Diego Carcedo Periodista
OPINIÓN

Asia se altera

Marines surcoreanos patrullan en la isla de Yeonpyeong, siutada en el Mar Amarillo
Marines surcoreanos patrullan en la isla de Yeonpyeong, siutada en el Mar Amarillo
EFE
Marines surcoreanos patrullan en la isla de Yeonpyeong, siutada en el Mar Amarillo

Dos incidentes graves alteraron la pasada semana la tranquilidad que parecía estarse disfrutando en el continente asiático. Los conflictos latentes entre cuatro países fronterizos y rivales han revivido de pronto las tensiones con incidentes graves y sendas amenazas para la paz.

El primero surgió entre Corea del Norte y del Sur cuando militares del Norte volaron con explosivos la sede, creada hace dos años, para ejercer como oficina de enlace y canalizar, a modo de embajada, las relaciones cotidianas entre los dos países. La explosión derribó el edificio de cuatro plantas levantado en la zona desmilitarizada y parte de las viviendas de los funcionarios encargados de los escasos contactos existentes. 

El Gobierno de Pyongyang explicó que se trataba de una represalia por los globos con propaganda anticomunista que exiliados del Norte en Seúl lanzaban sobre su territorio. Paralelamente, daban por cancelados todos los acuerdos que habían establecido en unos momentos de cierto desbloqueo de la tensión tradicional que existía tras la guerra que concluyó en la división en dos Estados y diferentes regímenes políticos.

El segundo incidente grave se produjo en la frontera, con límites mal definidos, en el Himalaya entre militares chinos e indios. La batalla se prolongó varias horas. Veinte soldados indios murieron, lo mismo que un número indeterminado de soldados chinos. Pekín no ha facilitado datos sobre sus víctimas.

Incidentes de esta naturaleza son frecuentes, pero ninguno de tanta gravedad desde hace tiempo. El presidente indio ha amenazado con represalias. Se trata de los dos países con más habitantes del mundo, vecinos, ambos con armas nucleares y siempre con relaciones complejas.

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