Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El robo al anuncio de 'La Casa de Papel' en la madrileña calle Alcalá

Acción publicitaria de La casa de Papel en Banco de España
Acción publicitaria de La casa de Papel en Banco de España
20minutos
Acción publicitaria de La casa de Papel en Banco de España

Peatones en la Gran Vía intentando robar un lingote de oro. Ha sucedido este fin de semana. Los lingotes de oro eran de mentira, claro, pero los viandantes intentaban arrancarlos de las emblemáticas bocas de metro de Banco de España, donde habían sido colocados con motivo del estreno del desenlace de La Casa de Papel

Eso sí, los intentaban arrancar de las barandillas del metro sin que se notara demasiado, como si fueran ladrones profesionales. Una señora tiró, tiró y, de repente, el lingote se soltó. Del susto, gritó. "Ay", dijo. Aunque, claro, rápidamente, se puso a disimular como ese niño pequeño que se acaba de percatar de que está haciendo algo mal. Ya hecho el destrozo, metió el lingote en el bolso y se marchó como si nada, calle Alcalá arriba. Sólo le faltó silbar un poco, para disimular y evidenciar aún más que se llevaba algo que no era suyo. Aunque no tuviera nada de valor.

Los lingotes solo forman parte de una acción publicitaria para promocionar el estreno de la última tanda de capítulos de La Casa de Papel. Los de Netflix son prestidigitadores del marketing. Su implantación social es fruto de mucha inversión en publicidad táctica, que genera una sugestión colectiva de percepción de éxito. Todo para crear esa sensación de que estás en Netflix o te pierdes lo que ve la gente.

Para mantenerse en ese candelero del imaginario colectivo, la plataforma bajo demanda debe marcar cada semana una cita. No dan datos de audiencia. Así, directamente, no tienen fracasos. Ellos insisten en lo que debemos ver, invirtiendo para que sus contenidos estén presentes en la calle, proyectando la sensación de acontecimiento social.

Y la última idea, tampoco muy original, ha sido despedir La Casa de Papel decorando las salidas de las estaciones de metro de Banco de España con paredes de lingotes de oro. Perfecto para que, bajo el legendario e identitario cartel de metro, madrileños y turistas se hagan en estos días de puente su foto con el oro español. Y que esas imágenes las suban a sus perfiles de Instagram o Twitter, y que sus amigos las vean, y las comenten, y las compartan. Es la nueva publicidad: la que no sólo llama la atención del que se topa con ella, también se expande por las redes sociales de los usuarios a través de sus fotos, multiplicando la relevancia de tal producto. Son los propios peatones los que mueven el anuncio porque no parece que sea un anuncio como tal: es como un regalo de Netflix. La gente se siente implicada con una serie que ha triunfado también por la autenticidad reconocible de su estética. Las máscaras, los monos rojos, los lingotes...

"La Casa de Papel es parte de la idiosincrasia entrañable, torpe e incontrolable de la picaresca española que llevamos dentro. Hasta para llevarnos un trozo de un anuncio a casa".

Ha habido muchas ficciones de robos con ladrones, pero el triunfo de La Casa de Papel, nacida en Atresmedia, está en que estos tienen ese punto emocional de la picaresca española que no se parece a nada, que nos hace empatizar con ellos y entender mejor sus motivaciones. Esa picaresca que también representan, sin saberlo, esos propios paseantes que no sólo se conforman con una foto posando con los lingotes en la estación de Banco de España y, al final, deciden intentar robar uno (o dos, o tres) para llevárselo de recuerdo a casa. Aunque sólo sea un trozo de madera pintado de dorado. Da igual, si hace falta se rompe la acción publicitaria para tener un trofeo de La Casa de Papel. Y sentirse especial.

Una serie que recuerda lo importante de que las ficciones atesoren esa aplastante iconografía que trasciende hasta convertirse en disfraz de moda o, en este caso, en souvenir deseado para un mueble de tu salón. Esto de arrancar lingotes de una boca de metro, probablemente, no pasaría en otra ciudad europea pero quizá por eso también La Casa de Papel nació en España, aunque su fenómeno ahora sea global. Es parte de la idiosincrasia entrañable, torpe e incontrolable de la picaresca nacional que llevamos dentro. Hasta para llevarnos un trozo de un anuncio a casa.

Lingotes desaparecidos de 'La Casa de Papel en el metro de Banco de España
Lingotes desaparecidos de 'La Casa de Papel' en el metro de Banco de España
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