IRENE LOZANO. ESCRITORA
OPINIÓN

El sexo de los otros va sobre ruedas

Periodista, escritora y política.
Periodista, escritora y política.
JORGE PARÍS
Periodista, escritora y política.

Se preguntaba Nietzsche "cuánta verdad soporta un espíritu", pero en estos tiempos que vivimos la cuestión crucial parece otra: ¿cuántas sandeces soporta un espíritu? ¿Cuánta charlatanería? ¿Cuánto discurso abyecto? Con la polémica del autobús antitrans, hemos comprobado tres hechos.

Uno, el tema de conversación preferido de los católicos sigue siendo el sexo. Probablemente por aquello de que la realidad que más nos negamos a nosotros mismos se acaba convirtiendo en una obsesión. A una parte considerable de la jerarquía católica le encanta hablar de sexo, del sexo de los otros, que es el que siempre han pretendido controlar. En cuanto al suyo propio, lo han tolerado siempre que viniera en forma de abusos a niños por parte de curas.

Dos, la organización católica radical Hazte Oír tiene capacidad para el ruido, como su propio nombre indica, pero cuando se trata de ideas creativas, prefieren confiar en los ateos. Hace ya años que triunfó la campaña del bus ateo, que recorrió ciudades europeas con la leyenda: "Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida".

Tres, cuando la religión está de por medio, perdemos los nervios.

He oído estos días a gente de natural sensato defender la paralización del bus antitrans porque incita al odio. ¿De verdad? El juez que ha inmovilizado el bus de forma cautelar ni siquiera afirma eso, sino que el anuncio revela ‘menosprecio’. La leyenda sobre ruedas rezaba: "Los niños tienen pene. Las niñas tienen vulva. Que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre. Si eres mujer, seguirás siéndolo". Es un mensaje políticamente abyecto en sí mismo y por dirigirse a los niños, pero no un delito. Y contiene menosprecio: a la inteligencia. Se prescinde de que la identidad sexual tiene una base biológica, pero es en gran medida una construcción cultural. Eso y no otra cosa quería decir Simone de Beauvoir cuando escribió: "No se nace mujer, llega una a serlo". El anuncio del bus obvia además la complejidad emocional que entraña el sexo en los humanos. La Iglesia siempre ha preferido que follemos como los animales: solo para reproducirnos.

Entiendo que el mensaje del bus antitrans pueda resultar ofensivo. Ahora bien, si retiráramos de la circulación todos los autobuses, libros, artículos, películas y obras teatrales que ofenden o menosprecian a alguien, se haría el silencio en el planeta. La tolerancia consiste precisamente en tolerar las ideas que nos repugnan, como es el caso. Para escuchar ideas como las nuestras ya tenemos Facebook.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento