Raúl Rodríguez Vega Subdirector '20minutos'
OPINIÓN

Cuánto odio suelto

Las imágenes de los miles de ciudadanos africanos llegados a las costas de Ceuta en una crisis migratoria sin precedentes en España han dado la vuelta al mundo y no han dejado indiferente a nadie. Detrás de una de estas fotografías que han encogido el corazón a lectores y espectadores se encuentra Luna, la joven trabajadora de la Cruz Roja que trataba de consolar este martes a uno de los recién llegados a la ciudad autónoma. ​ ​Tiene 20 años, es de Móstoles y se encuentra en Ceuta -ciudad natal de su madre, Inma- para hacer las prácticas del Grado Superior de Integración Social, según recoge la cadena Ser. Allí intentó aliviar el sufrimiento de quienes acababan de llegar a suelo español, entre ellos, un joven migrante que la abrazaba desconsolado mientras ella le ofrecía agua y respaldo. ​ ​"Se me cae el puto alma al suelo", se desahogaba Luna en su cuenta de Twitter (Hija del camino) para resumir todo lo que había sentido durante el día, de acuerdo con El Mundo. Y añadía: "No creo en ningún Dios, pero estoy segura de que si viviera las situaciones que ha vivido esta gente lo haría".
Luna, la joven trabajadora de la Cruz Roja, trataba de consolar a uno de los inmigrantes.
Las imágenes de los miles de ciudadanos africanos llegados a las costas de Ceuta en una crisis migratoria sin precedentes en España han dado la vuelta al mundo y no han dejado indiferente a nadie. Detrás de una de estas fotografías que han encogido el corazón a lectores y espectadores se encuentra Luna, la joven trabajadora de la Cruz Roja que trataba de consolar este martes a uno de los recién llegados a la ciudad autónoma. ​ ​Tiene 20 años, es de Móstoles y se encuentra en Ceuta -ciudad natal de su madre, Inma- para hacer las prácticas del Grado Superior de Integración Social, según recoge la cadena Ser. Allí intentó aliviar el sufrimiento de quienes acababan de llegar a suelo español, entre ellos, un joven migrante que la abrazaba desconsolado mientras ella le ofrecía agua y respaldo. ​ ​"Se me cae el puto alma al suelo", se desahogaba Luna en su cuenta de Twitter (Hija del camino) para resumir todo lo que había sentido durante el día, de acuerdo con El Mundo. Y añadía: "No creo en ningún Dios, pero estoy segura de que si viviera las situaciones que ha vivido esta gente lo haría".

El ring de Twitter y las redes sociales asistió esta semana al último combate, esta vez con Ceuta como escenario y el consuelo de una chica de la Cruz Roja a un inmigrante desconsolado. Todo es blanco o negro en esta sociedad nuestra polarizada donde, al parecer, no eres nadie si no opinas faltando al prójimo. Groucho dijo que se bajaba y no le falta razón.

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