OPINIÓN

Una Navidad diferente

  • Artículo de Mari Carmen Martínez, Portavoz de Cs en la Comisión de Comercio y Turismo del Congreso.
Esta Navidad, las cenas de Nochebuena y Nochevieja tendrán que ser de un máximo de 6 personas si se trata de no convivientes, se mantendrá el toque de queda con una pequeña licencia solo esas dos noches, cuando se podrá estar en la calle hasta la 1 de la mañana y se permitirán los desplazamientos entre unas provincias y otras siempre que la comunidad de destino permita la entrada. Estas son algunas de las recomendaciones que figuran en el plan coordinado para Navidad, que, de cara a la fiesta de los Reyes, contempla sustituir las cabalgatas y sustituirlas por eventos con menos riesgo de contagio, como “cabalgatas estáticas”, en recintos donde imperará también las restricciones de aforo.
Esta Navidad, las cenas de Nochebuena y Nochevieja tendrán que ser de un máximo de 10 personas.
Esta Navidad, las cenas de Nochebuena y Nochevieja tendrán que ser de un máximo de 6 personas si se trata de no convivientes, se mantendrá el toque de queda con una pequeña licencia solo esas dos noches, cuando se podrá estar en la calle hasta la 1 de la mañana y se permitirán los desplazamientos entre unas provincias y otras siempre que la comunidad de destino permita la entrada. Estas son algunas de las recomendaciones que figuran en el plan coordinado para Navidad, que, de cara a la fiesta de los Reyes, contempla sustituir las cabalgatas y sustituirlas por eventos con menos riesgo de contagio, como “cabalgatas estáticas”, en recintos donde imperará también las restricciones de aforo.

A estas alturas del año, todos sabemos que estas Navidades no serán las Navidades de los abrazos, de los reencuentros con los amigos que viven fuera, de compartir momentos con nuestros compañeros en las típicas cenas y comidas de trabajo. Esta Navidad no disfrutaremos de las actuaciones y villancicos de nuestros hijos en sus colegios. No serán las Navidades de tomar las uvas en la Puerta del Sol, de cotillones, de la cabalgata de Reyes ni de las escapadas en familia.

No tendremos todo eso, es cierto, pero tendremos mucho si somos responsables: la honda satisfacción que dan la solidaridad, la empatía y el deber cumplido. Estas fiestas navideñas serán, inevitablemente, diferentes.

Y será más que diferente para el sector turístico, la hostelería y el comercio de nuestro país. El turismo, concretamente, prevé unas pérdidas acumuladas de 95.000 millones de euros a finales de 2020. Una situación dramática que se suma a esta Navidad sin turistas. Las empresas del sector hicieron un esfuerzo enorme para abrir en la desescalada y adaptar sus productos y servicios a las características especiales de la pandemia, y lo hicieron asumiendo que no cubrirían sus costes, pero que sería positivo para el sector, para sus trabajadores y para atender a los clientes que empezaban a llegar.

Los profesionales de la hostelería bajaron la persiana en marzo y pasaron meses sin poder trabajar ni atender a sus clientes. Después, abrieron adecuando sus negocios a las restricciones, pero manteniendo los mismos gastos fijos de siempre. Les pedimos colaboración en la lucha contra la COVID, y cumplieron al dos mil por cien para salvar vidas y salvar empleos, siempre con la inquietante pregunta de quién les iba a echar un salvavidas a ellos.

Y de repente, se encontraron con la segunda ola. Una segunda ola que ha traído nuevos cierres y un tsunami de incertidumbre.

El sector del comercio no lo ha pasado mucho mejor. Son muchos años sembrando y cuidando un sector que tiene como clientes a los numerosos turistas que visitan nuestro país. Ahora, después un cierre total que ha afectado a todos los comercios que no vendían productos considerados esenciales, intentan sobrevivir con el consumo interior. Perder a los más de 80 millones de turistas que llegaban a nuestro país cada año ha tenido un efecto devastador en sus pequeñas economías.

A pesar de la recuperación experimentada en los meses de mayo y junio, cuando se empezaron a ver repuntes en el Indicador de Consumo Minorista, el mes de julio ya mostraba un menor crecimiento, por debajo de las dos cifras. En términos interanuales, el comercio minorista aún se encuentra casi 4 puntos por debajo de los registros del año anterior.

Como es lógico, la recuperación del comercio y el consumo no está siendo igual en todos los sectores. Por ejemplo, mientras que los productos alimentarios están significativamente por encima de los registros del año anterior, otros productos, como los textiles o los pequeños electrodomésticos, se han visto obligado a dar un salto determinante al canal online.

