Se trata de que vengan los Reyes pero que nadie vaya a verlos, no físicamente al menos. Este año no habrá carrozas, ni danzantes ni personajes fantásticos envueltos en lentejuelas.
La cabalgata estará en el cielo, con los juegos de luces y los fuegos artificiales, y en el éter gracias a las retransmisiones televisivas. Habrá toda suerte de montajes virtuales, visuales y musicales para mantener la ilusión del advenimiento de los magos de Oriente sin darle facilidades a la pandemia.
Nunca será igual que los fastos de siempre pero este año el mejor regalo de Reyes es la salud.
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