Embarazada, pasó revista a las tropas y su imagen dio la vuelta al mundo. Ante soldados tatuados con el "Nasío pa matá", ella replicaba "Me educaron para sobrevivir". Lo hicieron bien. Tenía todo en contra: el corazón "del revés" y las pulsaciones de un ciclista en reposo. Así escaló puertos, como el de Defensa (de 1ª categoría) al que nunca había llegado una mujer. Cuando cada día es una victoria, esos exiguos 46 años suman muchos maillots amarillos.
OPINIÓN11.04.2017 - 06:51h
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