La remozada Academia de Operación Triunfo es tan diáfana que Noemí Galera ya se ha llevado un cristal por delante. Estaba tan limpio, al menos hasta que chocó la directora de casting, que tal cristalera parecía un pórtico. Pobre. Pero no pasó nada, sólo una anécdota antes de estrenar.
Cuánto ha cambiado la televisión desde que OT irrumpió en TVE en 2001. Entonces, la Academia ni siquiera tenía ventanas. O las cámaras se descuadraban con los cambios de la luz del exterior y el interior. Algunos concursantes, como Manu Tenorio, se movilizaron para lograr una terraza donde ver el Sol, pues la Academia no dejaba de ser un decorado pensado para la tele. Como cualquier otro programa más.
En 2017, OT dejó su nave en Sant Just Desvern y se instaló en su actual casa en el Parc Audiovisual de Catalunya, en Tarrassa. Allí Amaia, Aitana y compañía habitaron una escuela con más luz. Ya la Academia se abría a la calle con una especie de balcón con vistas al antiguo Hospital del Tórax, ahora sede de rodajes de cine, publicidad y televisión. Ahí, en sus platós, se ha realizado en los últimos meses, por ejemplo, Días de Tele. A unos pocos metros del talk show de Julia Otero, el edificio de la Academia ha estado algo así como dormido desde que acabó OT en aquel 2020 en el que todos nos quedamos paralizados por la pandemia.
Los baños, las duchas, la habitación y la gran sala para el pase de micros han estado esperando la vuelta del concurso todo este tiempo, que se ha hecho tan largo y corto a la vez, aunque en estos meses ha vivido una nueva revolución. Se han quitado tabiques y se ha eliminado los cruces de cámaras de la antigua tele-realidad, esos pasillos oscuros que conocimos con Gran Hermano y que escondían a los camarógrafos detrás de espejos. Con esta supresión, la Academia ha ganado más de 200 metros de amplitud. El espacio es más diáfano y las estancias se pueden conectar con la vista.
En el corazón, la sala del piano de Manu Guix, con una puerta directa a un nuevo estudio donde grabar los discos de cada gala sin salir de las instalaciones. Mucho cojín, mucha planta. Y el propio espectador podrá comprar los enseres que le gusten en Amazon que para eso ahora el programa se emitirá desde el próximo lunes (a las 22.00h.) en la plataforma Prime Video del gran centro comercial en línea.
Todo rodeado de muchas ventanas, con vistas a un parque natural y al viejo hospital. La tonalidades naturales del día irán marcando el tiempo de la Academia. La tecnología actual sí permite combinar luz artificial con natural de manera más anárquica. Las nuevas cámaras no vuelven tan loco al control de imagen que equilibra la coherencia visual de cada una de las señales de vídeo del programa para no desquiciar a un ojo del espectador más acostumbrado que nunca a grabaciones guerrilleras a través de las aplicaciones móviles que llevamos en el bolsillo.
En total, OT 2023 cuenta con 55 cámaras, de esas que se mueven solas. Son cada vez más ligeras y están situadas a la vista. Lo que antes se veía como un reality de encierro, casi con una estética que recordaba a las cámaras de seguridad de la cárcel, ahora se acerca más al género documental. Los propios focos que iluminan las diferentes estancias no remiten a la tele industrial y son coherentes con el diseño del decorado. Simulan lámparas o están formados por líneas de leds que son parte estética de la escenografía. De hecho, servirán para jugar al compás del guion de las clases, los ensayos y las fiestas en la Academia.
Así ha cambiado la emisión en directo de un reality show. Ya llevamos todos una cámara dispuesta a grabar en nuestra propia mano, un programa de televisión de convivencia tiene que aportar un extra estético, creativo y elaborativo. No vale cualquier habitación sin profundidad. Y esta Academia de OT de Gestmusic para Prime Video quiere ser un colorista hogar aspiracional en donde apetece quedarse. El envoltorio lo tiene, la decoración es práctica, versátil y acogedora para el día a día. El resto depende de la generosidad de los concursantes para llenar de talento ese espacio y traspasar sus paredes de cristal. Traspasar alegóricamente, no literalmente como chocó Noemí Galera.
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