Si tienes dolor abdominal, hinchazón o flatulencia, puede que tengas este trastorno digestivo

Casi la mitad de la población en España padece los denominados trastornos digestivos funcionales, más prevalentes en las mujeres y de difícil diagnóstico por la amplitud de sus síntomas, más presentes después de comer.  
La distensión abdominal y el dolor son algunos de los síntomas del trastorno digestivo funcional.
La distensión abdominal y el dolor son algunos de los síntomas del trastorno digestivo funcional.
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La distensión abdominal y el dolor son algunos de los síntomas del trastorno digestivo funcional.

Especialmente frecuentes en la población entre los 30 y los 50 años de edad, los trastornos digestivos funcionales cursan con dolor abdominal, flatulencia e hinchazón y, en la mayoría de los casos, resultan difíciles de diagnosticar puesto que sus síntomas son variados y dispersos.

Los efectos de estos trastornos (digestiones pesadas, náuseas, vómitos, dolor abdominal, estreñimiento, hinchazón, diarrea) afectan directamente a la calidad de vida de quienes los padecen, e impactan en su entorno familiar, social y laboral. 

Hablamos con el doctor Enrique Rey, docente y vicedecano de Relaciones Institucionales de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, para saber un poco más sobre los dos trastornos digestivos funcionales más comunes (dispepsia y Síndrome de Intestino Irritable), y no confundirlos con 'males mayores'.

Desencadenantes de los trastornos digestivos funcionales

"El tubo digestivo está finamente regulado y hay dos grandes problemas que pueden suceder en su tránsito. Por un lado, que haya una alteración de las respuestas motoras, que significa que el intestino se mueve de una manera no natural, o no como debería… y por otro que esa sensibilidad que tiene que regularlo todo esté elevada y lo 'notemos' cuando no debería causarnos molestias".

Cansancio y estrés
El estrés es uno de los desencadenantes de los trastornos digestivos funcionales
Anna Bizon

¿Por qué se producen estas alteraciones 'leves' en la manera de funcionar del intestino? "No se sabe a ciencia cierta, pero sí se ha descubierto que hay factores que influyen: desde factores genéticos a experiencias en la vida precoces que afectan a la microbiota e inflaman el intestino, pasando por factores emocionales, psicológicos y cognitivos como es el estrés", explica el experto. 

"El estrés, claramente, está asociado con los trastornos digestivos funcionales", comenta el doctor. Y añade: "no hay un denominador común en cuanto a la causa que origina estos trastornos, que no está claramente definida".

Sí hay certeza, sin embargo, en cuanto a los desencadenantes, que en estos dos casos de trastornos funcionales "son la alimentación (el 60% de los pacientes refieren que sienten dolor tras la ingesta), y en segundo lugar el estrés, que modifica el funcionamiento del tubo digestivo para adaptarse a la situación". 

La dieta, en el punto de mira

No es sólo lo que comemos, sino cómo lo comemos. En los tiempos en que nos ha tocado vivir se come con prisas, sobre la marcha, "comida poco elaborada o demasiado elaborada, los dos extremos, y habitualmente con un perfil nutricional descompensado. Estamos muy lejos de comer pausadamente, que es de donde venimos y lo que podría salvarnos".

Una ensalada con arroz, pescado y verduras frescas es una comida muy saludable.
No sólo influye lo que comemos, sino cómo lo comemos (mejor sin prisas).
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Respecto a qué comemos, el doctor tiene claro que "nuestra dieta Mediterránea es fantástica, natural, saludable… Y además para comernos una ensalada tenemos que comerla sentados, tranquilos, con cubiertos, mientras que una hamburguesa te la puedes comer de tres bocados mientras caminas. Si yo tuviera que recomendar algo sería tratar de comer normal, lo que hemos comido toda la vida, pero sobre todo sentados y tranquilos".

En cuanto a los productos concretos que debemos comer para prevenir estos trastornos digestivos funcionales, "sabemos que las verduras y las frutas son muy buenas. La cuestión es, en personas con síntomas de trastorno digestivo funcional, con esa sensibilidad digestiva aumentada, intentar evitar los alimentos que provocan gases y que cada quien sabe cuáles son. Hacer dietas restrictivas es un peligro, hay que comer de todo para no tener déficits nutricionales".

Dos tipos de trastornos digestivos funcionales

La dispepsia funcional es aquella afección que no está relacionada con alteraciones orgánicas como gastritis, esofagitis por reflujo, helicobacter pylori o hipotiroidismo, y que tiene su origen en una percepción anómala del paciente. El síntoma más claro es que se 'agrava' con la ingesta de alimentos.

La salud digestiva pasa por evitar el estrés y mantener hábitos alimenticios correctos
Los dos trastornos digestivos funcionales más comunes son la dispepsia y el síndrome de intestino irritable.
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El Síndrome de Intestino Irritable, por su parte, es un trastorno que lleva asociado dolor abdominal y cambios en los movimientos intestinales, pero que en ningún caso tiene que ver con la enfermedad intestinal inflamatoria. Puede aparecer por la acción de una bacteria, pero también puede estar provocado por estrés.

En cuanto a la intensidad de los síntomas, su frecuencia y su cronicidad, el doctor distingue entre estos dos trastornos funcionales comunes. "La dispepsia la padece aproximadamente un 15 por ciento de la población, mientras que el Síndrome de Intestino Irritable un 8 por ciento".

El problema de la automedicación en los trastornos digestivos funcionales

El doctor Rey considera especialmente preocupante el hecho de que "la mayoría de los pacientes con estas dolencias se automedican, y más o menos de manera puntual resuelven el problema. Sólo un 30 por ciento acude a consultar a su médico de atención primaria".

