Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Nuria Roca, Miguel Bosé y cómo desmontar la entrevista 'a la gresca'

Nuria Roca entrevistando a Miguel Bosé este domingo
Nuria Roca entrevistando a Miguel Bosé este domingo
La Sexta
Nuria Roca entrevistando a Miguel Bosé este domingo

Hemos interiorizado que una buena entrevista tiene que ser incisiva. Es más, que incluso el periodista debe responder al invitado. La apasionada manera de consumo de las redes sociales ha propiciado una corriente de opinión que nos ha hecho asimilar la entrevista a la gresca como única opción. Y si ejerces una conversación de tono más amable ya estás 'blanqueando al entrevistado'. Como si no quedara retratado por sí solo, como si el espectador no fuera inteligente.

Y lo que es peor hay un clima que fomenta que todo el mundo debe dar las entrevistas igual, sometiéndose a un escrutinio público. Pero no, hay variables, hay matices. No todas las personas deben rendir cuentas a la sociedad de la misma manera. No se puede ejercer el mismo tratamiento con un político que toma decisiones que nos afectan como colectividad, que con un hombre que se inventa un coma o con un artista que no es científico y se le pregunta una y otra vez por el coronavirus para conseguir un titular polémico de éxito rápido. Las particularidades dependen y el tratamiento de la conversación, por tanto, también.

Este domingo, Nuria Roca entrevistó a Miguel Bosé en su magacín de La Sexta. Y logró la entrevista audiovisual más impecable de las que se han realizado en la promoción del libro del cantante. ¿Por qué? Primero porque tuvo margen de tiempo, después porque fue en directo y, finalmente y sobre todo, porque comprendió lo que Bosé puede aportar. Y lo que no. Puede aportar sobre su vida, sobre su arte, pero no tanto sobre su quizá desorientada desconfianza sobre la sociedad. Así que Roca optó por darle esa confianza de la que tal vez se siente huérfano.

Porque en el periodismo siempre puedes elegir por una entrevista en la que el invitado esté a la defensiva y, por tanto, no se relaje y no cuente nada. Y también puedes elegir el camino de la entrevista en la que intentas entender al prójimo. Aunque no lo entiendas. Entonces, es más fácil que el invitado se abra y dé titulares de calado. El objetivo de te voy a pillar, a menudo, propicia que las personas vayan preparadas para no responder nada. En cambio, en una entrevista pausada las personas terminan dejándose llevar y cuentan cosas que no han contado antes. Es lo que consiguió Nuria Roca con Miguel Bosé. El cantante habló sobre sexualidad, familia y temores como pocas veces se le ha escuchado en los últimos tiempos. Por momentos, Bosé volvía a ser ese Bosé que parecía haber desaparecido. Porque estaba cómodo, no estaba cabreado. Hasta incidía en circunstancias sobre su existencia que no había narrado hasta ahora. Objetivo cumplido de 'La Roca'.

"Roca no buscaba el titular fácil que genera cabreo colectivo y ha alcanzado una conversación con reflexiones de Bosé que sobrevivirán al clic viral instantáneo y serán útiles para la posteridad".

La entrevista hizo una radiografía relevante que hace comprender a Bosé. Nuria Roca fue hilando preguntas astutas, algunas bastante difíciles que rebatían con espíritu crítico por ejemplo simplificaciones de Bosé sobre la maternidad, pero siempre sin querer ser la protagonista de un ring de boxeo. No buscaba el titular fácil y rápido porque genera cabreo colectivo y, como consecuencia, ha alcanzado una conversación con reflexiones de Bosé que sobrevivirán al clic viral instantáneo y serán útiles para la posteridad.

Ya sabemos lo que piensa Miguel Bosé del coronavirus. También sabemos que no tiene ninguna autoridad en la materia. Así que Roca intentó ir más allá. Con tanta destreza, que hubiera contestado si le hubiera preguntado por el Covid. No era necesario y ella misma lo recalcó al final de la charla. Él es referente por la saga a la que pertenece y la revolución que logró en la música pop. Puede ser difícil con la influencia del qué dirán en las redes sociales, pero los periodistas también debemos saber dilucidar lo relevante de lo sensacionalista, saber huir de las persecuciones para toda la vida por un error, por ser políticamente correcto, por estar desorientado de la sociedad. La entrevista no es ir cegado a cancelar o amar al personaje por una corriente de opinión, es pararse a crear el contexto para contrastar, descubrir y aprender de la realidad del entrevistado. Incluso alumbrar si la idea preconcebida que teníamos del invitado es la cierta. O no.

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