¿Sabías que nadar en agua fría ayuda a quemar más calorías? Descubre todas sus ventajas y algunos riesgos a tener en cuenta

Nadar en agua fría tiene múltiples ventajas para la salud física y mental.
Nadar en agua fría tiene múltiples ventajas para la salud física y mental.
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Nadar en agua fría tiene múltiples ventajas para la salud física y mental.

¿Sabías que nadar en agua fría es una forma estupenda de quemar más calorías o que ayuda a combatir el estrés? Diferentes estudios han demostrado los beneficios físicos y metales de practicar la natación a bajas temperaturas. Y no es necesario irse muy lejos, ya que en España contamos con lagos, ríos o zonas de costa del Atlántico o Cantábrico donde los termómetros no superan los 15 grados dentro del agua incluso en épocas estivales.

Esta práctica tiene muchas ventajas pero también conlleva riesgos que conviene conocer. Así lo explica la doctora Núria Paredes, especialista en Medicina General del centro médico MGC Mutua: ”Con la llegada del verano se incrementa la práctica de deportes al aire libre, entre los que destaca nadar en el mar, lagos y ríos, estos últimos, sobre todo en zonas del norte de España, con aguas muy frías a pesar de estar en periodo estival. Ello contempla beneficios para la salud, pero también algunos riesgos, varios de ellos graves, que hay que tener presente”.

Entre los principales beneficios de nadar en agua fría destacan:

Ayuda a adelgazar

“Al nadar en agua fría, al cuerpo le toca trabajar duro, debido a que tiene que procurar mantener su temperatura corporal. Por lo que se queman más calorías que en una sesión de natación en agua cálida. Cuanto más fría esté el agua, más trabajará el organismo en convertir la grasa en energía, y si además prácticas natación, el gasto calórico se multiplica”, dice la doctora Paredes.

Mejora la circulación

Al introducir el cuerpo en agua fría, el cambio extremo de temperatura causa que el cuerpo ordene al corazón bombear más sangre a los órganos. “Esto supone una mejora en la circulación, que causa la eliminación más rápida de las toxinas, lo que fomenta una piel más clara y sana”, resume.

Reduce el estrés

Porque cualquier ejercicio incrementa la producción de hormonas del bienestar, los conocidos neurotransmisores llamados endorfinas, que ayudan a eliminar el estrés y la ansiedad.

Mejora la calidad de sueño

“Al nadar en agua fría con regularidad, la calidad del sueño mejora”, explica la doctora. Esto ocurre porque el agua a temperatura baja estimula el sistema nervioso parasimpático, que ayuda al cuerpo a descansar y a auto-repararse. “Es un sentimiento de relajación y calma, que proporciona una mejor calidad de sueño”.

Mejora el sistema autoinmune

Ya que se experimenta el llamado “shock de agua fría”, que incide directamente en el sistema inmune, causando una mayor producción de células sanguíneas y de antioxidantes, que ayudan a combatir enfermedades como el enfriamiento común o la enfermedad cardiaca.

¿Y qué riesgos debemos tener en cuenta? La doctora incide en que nadar en agua fría también conlleva una serie de peligros a considerar, sobre todo, al bañarse en aguas abiertas como el mar, los ríos o los lagos:

El principal sería la hipotermia, que ocurre cuando la temperatura del cuerpo desciende por debajo de los 35ºC. "El cuerpo comienza a enfriarse en el momento que se introduce en el agua y sigue gradualmente en su bajada de temperatura, apareciendo síntomas como tiritona, piel fría y pálida, labios azules, cansancio, confusión y respiración agitada, por lo que peligra la vida del nadador", señala la doctora Paredes.

También podría suceder el llamado shock de agua fría, una respuesta involuntaria del cuerpo al zambullirse rápidamente en aguas a baja temperatura. “Esto produce que se contraigan los vasos sanguíneos y el corazón funcione más deprisa, causando jadeo y acelerando la respiración. La mejor manera de evitarlo es meterse gradualmente en el agua”, aconseja la experta.

También podrían aparecer sabañones. No son directamente producto del baño en agua fría, pero pueden originarse en pies, manos y orejas si el cambio de temperatura es brusco. Para evitarlos, no hay que calentarse demasiado rápido después de salir del agua: por ejemplo, no poner las manos sobre un radiador o aparato de aire caliente. “No son graves, pero pueden resultar muy incómodos y no son nada estéticos”.

Para prevenir estos problemas la doctora recomienda, sobre todo, aplicar el sentido común: “realizado esta práctica el tiempo adecuado, yendo siempre acompañado y teniendo siempre en cuenta todas las medidas de seguridad”.

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