Ahora lo sabemos. No fueron unos pocos contagios, ni unos pocos meses, señor Simón. Tampoco hemos salido más unidos o más fuertes, señor Sánchez, pues el miedo permanece por mucha libertad que asome. Un diminuto bicho bastó para cambiar un planeta entero y transformar nuestra vida para siempre. Al menos, también nos enseñó una lección valiosa: los abrazos, mejor que sobren y nunca falten.
OPINIÓN11.03.2022 - 06:33h
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