Esto ha supuesto grandes inversiones para el pequeño comercio, sobre todo para el no digitalizado, que no cuenta con economías de escala para aprovechar los nuevos canales de comercialización. Y, sin nadie que les perdonara un solo pago, esto no hizo sino redundar en la dificultad de su recuperación.

Porque, ¿cuál ha sido la respuesta que han encontrado en su Gobierno, que tantos y tantos esfuerzos les ha pedido? La exigencia de que sigan pagando todos sus impuestos aunque no tengan ingresos, ofreciendo un ERTE, para quién pueda aprovecharlo, como única medida.

Este año faltarán los turistas que venían a disfrutar de nuestras fiestas, nuestras calles iluminadas, y nuestros dulces navideños. No se alojarán en nuestros hoteles, ni alquilarán coches, ni comerán en nuestros bares y restaurantes.

Que tengamos unos sectores tan potentes como el turismo, la hostelería y el comercio, que suman a nuestro PIB un alto porcentaje, hace que de ellos dependan otros muchos sectores que los proveen de productos y servicios: bodegas, agricultores, ganaderos, empresas agroalimentarias, etc.

Estos sectores también generan un alto porcentaje del empleo de nuestro país, y, si el Gobierno no reacciona pronto con ayudas directas, será muy difícil que puedan subsistir.

Desde Ciudadanos hemos tenido claro que era el momento de ayudar a nuestras pymes y autónomos, a los grandes sectores y a los pequeños negocioes. Por eso, desde el minuto uno de la pandemia presentamos numerosas iniciativas en el Congreso, y también enmiendas a los Presupuestos para intentar ofrecer un salvavidas a estos sectores.

Entre otras, hemos presentado una enmienda para reducir el IVA del sector turístico al 4% mientras se mantengan las restricciones de movilidad, y el Gobierno la ha rechazado. Y hemos presentado también una enmienda para crear un fondo de 20.000 millones de euros para ayudas a fondo perdido para el sector turístico y de la hostelería, para que puedan afrontar estos momentos tan duros, pero el Gobierno también lo ha rechazado.

Tenemos que ser conscientes de que el Gobierno se ha desentendido, en gran parte, de la gestión de la segunda ola. Se ha borrado a la hora de tomar decisiones que nos faciliten estas fechas a los ciudadanos y al sector turístico. No ha querido ni liderar, ni elaborar un Plan Nacional de Choque para hacer frente a las consecuencias devastadoras de la pandemia, y han tenido que ser las Comunidades Autónomas quienes tomaran las decisiones que debía tomar Pedro Sánchez.

En definitiva, el Gobierno ha dejado solo, abandonado a su suerte, al sector turístico.

Ahora que llegan las Navidades no podemos perder de vista la crisis económica, pero, ante todo, no debemos perder de vista la pandemia que todavía nos acecha. Todos y cada uno de nosotros podemos poner nuestro granito de arena en estas fechas tan señaladas para salvar vidas y empleos.

Podemos seguir comprando nuestros regalos de Navidad y así apoyar a nuestro comercio. Una gran parte del sector ha ideado formas para que todos podamos hacer nuestras compras navideñas cumpliendo con las medidas de protección.

Podemos dedicar más tiempo a nuestros hijos, y jugar con ellos, y apoyarnos en los restaurantes para que nos hagan llegar a casa las cenas especiales de estas fiestas.

Podemos regalar experiencias de turismo interior para disfrutar cuando la pandemia empiece a dar un respiro.

Desplacémonos solo si las restricciones nos lo permiten, porque así estaremos luchando contra el virus.

Serán las Navidades del cariño en la distancia, del respeto, de pasar más tiempo en casa, de hacer brindis telemáticos. Serán unas Navidades donde, si somos responsables, estaremos regalando salud a las personas que más queremos y también a las que no conocemos. Serán las Navidades en las que, siendo responsables, haremos el mejor regalo posible a nuestros sanitarios: un respiro más que merecido. Serán las Navidades que, en un futuro, se recordarán como algo diferente, o especial, algo que contar a nuestros hijos y nietos. Pero habrá que superar la pandemia para contarlo todos.

Tenemos que ser conscientes de la situación que el mundo está viviendo. Una pandemia lo cambia todo. Esta Navidad, el mejor regalo es la responsabilidad.

BIO | Mari Carmen Martínez es Portavoz de Cs en la Comisión de Comercio y Turismo del Congreso.

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