Luis Algorri Periodista
OPINIÓN

El señor Juan

Un hombre usando mascarilla como precaución por el coronavirus.
Un hombre usando mascarilla.
Izzul Ahmad/Europa Press
Un hombre usando mascarilla como precaución por el coronavirus.

Cuando escribo esto se está terminando de hundir el Mobile World Congress por culpa del coronavirus. Iban a venir a Barcelona unas cien mil personas y la mitad eran chinos. Se comprende el temor, aunque la indisimulada alegría de la extrema derecha, que se alegra de todo lo que les salga mal a los catalanes, no tiene justificación.

Pero el coronavirus (que ahora se llama covid-19: me imagino que habrá protestado Urdangarin, pensando que lo de "coronavirus" iba por él) está teniendo efectos catastróficos para personas que no tienen la culpa de nada, como el señor Juan. Es el que lleva, desde hace más de diez años, la tienda de los chinos que hay en la esquina de mi casa. Ustedes adivinarán que no se llama Juan: su nombre es Huan, pero las viejitas del barrio no entienden de sutilezas idiomáticas y lo han simplificado en Juan. Está casado con una chica guapísima que se pinta mucho y que va envejeciendo poco a poco, y tienen un niño que al principio, cuando era chiquitín, era la alegría del barrio y que ahora es un adolescente gordo e insoportable.

Ya casi nadie entra en la tienda del señor Juan. Ni en ninguna otra que lleven chinos. Las viejitas se van silenciosamente al DIA o al Mercadona o donde sea. El señor Juan está desesperado porque hace muchos años que no va a China, pero eso las viejitas no lo saben. El crecimiento del virus se aleja ya mucho de las terroríficas previsiones iniciales, que vaticinaban para hoy 52.000 muertos y dos millones y medio de infectados, pero eso tampoco lo saben las viejitas, que tienen mucho miedo. Yo sigo comprando el pan donde el señor Juan y procuro darle ánimos. Pobre hombre. Ahora vende mascarillas de plástico.

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