Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

El coronavirus y su sesgo retrospectivo

Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.
EFE
Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.

El Covid-19 nos ha hurtado nuestras vidas. A algunos se la robó para siempre, víctimas mortales de un enemigo invisible que irrumpió de improviso imponiéndose en todo el planeta a otras preocupaciones que ahora se nos antojan nimias. 

El virus ha logrado así que resulten ridículas las mezquindades doctrinarias y las trifulcas políticas o territoriales que hasta ahora anegaban inmisericordes la vida pública española. Ni siquiera el cambio climático ocupa espacio alguno en los medios y eso que sus consecuencias no se esfumarán porque lo orillemos en nuestras tribulaciones.

Ni en la peor de nuestras pesadillas imaginamos que algo así pudiera pasarnos en el siglo XXI a causa de un virus. Tampoco lo hicieron los que ahora gastan su energía en reproches a la respuesta que se está dando al problema en tiempo o forma y que, siendo discutible, no es el momento de ser discutida. 

Seguro que si a finales de febrero, cuando surgieron los primeros contagios en España, se hubieran aplicado las duras restricciones impuestas hace una semana la cifra de contagiados sería ahora mucho menor y la epidemia estaría bastante más controlada. 

Tan cierto es como que si en aquel entonces, no tan lejano, hubieran ordenado a la población el confinamiento en sus casas, el cierre de bares y restaurantes y cesado la actividad comercial paralizando la economía, los reproches se habrían disparado en sentido contrario acusando de lunáticos y totalitarios a quienes lo decretaran ya fueran alcaldes o jefes de gobierno.

Ahora nadie duda que nunca debió celebrarse la manifestación feminista del 8 de marzo aunque cabe recordar que ese mismo fin de semana hubo encuentros de fútbol que abarrotaron estadios, cines y teatros que llenaron sus salas, y la madrileña plaza de toros de Vistalegre congregó a 9.000 seguidores de Vox bajo una estructura cerrada. 

"La percepción del problema entonces nada tenía que ver con la que rige ahora"

Es obvio que nada de eso debió acontecer y que la contundencia tendría que haberse impuesto antes, tan obvio como que la percepción del problema entonces en nuestro país y en casi toda Europa nada tenía que ver con la que rige ahora.

En los prolegómenos de la epidemia algunos incluso creímos erróneamente asistir a la reedición de una crisis como la de las vacas locas o la provocada en 2009 por la gripe aviar cuya alarma provocó la compra de 3 millones de tratamientos antivirales y 37 millones de vacunas por valor de 300 millones de euros que casi no se utilizaron. 

La experiencia ha demostrado que la naturaleza de esta amenaza biológica es, por desgracia, muy distinta. En el mismo error de diagnóstico incurrieron en lo económico quienes mantuvieron sus ahorros al albur de los mercados y que tampoco imaginaron que el coronavirus causara semejante debacle en las bolsas.

No tiene sentido flagelar ni flagelarse porque a toro pasado todos acertamos y una vez visto todos somos muy listos. Es el llamado «sesgo retrospectivo» que Sánchez citó en el Congreso para cubrirse de las críticas de la oposición y de sus propios socios de investidura. Gastar la energía en reproches es inútil y nocivo en esta circunstancia. Esta guerra solo podemos ganarla unidos.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento