Evidentemente, y a las pruebas me remito, a Santiago Solari no le gusta nada Isco Alarcón. Tras dejarle en la grada del Olímpico de Roma sólo me cabe una duda: si al entrenador del Real Madrid no le gusta el futbolista o la persona. O ninguno de las dos.

Isco no ha entrado en los planes de Solari desde que llegó al banquillo, pero en Roma menos que nunca. Ni tan siquiera está para el banquillo en un partido en el que el Real Madrid se jugaba el primer puesto del grupo. Y por mucho que Solari dijera el día anterior que Isco es uno más del grupo, no le creen ni en su casa.

No pretendo hacer de abogado defensor, pero no es ni medio normal que Isco se quede en la grada salvo que el entrenador quiera descaradamente señalarle por algún motivo, insisto, más personal que deportivo. Y me explico: deportivamente hablando, no es el que peor lo está haciendo. Tampoco fue de los peores con Julen Lopetegui. Aunque el Real Madrid no ganase y jugara muy mal, Isco no puede ser el único culpable. Varane, Carvajal, Ramos, Marcelo, Kroos, Modric, Asensio, Benzema y, sobre todo, Bale han dado menos el callo que Isco.

Por eso no me creo el  discurso de igualdad que pregona Solari. Porque después de Ipurua, al único al que ha tirado a ‘los leones’ en Roma es Isco, que participó sólo unos minutitos del baño eibarrés. ¿Caso deportivo? Ojalá me equivoque, pero me parece que Solari ha estado correcto con todos menos con Isco, al que cerca del Coliseo le ha señalado con el pulgar hacia abajo, como sentenciaba César a los cristianos.