Afinales del siglo XVI, el sabio franciscano Diego de Guadix describía al alacrán o escorpión como un "animalejo ponzoñoso que (cuando se quiere aprovechar de sus armas) hace suerte y hiere con una uñuela que la naturaleza le puso en la colilla". Por entonces, tal nombre no lo recibía el resto del cigarro que, como explica desde 1884 el diccionario de la Real Academia Española, "se tira por no poder o no querer fumarlo". Colilla de alacrán y de cigarrillo comparten desde entonces nombre y veneno. Porque el cigarro mata. Eso lo sabemos todos.

Fumar perjudica seriamente la salud. Pero lo que quizá no sabíamos es que también mata naturaleza. De los 6 billones de cigarrillos que se fuman en todo el mundo al año, 4,5 billones de colillas terminan tiradas en la naturaleza. Cada una de ellas puede contaminar 10 litros de agua de mar y hasta 50 litros si es agua dulce. Muchos animales se envenenan al comérselas accidentalmente. Pero seguimos lanzándolas al suelo, caigan donde caigan.

El Proyecto Libera de SEO/Birdlife en alianza con Ecoembes ha caracterizado este verano la basura que contamina nuestras costas. Y el resultado es desolador. En las playas, los objetos más encontrados por los voluntarios fueron las colillas, seguidas por restos de plástico y envoltorios o palos de chucherías. En los fondos marinos se ha encontrado de todo, incluso baterías y hasta urnas funerarias, carros de la compra o sillas. Bucear cerca de los puertos es lo más parecido a pasear por un basurero submarino. Pasear por una playa es similar a caminar por un gigantesco cenicero.

No lo entiendo. Nunca antes se destinaron más recursos a la educación y nunca antes hemos sido más cerdos, incívicos y maleducados.