Una viajera incansable. Así se podría definir a Catalina, una comensal que acudió este miércoles a First Dates en busca del amor: "De joven tenía mil chicos a mi alrededor, ahora, no", comentó.
Elsa Anka fue la encargada de recibirla a las puertas del restaurante de Cuatro y destacó que la soltera había acudido al programa "desde muy lejos".
Y es que Catalina estaba recién llegada de un viaje por Botsuana: "Ha sido maravilloso ver leones a dos metros. Y no uno ni dos, sino 24. Para mí ha sido el viaje de mi vida", admitió.
"Tengo que conocer este mundo antes que el otro, lo tengo clarísimo. Y ya llevo 44 países visitados. En India he estado 20 veces, tengo hasta a una maestra espiritual allí...", explicó la comensal.
Y es que Catalina, ahora jubilada, había sido guía de viajes por todo el mundo, sobre todo, por Oriente, y, posteriormente, cuando se trasladó a Ibiza, "encontré un trabajo estupendo como relaciones públicas de la isla viajando por toda Europa vendiéndola", señaló.
Anka le preguntó si se había imaginado cómo sería su pareja de la noche: "Es curioso, ayer me vino un flash y me imaginé que el hombre de mi cita será bajo, calvo y con ojos claros", le respondió.
Y acertó, ya que su cita, Paco, no tenía pelo y tampoco era muy alto, y tenía los ojos claros. "Me gusta ir bien arreglado y tengo 43 pares de zapatos".
Ya en la mesa, ambos empezaron a contar sus experiencias personales en la vida, pero Catalina detectó que Paco hablaba mucho, pero que a ella no le dejaba decir nada, algo que le disgustó.
El zaragozano destacó que había tenido un cáncer que, por suerte, había superado; que se llevaba muy bien con su exmujer o que le gustaba viajar. Pero cuando la exguía de viajes le dijo que acababa de volver de Botsuana, él no supo donde ubicarlo en el mapa.
"¿Un hombre de turismo y no sabe dónde está?", afirmó Catalina, desilusionada, que también le contó que se quedó viuda con dos bebés: "Todos hemos tenido lo nuestro en esta vida".
Al final, Paco sí que quiso tener una segunda cita con la comensal pese a la distancia que les separaba: "No me importaría vernos en Ibiza o en Zaragoza".
Ella, por su parte, descartó volver a quedar: "No tenemos nada en común, no he encontrado cosas que nos unan". Él le contestó: "Pues nada, todos tan contentos".
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