Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Ana Guerra y el aguante a las preguntas sobre Aitana

Ana Guerra con cara de 'qué me estás preguntando' en Socialité.
Ana Guerra con cara de 'qué me estás preguntando' en Socialité.
Telecinco
Ana Guerra con cara de 'qué me estás preguntando' en Socialité.

Las redes sociales han invitado a creernos que debemos poseer opinión de todo. Los propios personajes populares, también. En los largos photocalls de las premieres, ya hace tiempo que no basta con hablar del estreno cinematográfico, la obra de teatro que vas a apoyar o tu propia carrera profesional. También hay que estar listo para responder cuestiones de otras celebridades, como si fueras concursante de Saber y Ganar. Aunque sin Jordi Hurtado y sobre vidas ajenas. 

Ese concurso se podría llamar Cotillear y Ganar, pues en su mecánica destacan aquellos que osan a responder a cualquier interrogante de los reporteros con la inconsciencia que permite especular de todo sin tener ni idea de nada. Bueno, esto también lo vemos en determinados podcasts. Lo importante es regalar un espontáneo clip a la humanidad.

Y como el autobombo no interesa, el atajo para "brillar" entre la marabunta de entrevistados es soltar la carnaza que primero teoriza y luego piensa. Lo hemos visto estas semanas con el caso de Kate Middlenton. En los premios Ídolos, hubo casi simposios sobre lo que pasaba por la cabeza de la princesa de Gales.  No dieron ni una, claro.

Todo vale para sentirse estrella. Sólo para sentirse, pues las estrellas que trascienden son las que suelen diferenciar entre arte y necesidad de casito. Las primeras juegan con el humor ante preguntas que les dejan boquiabiertas, las segundas caen al vacío de la opinión de barra de bar para exprimir al máximo su momento de micrófono. 

En esta criba, los photocalls son un interesante medidor de talentos. Y Ana Guerra ha sacado matrícula de honor en este 'artistómetro' de las alfombras rojas. Y no se lo ponen sencillo.

Ella que siempre tiene que aguantar el interrogatorio sobre Aitana. Ella que ve cómo hay una sociedad que aún la asocia a Lo Malo, mientras que Aitana ya está en otro lugar. Pero ella, en cambio, sale del paso con la virtud de inventarse un lenguaje propio. Ana Guerra es artista, demostrado. No sabe qué contestar, sin embargo cuenta con la lucidez para ser honesta con el público, su público, sin meterse en demasiados jardines con viejas compañeras de la academia: "Yo no me entero de nada, tía, yo vivo en un huevo kinder". Ana Guerra canta, baila y, visto lo visto, compone buenas respuestas a preguntas que pueden manchar. A ella no, pues transforma lo efímero de la fogata de las vanidades de un impaciente photocall en una jocosa coletilla para la posteridad. 

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