Una masiva manifestación en Madrid expresó ayer la protesta contra los indultos del Gobierno a los condenados por el procés. El escritor Andrés Trapiello lo resumió atinadamente: “No puede ser tachado de facha quien defiende lo mismo que el presidente del Gobierno hace no tanto”. El indulto es una prerrogativa legal que puede chocar, a la vez, con la defensa de la legalidad. Es una decisión de calado que no cabe solo en la simplificación “revancha frente a magnanimidad”.
Los indultos, ni siquiera en este caso, tienen efectos mágicos. Una vez que se aprueben, la legalidad democrática seguirá siendo el camino por donde construir la convivencia. Y vuelta a empezar.
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