OPINIÓN

Las casas hacen a las personas (y no al revés)

Casa con forma de cruz en los Alpes Suizos.
Casa con forma de cruz en los Alpes Suizos.
CULTURA INQUIETA
Casa con forma de cruz en los Alpes Suizos.

Llevas, llevamos, toda la vida encerrados. Según una importante encuesta norteamericana, pasamos la mayor parte de nuestra vida en lugares bajo techo, más del 90%. Campito y aire libre, cada vez menos. Haz tu propio cálculo, multiplica tu edad por 0,9 y sabrás el tiempo que has pasado en pisos, oficinas, coches, aulas y bares. Si tienes 40 años supone un mínimo de 36 años en interiores.

La calidad de esos espacios afecta a nuestra manera de ser mucho más de lo que pensamos. Vivir en casas o ciudades de mierda nos termina modelando negativamente, hasta el punto de hacernos ver una realidad de mierda que no tiene por qué serlo, pero al final es el color del cristal por el que contemplamos el mundo. Por el contrario, relacionarnos con entornos amables nos hace igualmente amables, positivos. Porque son las casas las que hacen a las personas y no al revés.

Pasamos la mayor parte de nuestra vida en lugares bajo techo, más del 90%

Los ricos riquísimos lo han descubierto, y aunque sus vidas no sean mucho mejores que las nuestras, han abrazado con entusiasmo y millones de euros de inversión la conocida ‘neuroarquitectura’. Consiste en diseñar refugios agradables y no prisiones agobiantes. Uso de la madera, buena iluminación y orientación, mejor ventilación y aislamiento, colores suaves, entornos naturalizados con muchas plantas, tranquilos, sosegantes. Lo injusto es que esa ‘arquitectura psicológica’ sea privilegio de unos pocos. También en esto habría que democratizar las arquitecturas para que el beneficio sea global.

Volver al clasicismo, al humanismo del Renacimiento, nos hará mejores. Ya lo dijo hace seis siglos el gran arquitecto Leon Battista Alberti: "El equilibrio de las formas clásicas podría convertir a los invasores bárbaros en ciudadanos civilizados". 

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