Carlos Mur de Víu Doctor en Medicina y especialista en Psiquiatría
OPINIÓN

¿Hacia la psicosis vírica?

Trabajadores de Irán desinfectan los vagones de metro en Teherán.
Trabajadores de Irán desinfectan los vagones de metro en Teherán.
EFE
Trabajadores de Irán desinfectan los vagones de metro en Teherán.

Un día más, la epidemia de coronavirus inunda la actualidad informativa. Declaraciones como la advertencia de pandemia por la OMS, o el número creciente de poblaciones en aislamiento incrementan la preocupación y el pensamiento suspicaz. En ocasiones, olvidamos que la única vía de contagio confirmada es el contacto con las secreciones que se generan con la tos o estornudo de una persona enferma.

No difundimos que las mascarillas son esencialmente útiles para que estas no transmitan el virus a la gente que les rodea, y para que los profesionales sanitarios se protejan en su trabajo; quizá no sea preciso agotar sus existencias en las farmacias. Las elucubraciones acerca de un hipotético cierre de fronteras en la UE y los futuribles impactos en la economía se superponen a hechos objetivos como la caída bursátil y el aislamiento de turistas.

Las psicosis son aquellas enfermedades mentales cuya característica principal es la pérdida del juicio y del contacto con la realidad, cursando habitualmente con delirios y alucinaciones. Numerosas enfermedades neurológicas, metabólicas o autoinmunes provocan los citados síntomas, además de una baja introspección. Dichas psicosis se habían señalado en la infección por otro virus, el VIH, también en seronegativos de la década de 1980.

Personas sanas que identificaban el SIDA como un castigo divino, el cual era contagioso a través del teléfono o de la televisión se alejaban del pensamiento lógico tanto como muchos podrían hacerlo ahora, en la era de la conectividad masiva. El mejor antídoto será siempre la adecuada información y prevención, responsabilidad de todos.

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