El pasado lunes, decía Pedro Sánchez (PSOE) a sus diputados: "Hay que sacar del limbo a los 17 diputados de ERC y de Convergència". Ayer lo logró Rajoy, y de algún modo también Rivera. Los votos en blanco de ERC y de CDC -y los de PNV, también nacionalistas- dieron al PP la Presidencia del Congreso, y algunos síes también nacionalistas reforzaron al partido de la derecha y al del centro derecha su dominio de la Mesa de la Cámara. Se ignora por ahora la contraprestación. ¿Se limitará a asuntos menores, como permitir que CDC cuente con grupo parlamentario propio en el Congreso, o irá más allá? ¿Estamos ante un atisbo de lo que puede ser la investidura de Rajoy como presidente, apoyado directamente por Ciudadanos e indirectamente por los nacionalistas, mediante abstenciones, blancos o nulos? Bienvenidos los escaños nacionalistas en pro de la gobernabilidad. Pero si algún día es Sánchez quien recurre a ellos, habrá que considerarlos igual de lícitos y de legítimos, ¿no?
OPINIÓN20.07.2016 - 07:40h
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