Así es Shenzhen, el 'Silicon Valley chino' que ha arrebatado a Estados Unidos el título de meca tecnológica

Un trabajador médico realizando una prueba de COVID en una fábrica de Foxconn en Wuhan en agosto de 2021.
Un trabajador médico realizando una prueba de COVID en una fábrica de Foxconn en Wuhan en agosto de 2021.
REUTERS
Un trabajador médico realizando una prueba de COVID en una fábrica de Foxconn en Wuhan en agosto de 2021.

China ha confinado al menos hasta el próximo 20 de marzo a la mayor parte de los 17 millones de habitantes de la ciudad de Shenzhen. Con esta medida, el gigante asiático trata de combatir el peor brote de coronavirus desde el estallido de la pandemia en Wuhan.

Shenzhen se encuentra en el sur del país, cerca de la frontera con Hong Kong, y es sede de compañías tecnológicas nacionales como Huawei, OPPO y Tencent. Esta localidad es también hogar de múltiples grandes fábricas ensambladoras de material electrónico -como por ejemplo Foxconn, el fabricante de productos electrónicos por contrato más grande del mundo y el proveedor más importante de empresas como Apple y Samsung- y uno de los principales puertos de distribución mundial.

Por ello, este confinamiento impuesto por el Gobierno chino preocupa a la industria tecnológica internacional, ya que es más que probable que cree un cuello de botella tanto en producción como en distribución que reverberará varias semanas dentro y fuera de China.

Aunque parece que la variante ómicron tiene en jaque al país asiático, desde que comenzó la pandemia ‘solo’ han informado de un total de 4.636 muertes y 115.466 casos confirmados, tal y como recoge Reuters.

¿Por qué preocupa tanto el cierre de Shenzhen?

Como decimos, Foxconn, socio fundamental para la fabricación del iPhone, ha tenido que detener las operaciones de su fábrica de Shenzhen. “Debido a nuestros sitios de producción diversificados en China, hemos ajustado la línea de producción para minimizar el impacto potencial”, ha dicho un portavoz de la empresa a Gizmodo.

En realidad, la instalación de producción de iPhone más grande de China se encuentra en la ciudad de Zhengzhou, que actualmente no está bloqueada. Aun así, el cierre temporal de Shenzhen puede tener consecuencias mundiales para Apple -y por supuesto para el resto de actores del sector tecnológico-.

Trabajadores en la fábrica de Foxconn en Shenzhen.
Trabajadores en la fábrica de Foxconn en Shenzhen.
Wikipedia - Steve Jurvetson

Y es que, evidentemente, Foxconn no es la única empresa de tecnología que ha suspendido sus operaciones en Shenzhen: Unimicron Technology, un importante proveedor de Intel, también ha detenido la producción en la ciudad, según Reuters; y Bloomberg indica que el fabricante de drones DJI, Huawei y Tencent, que también tienen oficinas en la ciudad, probablemente estarán cerradas hasta al menos el 20 de marzo -si bien esta es una fecha orientativa, ya que nadie sabe con certeza cuánto tiempo continuará el confinamiento marcado por el Gobierno chino-.

Asimismo, algunas empresas que suministran a los fabricantes de coches como Toyota o Volkswagen también han cerrado temporalmente.

La situación es posible que se agrave aún más, puesto que Shanghái, la ciudad más poblada del país y sede del importante fabricante de chips SMIC, también está promulgando nuevas restricciones.

Así, este brote de COVID-19 y sus medidas de contención amenaza con recrudecer los problemas que ya sufre la cadena de suministro global debido a la pandemia, a la escasez de semiconductores y, en última instancia, a la guerra entre Rusia y Ucrania. Foxconn aseguró en noviembre que los envíos de dispositivos electrónicos podrían sufrir cuellos de botella hasta la segunda mitad de 2022.

Skyline de Shenzhen (China).
Skyline de Shenzhen (China).
Wikipedia - Charlie fong

Shenzhen, el 'Silicon Valley chino'

Shenzhen se ha convertido durante los últimos años en un punto neurálgico de la tecnología a nivel mundial. De hecho, es la ciudad de China con una mayor actividad relacionada con el mundo del hardware, ya que buena parte de los productos vienen de allí.

Entre kilométricos rascacielos se esconden miles y miles de compañías relacionadas con el sector tecnológico: en promedio, hay 8,5 empresas de alta tecnología a nivel estatal por kilómetro cuadrado y cada día se autorizan una media de 71 patentes de invención.

Así, a Shenzhen se le conoce mundialmente por ser el ‘Silicon Valley chino’, pero no solo por su producción de hardware a nivel industrial, sino porque allí han despegado y despuntado actuales gigantes del mundo de los drones, la inteligencia artificial, la robótica, los sensores, las aplicaciones, el reconocimiento facial o el big data, creando un auténtico hub tecnológico y convirtiéndose en la meca asiática de la tecnología.

En 2017 se le otorgó el reconocimiento de ciudad más innovadora del mundo y en 2018 superó a Hong Kong en crecimiento con un PIB de 362.400 millones de dólares, posicionándose como la tercera urbe con mayor crecimiento en China.

Ese mismo año, Shenzhen registró 14.834 empresas nuevas, aumentando en un 119,54% la inversión respecto a 2017. ¿El secreto? Un plan de desarrollo sostenible que la proyecta como una ciudad innovadora para atraer talento, otorgar subsidios y apoyar la investigación en áreas clave.

¿Y por qué Shenzen? Principalmente, esta ciudad se eligió como núcleo tecnológico por su situación estratégica, al estar al lado de Hong Kong, y por la inversión de capital extranjero, así como gracias a la decisión del Gobierno chino de establecer allí una de las cuatro primeras zonas económicas especiales a principios de la década de los 80.

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