La automedicación puede tener consecuencias graves.
La automedicación puede tener consecuencias graves.
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Si bien es cierto que los pacientes con dispepsia o con Síndrome de Intestino Irritable no tienen un aumento de la mortalidad, sí tienen otras consecuencias que afectan a su calidad de vida.

Por cada paciente de este trastorno digestivo funcional hay un coste anual de 3000 euros, pero también hay pérdidas en absentismo laboral, que es bastante alto porque no se soluciona el problema como corresponde. Si lo trasladamos a números, un área sanitaria son 300.000 habitantes, y de ellos que consulten por estos dos problemas son unos 30.000 al año. 

Un buen paso intermedio es acudir al farmacéutico (mejor que a internet). "Los farmacéuticos evalúan los síntomas y te hacen preguntas, te recomiendan algo y, si tienen dudas, te mandan al especialista. A lo largo de los últimos años el conocimiento del farmacéutico ha aumentado notablemente y son mucho más conscientes de cuál es su papel", dice el doctor Rey. 

Así se diagnostican estos trastornos digestivos 'leves'

¿Qué hace el médico ante la sospecha de estos dos trastornos funcionales? "Hacemos una evaluación completa con una historia clínica, diagnosticamos y utilizamos fármacos que sean eficaces y seguros. La realidad práctica es que los pacientes van a necesitar múltiples tratamientos y muchas veces combinados porque de lo que disponemos en el mercado van a dianas muy específicas. Solucionan un síntoma, pero no el resto".

Paciente en la consulta de un médico.
Es el médico quien debe descartar que haya una patología más grave de base y recetarnos el medicamento adecuado para aliviar la flatulñencia y el dolor abdominal.
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El abordaje de estos dos trastornos, con probabilidades muy bajas de que haya patologías más serias detrás (como el cáncer de colon, por debajo del 1%), es básicamente identificar algunos datos clínicos que puedan sugerir que esto sea un trastorno funcional. Si hay dudas, al especialista.

En el caso de los trastornos funcionales, "aproximadamente una tercera parte de los pacientes responden al placebo, una cifra considerable. Los remedios de origen vegetal, naturales, tienen muy buena prensa, y en la mayoría de los casos los pacientes piensan 'va, como mucho estas hierbas no me hacen nada'. Pero es una falsa creencia".

Y el doctor añade: "Te voy a poner un ejemplo. La hierba de San Juan, llamada también hipérico, no es inocua. Hicimos un ensayo doble ciego, y la sorpresa del resultado fue espectacular porque no sólo no es mejor que el placebo, sino que es peor, los pacientes empeoraban. Las hierbas no son eficaces por definición, cuidado con esto".

Dispepsia y Síndrome de Intestino Irritable, más prevalentes en las mujeres

Según datos que maneja el doctor Rey, "en estudios epidemiológicos la relación es 1-1,5. Es decir, que afecta a 1,5 mujeres por cada hombre. En las consultas de atención primaria la proporción es del doble de mujeres que de hombres".

Un médico con una paciente en consulta.
Hay mayor prevalencia entre las mujeres, pero es que también consultamos más al especialista.
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Este dato, extrapolado a la consulta del especialista se multiplica, afectando mucho más a las mujeres aún, aunque se trata de un dato que tiene que ver con que las mujeres consultan más. "Probablemente tiene una mayor incidencia en las mujeres porque puede haber alguna modificación de funcionamiento del sistema digestivo por acción de las hormonas sexuales femeninas, que modifican el funcionamiento del tubo digestivo".

El mejor tratamiento para los trastornos digestivos funcionales

"Yo recomiendo que cuando el paciente siente que están empezando los síntomas se tome alguno de los medicamentos que funcionan, durante una semana o 15 días. Si se resuelve se deja, y se vuelve a tomar cuando reaparece porque estos pacientes son crónicos. Conforme pasa el tiempo, ellos mismos saben cómo les va bien administrarse este tipo de medicamentos".

Para plantar menta se requiere un suelo con varias centímetros de compost o materia orgánica. Además, necesita abundante riego y sabrás cuándo hacerlo si tocas la parte superior y la sientes seca.
El aceite de menta bloquea las señales dolorosas del trastorno digestivo funcional.
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Por supuesto, estos medicamentos de los que habla el doctor Rey se los ha recetado previamente un médico, o un farmacéutico. "Un porcentaje bastante alto, en muy poco tiempo, mejora los síntomas tomando un medicamento que acaba de salir y que a mí me encanta: Gastropan". 

Se trata de una solución segura y eficaz para afrontarlos TDF, combinando dos principios activos: el aceite de menta y el de alcaravea, que actúan en sinergia.

"El aceite de menta alivia el dolor bloqueando las señales neuronales dolorosas, al tiempo que relaja el músculo liso con efecto espasmolítico. Por su parte, el aceite de alcaravea alivia la flatulencia y la hinchazón, reduciendo la tensión superficial del contenido intestinal. Además, se bloquea la formación de gas y tiene un efecto positivo en la microbiota intestinal”, señala el doctor Enrique Rey.

Diseñado con una tecnología de encapsulado de vanguardia, el recubrimiento gastrorresistente permite que la cápsula blanda atraviese el medio ácido del estómago intacta y no se disuelva hasta que llegue al intestino delgado. Esto evita la irritación de la mucosa gástrica que podría producir el aceite de menta y que los principios activos se liberen exactamente donde se originan los síntomas”.

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