Borja Terán Periodista
OPINIÓN

'Zapeando' y cómo quitarse el corsé 

Dani Mateo en el plató de 'Zapeando'.
Dani Mateo en el plató de 'Zapeando'.
LASEXTA
Dani Mateo en el plató de 'Zapeando'.

Uno de los problemas de los programas que buscan un lenguaje joven está en que suelen sufrir diálogos escritos como los dinosaurios de la tele creen que hablan los jóvenes. Y, claro, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Entonces, los jóvenes no se sienten representados.

'Zapeando' nació en 2013 como una tertulia sobre la televisión. Seguía la estela de 'Sé lo que hicisteis' y, sobre todo, de 'Arusitys'. Pero el arranque fue tal caos que parecía que el programa no iba a durar demasiado. Al final, la decisión de apostar por un guion cerrado salvó 'Zapeando'. Se optó por unas presentaciones escritas férreamente con sus chistes, sus pullitas, sus giros cómicos. Así se entendía de qué iba el programa y el contenido tenía un organizado sentido narrativo. De esta forma, 'Zapeando' se fue asentando en la parrilla de La Sexta hasta ser referencia en las tardes. 

Pero un guion tan visiblemente cerrado también tenía un punto de debilidad para el programa: se veía todo demasiado forzado y predecible. Todo se leía mirando fijamente a cámara. Pero, con la llegada de Dani Mateo a la presentación del show, 'Zapeando' intentó evolucionar. Y romper con su propio guion. Había que reinventar la fórmula y adaptarla a los lenguajes de hoy. Que han cambiado más de lo que parece en los últimos cinco años, con el rápido crecimiento y mutación de nuevas plataformas en las que se habla al usuario de tú a tú con la transparencia de casi no necesitar intermediarios.

El público agradece en un programa en directo que fluya esa espontaneidad que hace crecer el guion. Para eso, hace falta un comunicador al frente que se maneje bien en el sarcasmo de la imprevisibilidad, Dani Mateo lo es. Pero también es necesario unos secundarios con la rapidez de reflejos para arropar con la respuesta ingeniosa e incluso con la capacidad de reírse de sí mismos para potenciar aquello que les hace personajes, especiales y diferentes al resto.  

"La tele no es sólo reconocer, también es descubrir referentes"

Encontrar nombres propios que reúnan tales circunstancias no es fácil. Menos aún en una televisión que siempre quiere famosos reconocibles en sus tertulias. Y por eso no sale del bucle de sus mismos tópicos, lugares comunes y clichés. Ahí está la otra virtud de 'Zapeando': se ha permitido fichar más por el talento que por el índice de popularidad. La tele no es sólo reconocer, también es descubrir referentes. De ahí que 'Zapeando' ha progresado de tener un guion que transmitía cierta rigidez a ganar una flexibilidad gracias a comunicadores que no son bustos parlantes y cuentan con pensamiento e ideales propios, lo que permite al show convertirse en una reunión de amigos más natural y con los que es más fácil empatizar. Hablan como su audiencia real, pueden aportar al guion según las vicisitudes del directo.

'Zapeando' se ha ido quitando corsés al incorporar la energía de Valeria Ros o Lorena Castel que complementa a veteranos del espacio como son Miki Nadal, Cristina Pedroche o Quique Peinado. Esta mezcla ha removido el discurso de un programa que, ahora, hasta desmonta esos clichés instalados en la sociedad y cultura machista y 'romanticista' que solían abundar en este tipo espacios. Se han incorporado miradas realmente a tono de nuestro tiempos, que están ahí para relativizar cuando toca. Miradas integradoras y con sensibilidad con la diversidad, que con corrosión, seguridad y comedia desaprenden en directo roles del amor tóxico que promovían las revistas del corazón o hasta relativizan esas risas fáciles que no eran otra cosa que burla a los que no cumplían estándares de la sociedad. Y que todavía son habituales en otros programas. Ahí 'Zapeando' sí ha evolucionado con la sociedad y juventud de hoy, desmontando los comentarios clasistas o retrógrados que abundaban en este tipo de espacios que debían hacer humor con cada imagen que se ponía y que acababan evidenciando que no siempre nos reíamos con la gente: muchas veces hacíamos directamente mofa. Sin intentar comprender lo que había detrás de cada historia que se narraba. Ahora 'Zapeando' intenta entender, no enjuiciar. Como consecuencia, está más joven que nunca, aunque ya sea un programa muy viejo con casi diez años en emisión diaria en La Sexta. La tele es, a veces, así de contradictoria. 

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