El escritor y periodista Paco Candel supo narrar como nadie los momentos de ocio de la clase obrera de la Gran Barcelona. Él nos contó que en los alrededores de los merenderos de Las Planas, en plena sierra de Collserola, «hay de todo; aquello es ‘Jauja’».
Huelga decir que, en tiempos de la República, centenares de trabajadores celebraban allí el primero de Mayo. Hoy en los parajes que describiera Candel, el balanceo de los pinos sigue agitando el humo de las barbacoas para disfrute de los visitantes. Pero en el corazón de Barcelona nada es Jauja.
Proteger actividades ciudadanas solidarias es una obligación de las administraciones
En la plaza de la Gardunya, tras el mercado de la Boqueria, se ha improvisado un punto de encuentro de turistas hambrientos y trotamundos sedientos. Vecinos y comerciantes se quejan de su uso inapropiado y han bautizado la plaza como ‘El merendero de la Gardunya’.
Dicen que el Ajuntament tiene previsto derribar edificios para adecentar la zona; cierto, pero aún no ha sido capaz de explicitar cual es el futuro del ‘Jardinet dels Gats’; una entidad de voluntariado dedicada a la protección y control sanitario de gatos callejeros. Un colectivo que realiza una labor pedagógica y social con mayores y adolescentes con problemas.
En la ciudad no todo es piedra, transporte y movilidad. Proteger actividades ciudadanas solidarias es una obligación de las administraciones.
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