Quién lo iba a decir. Los nacionalistas vascos del PNV y los independentistas catalanes de Convergencia, esos demonios con cuernos y rabo, son quienes han dado con su voto en blanco la presidencia del Congreso a Ana Pastor. El negocio para el PP ha sido redondo. No solo sale de su ostracismo y muestra que no está tan solo como parecía, sino que, gracias a su pacto con C's y la abstención de los nacionalistas, consigue el control de la tercera institución del Estado y logra una mayoría conservadora en la Mesa del Congreso, esencial en una legislatura en la que el protagonismo, por primera vez, estará en el Parlamento y no en el Ejecutivo. La clave es, ¿a cambio de qué? El PNV ha conseguido un sillón en la Mesa del Senado, pese a que no le correspondía, y CDC, que no cumple los requisitos para tener grupo propio en el Congreso, parece que podrá contar con él gracias al PP. ¿Y nada más? El PSOE, aliviado, cree que esta foto perfila la investidura de Rajoy y se sacude la presión.
OPINIÓN20.07.2016 - 07:41h
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