"Las personas que practican una alimentación intuitiva presentan una mayor autoestima y respeto corporal"

Dieta saludable.
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Europa Press
Dieta saludable.

El verano está a la vuelta de la esquina y con su llegada muchas personas comienzan la llamada ‘operación bikini’. Ponerse a dieta es casi un deporte nacional: el 21’6% de los españoles confiesa que ha realizado algún régimen en el último año para reducir peso o mantener la figura. Pero, ¿son realmente efectivas? Y sobre todo, ¿seremos más felices y estaremos más sanos tras perder peso?

En 1995, las nutricionistas Evelyn Tribole y Elyse Resch dieron forma al concepto ‘alimentación intuitiva’ con el objetivo de crear una relación más sana con la comida. ¿Sus principios? Escuchar a nuestro cuerpo y conectar con nuestras sensaciones de hambre, para alimentarnos en base a esas necesidades practicando la consciencia plena. Al no establecer horarios, raciones o alimentos concretos se potencia el placer por comer y el autoconocimiento. Casi tres décadas después más de un centenar de investigaciones científicas demuestran su eficacia. Conocemos más sobre ella, conversando con la psicóloga experta en TCA María Ramírez.

¿Qué es la alimentación intuitiva y cuál es su origen?Como determinaron sus creadoras Elyse Resch y Evelyn Trybole en 1995, “La alimentación intuitiva es una integración de cuerpo, mente, emoción y pensamiento racional”. Es un modelo de alimentación que tiene como principal característica escuchar a nuestro propio cuerpo y aprender a identificar sus señales corporales.

Es un engranaje dinámico de cuerpo, mente y alma basado en el instinto, la emoción y el pensamiento racional. Nos referimos, por tanto, a un proceso personal encaminado a honrar la salud en todos sus niveles, a través de atender los mensajes de nuestro cuerpo y las necesidades físicas y emocionales que determine.

La alimentación intuitiva te invita a un camino absoluto de descubrimiento, autoconocimiento y guía desde tu propio cuerpo y hacia el mismo. Tú estás al frente y en el centro. Tú sabes más que nadie sobre sus necesidades, como por ejemplo, el hambre que tienes, qué alimentos te gustan, satisfacen y mejor te sientan.

La persona que come de forma intuitiva es quien toma decisiones alimentarias sin experimentar culpa o ningún tipo de dilema ético, honra el hambre, respeta sus señales corporales de saciedad y satisfacción.

¿Cuáles son las claves o principios de esta alimentación?El objetivo de la alimentación intuitiva es aumentar la conciencia interoceptiva, es decir, la percepción del estado interno del organismo con la finalidad de mantener la homeóstasis corporal y, paralelamente, eliminar obstáculos, pensamientos, creencias, reglas y juicios generados en torno a la alimentación por parte de la cultura de dieta y culto a la delgadez. Para guiar este proceso, la alimentación intuitiva propone los siguientes principios:
1. Rechazar la mentalidad de dieta.
2. Honrar tu hambre.
3. Hacer las paces con la comida.
4. Retar la policía alimentaria.
5. Sentir y respetar tu saciedad.
6. Descubrir la satisfacción con la comida.
7. Gestionar tus emociones con amabilidad.
8. Respetar tu cuerpo.
9. Movimiento placentero y sentir la diferencia. 
10. Honra tu salud con nutrición compasiva.

Estos principios no son pasos ni mucho menos reglas o normas a seguir. Cada uno ofrece información basada en la evidencia científica y herramientas para poder reconectar con las señales corporales y sus necesidades.

La psicóloga María Ramírez.

María Ramírez

  • Psicóloga experta en TCA
María Ramírez es psicóloga experta en TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) y la directora de IgualHablando. Licenciada en Psicología, Máster en Trastornos de la Conducta Alimentaria y Obesidad, Máster en Igualdad y Género, Pratitioner, Máster y NLP Coach. Cuenta con varias especializaciones y certificaciones, entre ellas, en alimentación respetuosa y liberación corporal (salud en todas las tallas), psiconutrición, dietética y nutrición, alimentación consciente y coaching nutricional.
Tras cerca de una década de trastornos alimenticios, acompaña a mujeres a sanar la relación con su cuerpo, la comida y consigo mismas en la recuperación y empoderamiento tengan o no un diagnóstico en TCA a través de su Método Conoce-Integra-Acciona.

