína Carmen Climent que sólo tenía un año en 1997, cuando ETA secuestró y asesinó a Miguel Ángel Blanco, uno de los momentos más crudos de la historia reciente de nuestro país y eje de este viaje emocional en forma de episodio en el que la muerte planea, de principio a fin, en varias de sus formas.

Y ahí está la fuerza única de Cuéntame. Carmen no sólo representa en pantalla como actriz a un personaje, también está representando a tantos jóvenes que pueden sentir ahora aquello que cambió a sus padres y abuelos. La cuenta atrás literal del asesinato de Miguel Ángel Blanco fue el primer reality show del terrorismo. Asfixiante cada momento. Cómo el padre se enteró por la prensa del secuestro por ETA de su hijo, como todo el país desolado salió a la calle mañana, tarde y noche, cómo las televisiones se quedaron un minuto en pause para que no le asesinaran. El país entero en silencio. Y, entonces, lo mataron. Es como vivir de nuevo aquellos días que nos dejaron sin aire. Y sin lágrimas.

Cuéntame lo ha vuelto a hacer. Mezclando las imágenes de la realidad y la ficción, ha logrado un retrato nítido de todas las emociones y todos los dilemas de aquel 13 de julio de 1997 en el que siempre recordaremos dónde estábamos y qué hacíamos a las cuatro de la tarde. Porque aquel minuto nos cambió a cada uno de nosotros. Incluso nos recordó que cada uno de nosotros somos parte activa de la sociedad. Una sociedad en la que Carmen Climent sólo era casi un bebé, María Alcántara maduraba y España, al unísono, tuvo claro lo que quería ser y lo que no. Creímos que ya sería para siempre. Ingenuos. 

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