El PSOE ha vuelto a teñir de rojo Andalucía, tradicional feudo socialista que, sin embargo, gobierna la derecha desde hace poco menos de un año. La victoria de este domingo de Pedro Sánchez vuelve a insuflarle algo de oxígeno a Susana Díaz, que ha afrontado cada cita con las urnas desde el pasado 2 de diciembre, cuando perdió la Junta, como una auténtica prueba de fuego. De momento las ha superado, haciendo suya la victoria de otros, lo que le permite agarrarse un poco más fuerte a esa cuerda floja por la que camina desde hace meses.

La cita del 10-N ha sido también un examen a la derecha andaluza y a un Gobierno pionero en España, de coalición entre el PP y Cs y con el apoyo necesario de Vox. Un examen que los de Abascal, que no gobiernan, pero sí han conseguido imponer sus políticas en la región a base de acuerdos presupuestarios, han pasado con nota: terceros y con el doble de escaños andaluces. Los populares recuperan la segunda posición y ganan 4 diputados, lo que permitirá al presidente de la Junta, Juanma Moreno, sacar pecho por su labor al frente del Gobierno andaluz. Todo lo contrario que el vicepresidente naranja, Juan Marín, que sale tan tocado y hundido como Rivera. 

Teresa Rodríguez perdió el pulso con Iglesias y ahora se deja también un puñado de votos en el camino y 3 escaños. Ah, y Errejón se queda sin rascar nada en Andalucía.