¿Cómo puede ayudarnos la alimentación intuitiva a mejorar nuestra relación con lo que comemos?Es una manera de entender la alimentación y de relacionarnos con la comida. Puede ayudarnos a desarrollar una relación saludable con los alimentos y a escuchar nuestras señales corporales de hambre-saciedad-satisfacción y las necesidades que demanda nuestro cuerpo para atenderlas.

Lo cierto es que nacemos, excepto en enfermedades y patologías que afecten directamente, con estas señales configuradas de manera innata. A medida que crecemos y que las normas sociales van adentrándose en nuestra vida, comienzan a desconfigurarse. Es muy común que en la población adulta dietante crónica se encuentre la completa anulación y desconocimiento de sus señales corporales.

Por tanto, es necesario reconfigurarlas para fomentar una verdadera, saludable y libre relación con la comida y con su cuerpo.

Mucha gente creerá que si priorizamos nuestra hambre real, saciedad y las señales que nos manda nuestro cuerpo se puede comer de todo sin ningún tipo de control, ¿esto es realmente así?Absolutamente cierto. En el equipo de IgualHablando escuchamos a menudo la frase de “si me doy permiso para comer X alimento, no voy a dejar de tomarlo nunca”.

Esto, además de no ser cierto, sería casi – científicamente – imposible. Si nos regimos al puro condicionamiento clásico, ¿a quién no le ha pasado que ha tenido presente tantas veces un mismo estímulo que ha terminado aborreciéndolo? Lo que en un principio un “donut” puede generar una respuesta agradable muy intensa, a medida que se repite y cada vez es más accesible para la persona, la reacción pierde fuerza.

Control y alimentación genera tensión y estado de alerta. El cerebro humano está diseñado con el fin de sobrevivir y nuestras acciones y comportamientos con el objetivo garantizar la supervivencia. Si “tengo que controlar” lo que como, no queda lugar para la intuición. No puedo percibir de manera clara e inmediata las verdaderas necesidades de mi cuerpo. Por eso, a veces comemos “porque es la hora” y no por hambre o apetencia.

Es importante revisar y trabajar las ideas y actitudes disfuncionales con respecto a la comida antes de adentrarnos en la alimentación intuitiva.

Otro de sus principios es el de separar las emociones de la comida. Esto puede resultarnos muy complicado porque en muchas ocasiones comemos por estrés, ansiedad, aburrimiento, bajones emocionales… ¿Cómo podemos conseguir controlarlo?El famoso, temido y demonizado “hambre emocional”. El comer emocional es natural, no es malo en absoluto. Desde bien pequeños vemos que un bebé llora y se le da el pecho o el biberón y nadie se plantea, en principio, que haya algo disfuncional. Por tanto, sirve para gestionar emociones también.

El problema es que nos acostumbramos a lo que sentimos sin pensar que tenemos la capacidad de cambiarlo. El quid de la cuestión, en consecuencia, no está en “controlar lo que como”, sino en aprender a gestionar mis emociones de la manera que merezco y necesito. Asimismo, trabajar en ampliar el abanico de herramientas y alternativas con el propósito verdadero de gestionarlas y no de “evitar o sustituir” el comer.

Reconectar con el auténtico permiso incondicional para ingerir con el que nacemos con el fin de poder acceder de manera libre y consciente a los alimentos que elegimos. Pongo un ejemplo. En mi caso, como comedora intuitiva, después de estar completamente recuperada de varios trastornos alimenticios: “que tenga permiso incondicional para comer todo el helado posible, no significa que lo tenga que hacer”.

¿Qué consejos debemos tener en cuenta para poner en práctica una alimentación intuitiva?La alimentación intuitiva no es una dieta más para perder peso, por tanto, es necesario detectar los diferentes tipos de mensajes propios de la cultura de dieta encubiertos por algo mucho más amable y sutil.

El camino de la alimentación intuitiva no es lineal, perfecto, ni hay un ideal concreto a cumplir. Es un proceso que requiere consciencia, aprendizaje y acción. La finalidad es encontrar el equilibrio natural de y con nuestro cuerpo, lejos de reglas externas y patrones de moda que determinan lo que – supuestamente – necesita según X factores.

El peso puede variar. Estos cambios van a retar esas ideas y creencias disfuncionales establecidas por la cultura de dieta. Si el hecho de que nuestro cuerpo varíe en búsqueda de su rango de peso natural (set point) nos resulta un problema o algo temido, es imprescindible empezar el proceso en compañía de profesionales especialistas en la relación con la comida y el cuerpo o trastornos alimenticios.

Cualquier persona es susceptible de practicar una alimentación intuitiva o hay excepciones?La respuesta general, directa y corta sería “sí”. La verdadera y necesaria es “depende”.

Salir de un trastorno alimenticio y querer adentrarse de lleno en la alimentación intuitiva o querer sanarlo con esta opción es difícil, peligroso y, seguramente, mantenedor de las conductas de riesgo socialmente aceptadas. Por lo que garantiza a la persona una cuasi-recuperación o falsa recuperación del TCA.

Hablamos de escuchar al cuerpo, percibir sus sensaciones y señales. Sanar una relación disfuncional con la comida requiere consciencia, acción y trabajo interno en compañía de un equipo multidisciplinar en el mejor de los casos.

Una vez la persona ha revisado, deconstruido e integrado nuevas perspectivas, ideas y comportamientos más amables y compasivos, sostenibles a lo largo del tiempo, ha roto con todas las normas alimentarias de la cultura de dieta y ha descubierto una nueva forma de relacionarse consigo misma, con la comida y con su cuerpo, entonces podemos comenzar a hablar de alimentación intuitiva.

¿Cuáles son los principales beneficios de la alimentación intuitiva y cuándo empezaremos a observar cambios?La alimentación intuitiva promueve la salud integral desde la compasión y la inclusión. Las personas que comen intuitivamente con una relación libre y sana con la comida de antemano presentan mayor autoestima, bienestar y optimismo, alimentación suficiente, variada y satisfactoria, aceptación y respeto corporal, resiliencia, afrontamiento proactivo, amor propio y satisfacción vital.

La alimentación intuitiva ayuda, pero la verdadera relación de libertad con la comida, con el cuerpo y una sana autoestima son el ingrediente principal de satisfacción vital. Todo ello lejos de la cultura de dieta y la gordofobia, desmontando la idealización de la delgadez y promoviendo una mayor y mejor aceptación corporal propia y ajena.

Reconectar con nuestras capacidades y reaprender habilidades mucho más amables, compasivas y sostenibles en el tiempo y abrirnos a una nueva forma de relacionarnos con nosotros mismos y nuestros vínculos es un buen camino para vivir en paz.

Desde tu visión como experta, ¿cuál es el principal error que cometemos al ponernos a dieta y por qué tantas veces no suelen funcionar o, si funcionan, originan un efecto rebote?Desde que nacemos nos han dicho que la solución a todos los problemas es llegar a nuestro “peso ideal”. Esto, sumado a una ausencia de herramientas de gestión emocional, dan como resultado una sensación de control que siento no tener en el resto de las parcelas de mi vida.

Si “pierdo el control” de lo externo, de lo que ocurre fuera, porque eso me hace no conocer ni saber gestionar lo que pasa dentro de mí, el embudo se va cerrando. Voy prestando atención, poniendo el foco en lo que la sociedad (cultura de dieta) me dice que puedo vigilar: mi cuerpo. Si está puesto en la obsoleta y errónea fórmula de “x movimiento + x alimento = x cuerpo”, mi sensación de control se mantiene activa.

La restricción alimentaria física y/o mental genera insatisfacción vital y malestar emocional. El 95 % de las dietas no funcionan y hacerla es uno de los factores más importantes para desarrollar un trastorno alimenticio.

El foco clave está en cuestionar aquellas creencias disfuncionales que mayor malestar generan y trabajar en redirigirlas y crear nuevas mucho más beneficiosas, que nos permitan sentirnos libres con la comida, habitar nuestro cuerpo en paz y respetarnos incondicionalmente.

La psicóloga experta en trastornos de la conducta alimentaria María Rodríguez.
La psicóloga experta en trastornos de la conducta alimentaria María Ramírez.
Cortesía.
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