¿Qué es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo? Estos son sus síntomas, sus causas y sus consecuencias

Garrapata
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FLICKER/JOHN TANN - Archivo
Garrapata

Hace unos años, comenzaron a aparecer en Europa (y más concretamente en España) casos de una misteriosa enfermedad que originalmente había afectado a soldados soviéticos en la península de Crimea y a algunas personas en regiones remotas del (entonces aún llamado así) Congo Belga. Como ocurre con otras enfermedades como el Zika o el virus del Nilo Occidental, el cambio climático antropogénico tiene mucho que ver con este fenómeno.

¿Qué es la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo?

La fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es una zoonosis (una enfermedad que los animales pueden transmitir a las personas) provocada por un virus perteneciente a la familia Nairoviridae (Nairovirus) y endémica de África, los Balcanes, Bulgaria, Turquía y Oriente Medio.

Se transmite a las personas o bien por medio de la picadura de garrapatas (Ixodoidea) que hayan picado a animales infectados, o bien por el contacto con sangre, fluidos o tejidos de personas o animales infectados. Por ello, la mayoría de los casos en humanos se dan en personas que están en estrecho contacto con animales, como ganaderos, veterinarios u operarios de mataderos.

Sin embargo, la vía más habitual es, sin duda, la primera; y esto, en combinación con los efectos del cambio climático, explica su avance por la Península Ibérica

Muchas de las especies de garrapatas capaces de transmitir este virus viajan a lomos de las aves migratorias que, en verano, se desplazan desde África hacia Europa. Antiguamente, estas garrapatas, sin embargo, sólo podían sobrevivir en algunas zonas del sur de la Península, ya que el frío del invierno acababa con ellas. Ahora, en cambio, su distribución en España y Portugal ha cambiado, y ya no están tan presentes en su hábitat original (que se ha vuelto demasiado cálido y seco) y, en cambio, prosperan en el resto de la Península exceptuando zonas montañosas de gran altitud. En los últimos cinco años, se han producido cinco muertes en España por contagios endémicos.

No sólo eso; estas garrapatas, hasta ahora, eran incapaces de sobrevivir en Centroeuropa. A día de hoy, se han empezado a encontrar ejemplares tan al norte como Reino Unido o Noruega.

Se trata de una afección muy grave, que en las personas llega a alcanzar tasas de mortalidad situadas entre el 10 y el 40%. Afortunadamente, es poco frecuente.

¿Cuáles son sus síntomas?

Mientras que en los animales es una infección asintomática, en las personas provoca un cuadro severo que irrumpe tras una incubación de entre uno y trece días (normalmente entre uno y tres en el caso de las picaduras de garrapatas y entre cinco y seis en el caso de exposición a tejidos infectados).

La primera fase consiste en fiebre, rigidez, escalofríos, cefaleas intensas, mareos, dolor de cuello, dolor ocular, fotofobia, mialgia, malestar, náuseas, dolor de garganta, vómitos y diarrea. Junto a ello, se presentan síntomas psiquiátricos como cambios de humor, confusión y agresividad en los primeros dos días y lasitud, depresión y somnolencia a continuación. Menos habitualmente, aparece Hepatomegalia y enrojecimiento cutáneo con conjuntivas inyectadas o quemosis (inflamación de la conjuntiva).

Tras ello, la enfermedad progresa y el paciente puede experimentar taquicardia, hipotensión ligera, linfadenopatía, enantema, petequias de garganta, tonsilas y mucosa bucal, enrojecimiento petequial de tronco y miembros y equimosis.

El siguiente estadio se caracteriza por las hemorragias: nasales, en el vómito, en las heces, en la orina, gingivales, vaginales, por los oídos, por los ojos, por puntos de inyección e internas (incluyendo intraperitoneal e intracraneal). En los casos más graves, el paciente sufre fallo hepatorenal y pulmonar a partir del quinto día con somnolencia, estupor, coma, ictericia y muerte.

En cambio, los pacientes que mejoran comienzan a hacerlo a partir del noveno o décimo día, pero la recuperación se extiende hasta más de un mes y está marcada por astenia, conjuntivitis, ligera confusión y amnesia.

¿Cómo se trata?

El tratamiento de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo es bastante complicado. Normalmente, se administra el antiviral ribavirina, si bien tiene una eficacia limitada.

Por ello, normalmente no queda más que el tratamiento de sostén (paliar los efectos de los síntomas y proporcionar soporte vital) a la espera de que la infección remita por sí sola.

Se ha intentado desarrollar vacunas contra esta enfermedad, pero por ahora no existe ninguna segura y eficaz. Así, es muy importante tomar medidas para prevenir la picadura de garrapatas o el contacto con tejidos o fluidos animales en las zonas en las que está presente el virus.

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