CARLOS GARCÍA MIRANDA. ESCRITOR
OPINIÓN

El ecologismo es el nuevo feminismo

Continúan las protestas en la capital británica en contra del cambio climático. Más de cien personas han sido detenidas esta madrugada en Londres por la protesta del grupo ecologista Extinction Rebellion.
Continúan las protestas en la capital británica en contra del cambio climático. Más de cien personas han sido detenidas esta madrugada en Londres por la protesta del grupo ecologista Extinction Rebellion.
Neil Hall / EFE
Continúan las protestas en la capital británica en contra del cambio climático. Más de cien personas han sido detenidas esta madrugada en Londres por la protesta del grupo ecologista Extinction Rebellion.

El nuevo curso escolar incluye el ecologismo como asignatura obligatoria. ¡Al fin somos todos conscientes de que el desarrollo depende de recursos naturales que tienen un tope! Los medios tachan la situación de urgente y se empiezan a pedir medidas a políticos, aunque también están los que sueltan reproches por redes sociales.

Estamos a dos fotos de Instagram de correctísimos ecologistas superficiales de que el problema mayúsculo del cambio climático se banalice hasta convertirse en otra moda más en la que los likes demuestran la implicación.

A los de las publicaciones del Amazonas, esos que dicen que en medios no se hablaba del tema y ellos mágicamente se enteraron, se les olvidó que en verano se detectaron bastantes más incendios en África. Es como cuando al feminismo de Hollywood se le pasa protestar por las mujeres de Libia.

También pecan de desinformados los duques de Sussex al enorgullecerse de tener solo dos hijos por el bien del planeta; el problema en el primer mundo no es la superpoblación, sino el vaciado tras el invierno demográfico.

Solo falta que Primark saque camisetas con la cara de Greta Thunberg que ha cruzado el océano para estar en la cumbre de la ONU. Lo ha hecho en un velero que no contamina, aunque costaba 3 millones de euros y el capitán era un príncipe.

Su temprana dedicación al activismo, que ha llevado a sus padres a dejar de trabajar y publicar libros, la ha hecho entrar en las apuestas del Nobel de la Paz. También en el de los lobbies ecologistas que esperan el desbloqueo de inversiones públicas con muchos ceros. El capitalismo puede ser verde.

Sueno a criticón, pero la realidad es que el movimiento #FridaysForFuture –chavales haciendo huelga por el planeta–, me ha parecido el más auténtico en décadas. Lo que no tengo claro es si el altavoz adulto lo está amplificando correctamente. ¿Quién debe decidir cuál es la correcta explotación del planeta? ¿Tertulianos en lugar de intelectuales? ¿Vamos a escuchar más a influencers que a científicos?

A ver cómo suben nuestros políticos al carro del ecologismo. El partido de Iglesias igual cambia a Unidas Podemos Veganas, y luego llega Vox con la reacción negacionista... Corremos el peligro de que se privatice la naturaleza, rollo distopía, pero el cambio climático no puede ser una cuestión de izquierdas o derechas. Ambos lados deben ser conscientes de que la transformación tecnológica hará que se tambalee la economía mundial.

Al tema hay que darle más vueltas que las del editor de Instagram. Los recursos se acaban, pero la capacidad humana para encontrar alternativas no. Es necesario reenfocar el consumo individual y que los jóvenes hagan huelgas, pero, sobre todo, los que mandan deben encontrar soluciones. Ya.

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