HELENA RESANO. PERIODISTA
OPINIÓN

'Mi no comprender'

HELENA RESANO
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El fenómeno youtuber me tiene desconcertada. Los estudios de consumo entre jóvenes demuestran cada vez con más claridad que los jóvenes ya no ven la televisión tradicional, que su consumo audiovisual es vídeos que hay en la red, tutoriales, miniseries, o pequeños gags que cuelgan estos nuevos líderes de opinión. Tienen miles de seguidores, algunos llegan a la mágica cifra del millón. Su gancho es ser ellos mismos, hablar sobre series, sobre videojuegos, dar consejos sobre maquillaje, decoración, manualidades, y los que más seguidores suman son aquellos que cuelgan vídeos riéndose de sí mismos y otras veces riéndose de los demás. Vídeos de supuestas bromas en los que la única gracia es humillar.

El problema no es que un descerebrado decida untar sus galletas Oreo con pasta de dientes o insultar porque sí a un repartidor que está agobiado haciendo su trabajo para ganarse un sueldo de mierda o hacer un vídeo falso en el que supuestamente rocía a un repartidor de pizza con gas pimienta. El problema es que esos youtubers ganan mucho dinero con esos canales. Cuantos más seguidores, más dinero. Y considero preocupante que en pleno siglo XXI lo que triunfe sea esto. Preocupante que la idea de untar las galletas con pasta de dientes se la diera uno de sus seguidores (fue su defensa cuando vio que la gracia le iba a salir cara). Y preocupante que en los comentarios de esos vídeos, muchos lo jalearan y aplaudieran por su ingenio. Insisto, 'mí no comprender'.

Si de verdad la gente más joven ha decidido no ver la televisión tradicional, tendremos que preocuparnos por saber qué están viendo. Me parece maravilloso que cualquiera pueda tener una ventana con la que poder expresarse. Me parece una oportunidad que quienes no pueden acceder a los mass media puedan tener su propio canal para expresar libremente su opinión. Y son mayoría los que usan esa ventana de una forma inteligente. He descubierto a gente con muchísimo ingenio a través de esos canales. Pero también auténticos inmaduros que deciden usar ese canal para reírse de los demás. Al de las Oreo la justicia le ha parado los pies y le ha citado a declarar como imputado. Le pueden caer hasta dos años de cárcel por un delito contra la integridad moral.

Supongo que cómo educamos está en la raíz de todo. Si hay quien disfruta haciendo estos vídeos y quien disfruta viéndolos, es que algo hemos hecho mal. Como sociedad, como padres, como medios de comunicación. El concepto de entretenimiento lo debemos de tener un pelín trastocado. Habrá que hacer algo para repararlo. Y no solo imponiendo multas. No solo castigando. También educando.

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