Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Lealtad mal entendida

Cospedal y Rajoy en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP.
Cospedal y Rajoy en una imagen de archivo.
EUROPA PRESS
Cospedal y Rajoy en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP.

Ni Mariano Rajoy ni Dolores de Cospedal, y aún menos Jorge Fernández Díaz, armaron el tinglado de financiación ilegal que había montado en el Partido Popular. Las cuentas oscuras en esa formación vienen de mucho más atrás, aunque el relanzamiento, por ser preciso, tiene un punto claro de ignición en 1996, cuando su gerente, Luis Bárcenas, contacta con el conseguidor Francisco Correa y conforman un mecanismo para favorecer en los concursos públicos de la Administración a las empresas que inyecten dinero en el partido.

En aquel entonces, el presidente del PP se llamaba José María Aznar y el secretario general, Francisco Álvarez Cascos. Esa maquinaria perversa que onerosamente alimentó la caja B del partido funcionó como un reloj suizo, nunca mejor dicho, hasta 2009, año en que Cospedal, nombrada meses antes por Rajoy secretaria general del PP, decide destituir a Bárcenas como tesorero del mismo.

"A Francisco Martínez la ambición política le condujo a cometer un error por el que ya está pagando un alto precio"

El temor al escándalo, por el conocimiento exhaustivo que Luis Bárcenas tenía de las corruptelas de la casa, y un sentido de la lealtad al partido mal entendido debieron disuadir a Rajoy y a Cospedal de tirar de la manta. Lejos de hacerlo, trataron de tapar aquello malamente y terminaron pagando políticamente los pecados de sus predecesores, algunos de los cuales siguen dando lecciones de moralidad allí donde les escuchan.

Francisco Martínez, el hombre que ocupa estos días las portadas de todos los medios por sus explosivas revelaciones sobre el caso Kitchen, también se equivocó con la lealtad. Un tipo culto, brillante y con una formación muy por encima de la media de sus compañeros de partido al que la ambición política le condujo a cometer un error por el que ya está pagando un alto precio. Desde su cargo de secretario de Estado y número 2 del Ministerio del Interior aceptó presuntamente lo inaceptable: montar con recursos públicos un aparato parapolicial con el objeto de espiar al extesorero del PP y sustraerle aquellos documentos que pudieran demostrar las corruptelas en el partido hurtándoselas a la Justicia.

"Casado es el heredero de una marca sobre la que ahora pesa una acusación demoledora"

Serán los jueces quienes determinen quiénes están implicados y quiénes no en semejante monstruosidad, pero, aunque aquí no quepa la obediencia debida, hay demasiadas evidencias sonoras y escritas de que Martínez no estaba solo en la fechoría. Sus declaraciones han apuntado directamente contra Fernández Díaz, Cospedal y el propio Rajoy, señalamientos que anuncian una situación muy complicada de gestionar para la actual dirección del PP.

Tan cierto es que Pablo Casado por su posición entonces nada pudo tener que ver con los turbios manejos de sus predecesores como que él llegó a la dirección del partido de su mano y que es el heredero de una marca sobre la que ahora pesa una acusación demoledora.

Resulta inimaginable que una situación que acongoja con motivos sobrados a toda la estructura del PP, incluida su atónita militancia, no le preocupe a Casado. Así lo expresó esta semana en la COPE, argumentando que Francisco Martínez ya no está en el PP y que no entró en sus listas electorales por alguna razón. Dice el líder popular que si hay alguna persona en el PP que tenga relación con el caso, "caerá quien tenga que caer". Y así sucederá sin más remedio, porque la tormenta será brutal, habrá sapos difíciles de tragar y esta vez no quedará espacio ni para la lealtad mal entendida.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento