Jorge Sanz Barajas Profesor de Enseñanza Secundaria y Jefe de Estudios en Escuela Pública
OPINIÓN

Nueve ideas en torno a la inclusión y la especial

Niños en un aula.
Niños en un aula.
GTRES
Niños en un aula.

La uniformidad aporta poco o nada a la educación: el experto educativo John Hattie concluye en Aprendizaje visible que el undécimo efecto más valioso en educación de los 256 estudiados es la intervención educativa sobre discapacidad en aulas ordinarias.

Merecemos una escuela donde "aprendan juntos alumnos diferentes" (Pere Pujolàs), pero habitamos el sexto sistema más segregador de Europa, donde demasiadas escuelas ponen más empeño en el ranking que en el cuidado del alumnado.

Para que la inclusión sea efectiva, lanzo a debate estas propuestas:

1.ª) Configuremos equipos compartidos para centros ordinarios –fisio, logopeda, psicólogo clínico, profesorado técnico de servicios a la comunidad– dependientes de los consejos de salud.

2.ª) Invirtamos en patios inclusivos con espacios adaptados, talleres, huerto escolar… para que la diversidad sea una oportunidad y no una dificultad.

3.ª) Descarguemos a los centros de especial de la doble tarea de educar y ser espacio de referencia y asesoría. La tarea de formación compete a los Centros de Innovación y Formación Educativa.

"Demasiadas escuelas ponen más empeño en el ‘ranking’ que en el cuidado del alumnado"

4.ª) Dediquemos tiempo y dinero a la formación de los equipos: aprender con discapacidad intelectual, TEA, Asperger, Prader-Willi, parálisis cerebral, Down, sensoriales, etc., exige educar con dos profesores en el aula, con alumnado entrenado y proclive a aprender desde la diversidad y con familias que entiendan que la inclusión es un principio de inmenso valor educativo. Además de las ecuaciones o la Prehistoria, en el currículo deben estar las habilidades ‘blandas’ y la competencia lingüística debe ofrecer la lengua de signos o el braille.

5.ª) Persigamos consensos en la comunidad educativa y alianzas de colaboración con las entidades del entorno escolar, porque la especial tiene sus periferias: a la brecha de la discapacidad, hoy hay que sumar las brechas invisibles (género, etnia, empobrecimiento, etc.).

6.ª) Vayamos hacia una normativa más preventiva y menos reactiva: adaptemos los Reglamentos de Régimen Interior y prioricemos los programas de igualdad, de convivencia y los ‘espacios seguros’.

7.ª) Destinemos más recursos públicos a las escuelas que acrediten menos segregación de cualquier tipo. Una escuela inclusiva genera bienes intangibles de incalculable valor.

"Respetemos el derecho de los padres
a mantener a su hijo en una escuela especial"

8.ª) Respetemos el derecho de los padres a mantener a su hijo/a en una escuela especial si la discapacidad pone en riesgo el proceso educativo: familia y escuela merecen una relación mutua basada en la confianza.

9.ª) Midamos cuánto aprenden la comunidad educativa y la administración en este proceso. 

El ruido es mal compañero del debate, pero el silencio es peor aún. Hacen un flaco favor a la especial otras plataformas que apoyan a la especial al tiempo que blindan sus centros a la diversidad. Avanzar hacia la inclusión requiere inversión, proyecto, consenso, manos, cabeza y corazón.

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